Granada

Abusos sexuales de profesores en Granada: Maristas pide "perdón" por los casos denunciados por antiguos alumnos

  • El centro asegura que cuando tuvo constancia de la denuncia inició una investigación que no concluyó en nada y por eso el docente pudo continuar su trabajo con los niños

Maristas Granada pide "perdón" por casos de abuso sexual de un profesor denunciados por antiguos alumnos

Maristas Granada pide "perdón" por casos de abuso sexual de un profesor denunciados por antiguos alumnos

El colegio Maristas de Granada ha hecho público un comunicado oficial para pedir "perdón" por los casos de abusos sexuales de profesores denunciados en los últimos días por antiguos alumnos del centro a través de testimonios publicados en medios nacionales. 

"Un medio de comunicación (en referencia a El País) ha publicado un artículo sobre abusos sexuales cometidos por un profesor de Maristas de Granada", así arranca el comunicado que Maristas Mediterránea y Maristas Granada han publicado para salir al paso de la oleada de críticas por el supuesto silencio que durante años habría mantenido el centro, según los mismo testimonios. 

El colegio niega que tuviera conocimiento de las primeras denuncias que ha hecho públicas ahora el escritor Ernesto Pérez Zúñiga. El autor se ha sumado a los testimonios inicialmente publicados por el medio nacional, sobre todo tras leer el relato de Manuel Garach Gómez, de Granada, que contaba los presuntos abusos de un profesor, Guillermo García, alias Willy, con el que tuvo contacto en los años ochenta.

Lo más crítico para el centro es que Pérez Zúñiga afirma en su testimonio público que ya lo denunció a los Maristas mucho antes, en 1988, e hicieron caso omiso: “El colegio ha tapado y protegido a un pederasta durante 30 años”, ha declarado el autor.

El comunicado de Maristas asegura que sobre lo relativo a la denuncia de los hechos en 1988, "no se tenía conocimiento previo desde la provincia. El H. Eliseo -al que se señala como director en la época- no recibió información alguna sobre ello y, además, llegó al colegio para ser director a partir de septiembre de 1989. Al anterior director, al H. Carlos Rubio, no podemos acudir porque por desgracia se encuentra ya fallecido".

En cambio, sobre las denuncias de 2010, "sí se tenía constancia y se informó de que fue atendido por el colegio entonces; y en cuanto se recibió la denuncia, se investigó y actuó de forma semejante a las gestiones y procesos que se desarrollan hoy en día", exponen los actuales responsables.

El equipo directivo de esa época (2010) "escuchó a la persona denunciante, le informó de que era la primera noticia que recibían al respecto y se iniciaron una serie de investigaciones, además de colaborar con la Policía tras la denuncia interpuesta por la persona afectada".

Pero el asunto no llegó a nada y esta es la explicación del centro: "Se abordó el tema con un amplio número de integrantes de la comunidad educativa (antiguos alumnos, educadores, participantes en campamentos, etc) sin encontrar testimonios semejantes ni confirmaciones de la existencia de hechos similares a los denunciados ni anteriores ni posteriores. Se informó de tal extremo a la Policía, quien comunicó al colegio que la denuncia interpuesta no tendría recorrido porque el caso estaba prescrito".

Ahora el centro pide "perdón a cualquier persona que se haya sentido víctima por haberle fallado y no haber sido capaces de protegerla y cuidarla. Además, condenamos enérgicamente cualquier situación de este tipo; nos entristecen y las lamentamos profundamente, con independencia de su origen o tiempo".

Maristas asegura que siempre investigan los casos. "Siempre que se recibe alguna información de este tipo sobre casos históricos, el primer paso es verificar la información y, tras ello, en coordinación y comunicación directa con las personas afectadas, llevar a cabo todas las actuaciones que resulten oportunas para ofrecer y trasladar a las víctimas un proceso integral en clave de justicia restaurativa".

Desde antes de 2010, la persona acusada "ya no organizaba campamentos relacionados con Maristas y, desde entonces, también dejó de ser tutor de curso, pero no se contaba con ningún otro aspecto sobre el que sustentar actuaciones en el ámbito laboral". 

El escrito Ernesto Pérez Zúñiga es uno de los denunciantes de abusos sexuales en el colegio Maristas de Granada. El escrito Ernesto Pérez Zúñiga es uno de los denunciantes de abusos sexuales en el colegio Maristas de Granada.

El escrito Ernesto Pérez Zúñiga es uno de los denunciantes de abusos sexuales en el colegio Maristas de Granada.

El testimonio de Ernesto Pérez Zúñiga, publicado por el El País este 28 de julio, expone el perfil del supuesto profesor pederasta como un docente dinámico del colegio, que organizó un coro e hizo un montaje de Jesucristo Superstar que se representó durante años en Granada. Pérez Zúñiga recuerda: "Teníamos 13 años, quedábamos con él en un bar, jugábamos al futbolín, tomábamos una cervecita. Nos llevaba de acampada, los fines de semana íbamos a su casa, en una urbanización de las afueras, a hacer fiestas, podías invitar a tu novia, nos quedábamos a dormir. Claro, es que le decías a tus padres que ibas con el profesor y se fiaban. Era listísimo, iba seleccionando, según quién le gustaba y se hacía amigo de sus padres”.
Según el mismo testimonio, el docente también organizaba acampadas de fin de semana en casas que alquilaba en pueblos de la Alpujarra, como Tocón de Quéntar, Moclín y Ferreirola. “Cuando nos quedábamos en su casa a dormir, él dormía con nosotros. Se ponía en medio. Iba paso a paso, iba creando el clima para su ataque con nocturnidad, que es lo que me pasó a mí. Lo hizo en un momento de debilidad, que tenía problemas en casa, y él lo sabía. Le dijo a mi madre que me dejara ir a pasar el fin de semana, para olvidar un poco. En plena noche me empezó a meter mano, me quedé congelado. Al final le paré”.
También las informaciones del mismo medio mencionan otras denuncias más antiguas en el colegio de Granada, durante el curso 1965/66. Otro exalumno relata abusos del hermano Clemente, apodado Don Quinito, que daba clase de dibujo en el primer curso del Bachiller Elemental, con niños de 10 y 11 años: “Habitualmente utilizaba mi mano para masturbarse en medio de la clase, mientras los más de cuarenta niños del aula estaban con las tareas. Nunca me atreví a comentárselo ni a mis padres. Pero la rabia todavía me dura 53 años después”.

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