Ulysses S. Grant, un yanqui en la Alhambra

EL general Lee, el líder del ejército confederado, se rindió ante uno de los personajes claves en la historia de Estados Unidos, el general Ulysses S. Grant, en el palacio de justicia de Appomatox, una de las escenas más reproducidas por el llamado cine histórico. Fue la mano derecha y bélica de Lincoln. Llegó a convertirse, en 1868, en el décimo octavo presidente de Estados Unidos, incluidos los estados del Sur, y el más joven a sus 46 años. Fue reelegido en 1872, pero este segundo mandato le llegó envenenado por algo tan actual como la corrupción y la impopularidad, al verse implicados varios de sus familiares en lo que hoy sería tráfico de influencias y cobro de comisiones. En el caso del 'Grant-gate', el tema estaba relacionado con la construcción de ferrocarriles y la crisis económica de 1873. Tras agotar el mandato de su presidencia y marcado por esa impopularidad que le costó ser derrotado por los demócratas en la cámara de representantes, decidió dar la vuelta al mundo. Grant y su esposa estaban en una gira mundial que comenzó en mayo de 1877 y terminó con un retorno triunfal a los Estados Unidos en septiembre de 1879. El viaje fue financiado a través de fondos privados por la generosidad de Nueva York y amigos de Filadelfia.

Así fue como a finales de 1878 decide viajar por Europa, un itinerario que le lleva a residir en París y posteriormente iniciar un recorrido por España y Portugal. Los papeles de Ulysses, la correspondencia tanto la oficial como la remitida a la familiares, muestra un escaso entusiasmo por España. Continuamente se queja de las incomodidades y subdesarrollo de la España de la época, y sobre todo de sus ferrocarriles, mucho menos lujosos y eficaces que los construidos por aquellos entonces en Estados Unidos. Sus impresiones de España fueron negativas. Observó que no había "ninguna integridad entre la clase dominante" y predijo la revolución. "No hay ningún lugar en el mundo donde el viaje es tan incómodo como en España", escribió en una de sus cartas.

El cónsul de EE UU en Burdeaux fue el encargado de comunicar a Alfonso XII la visita del que fuera premier americano. Le solicita al monarca que fuera atendido conforme a su rango y valía. Así fue y el joven Borbón invita al general Grant a presidir unas maniobras militares próximas a la localidad de Vitoria. Grant, en la correspondencia existente, se muestra sorprendido ante la disciplina del ejército español y su gran calidad. En España acababa de firmarse la Paz del Zanjón, que daba fin a la insurrección cubana, gracias en buena parte a que el gobierno estadounidense había retirado su apoyo a los rebeldes.

El general estadounidense, acompañado de su secretario y de su esposa, llega a Madrid un 18 de octubre y le agrada la capital. Visita al Príncipe de Asturias, y los museos, entre ellos el Prado, y decide trasladarse también a El Escorial. Ulysses S. Grant es de origen judío y debió tener noticias de la importancia de la ciudad de Toledo como centro de las tres culturas, de ahí que decidiera visitar la ciudad y más concretamente su sinagoga. El 27 de octubre se encuentra en Lisboa, donde es agasajado por las autoridades, pero las menciones al país luso no son muy extensas y parcas en elogios. En noviembre inicia su viaje por Andalucía, donde recorre Córdoba, Sevilla y Cádiz, para recalar finalmente en Gibraltar. Es recibido por el gobernador de la plaza británica, en la que permanecerá hasta el día 19, para dirigirse a Granada. La rúbrica del 'General Grant' aparece en el tomo segundo del libro de firmas de la Alhambra, con la fecha de 20 de noviembre de 1878. "Encontramos Granada con mucho frío, pero no cabe duda de que es una ciudad maravillosa", escribió Grant. La cita es de las pocas elogiosas que se encuentran referidas a su viaje por España. En Málaga se limitó a reunirse con la autoridad naval británica y posteriormente embarcar con destino a Barcelona y con parada en Cartagena. También se paseó durante un día por las calles de Alicante, así quedó reflejado en un diario local, que dio noticia de la presencia de incógnito del líder estadounidense. En general, al militar yanqui España no le pareció un país muy interesante, aunque reconoció que el sur le sorprendió especialmente. Grant prosiguió su viaje a lo largo y ancho de este mundo por Rusia, China e India para finalmente recalar de vuelta a casa.

Su costoso tren de vida y su falta de habilidad comercial le llevaron a la bancarrota, de la que solo pudo salir antes de su muerte gracias al contrato para la publicación de sus memorias, consideradas por los críticos estadounidenses como las mejores escritas nunca por un comandante norteamericano. Las de Grant pasan todavía por ser unas de las memorias mejor construidas, por su minuciosa investigación, y escritas, por su belleza formal, de la historia, lo que siempre levantó la sospecha de que Mark Twain había hecho algo más que "ligeros cambios", así lo dijo él, de edición del texto. En realidad, 'negros' han existido siempre detrás de ese subgénero. Ulysses S. Grant, un héroe de la guerra civil norteamericana, presidente desde 1869 a 1877, las escribió por dinero y sus editores fueron Samuel Clemens (Mark Twain) y su sobrino Charles L. Webster. Las sacó a la luz en 1885, poco antes de morir de un cáncer de garganta, y su viuda cobró 400.000 dólares por derechos de autor.

La tumba del General Grant se encuentra en el barrio de Morningside Heights al norte de Manhattan, en Nueva York. El memorial está construido cerca del Riverside Park, que domina el río Hudson. Nueva York fue la ciudad escogida para acoger el monumento, ya que Grant iba a menudo y quería rendir homenaje a los habitantes de la Gran Manzana que le habían sostenido los últimos años de su vida. El edificio fue sufragado con una gran contribución pública. Más de un millón de personas asistieron al desfile fúnebre de Grant en 188, que estuvo marcado por la presencia reunida de diversos generales de la Unión y de los estados del Sur.