"Hay que actuar de forma realista en el Sacromonte, no sólo desde la añoranza"
A sus 67 años, Miguel Olmedo Benítez reconoce que hoy es uno de los días más felices de su vida; ingresa en la Academia de Bellas Artes con la firme intención de que la institución sea referente en el diseño de la ciudad
Miguel Olmedo ama su profesión y ama su ciudad. Dos características que le llevaron a encerrarse un mes bajo la nieve y la lluvia en las cuevas del Sacromonte para estudiar el hábitat en el conocido enclave. Doctorado en Arquitectura con una tesis sobre las cuevas granadinas y reconocido especialista en Urbanismo, Olmedo reconoce que hoy es uno de los días más felices de su vida. Entra a formar parte de la Academia de las Bellas Artes.
-¿Cuáles serán las claves de su discurso 'Miradas sobre la ciudad'?
-Lo que quiero transmitir es que la ciudad es de todos los fenómenos culturales: la arquitectura, la pintura, el color, la literatura, la poesía e incluso la música. El lugar donde habitamos nos conecta con todas las artes y Granada es uno de los mejores ejemplos.
-Hable de Granada. ¿Cúales creen que son sus puntos débiles y fuertes?
-En Granada coinciden ambos términos, los puntos fuertes son también los puntos débiles de la ciudad. Estamos hablando de una ciudad muy condicionada por un entorno único y singular protagonizado por la Vega y Sierra Nevada. Granada es un gran trípode en el que asienta la Alhambra, el Albaicín y la Vega, tres elementos mágicos. Por eso es una ciudad que tiene que crecer con mucha cautela y de forma muy consensuada.
-Se nos ocurren otras debilidades, por ejemplo la movilidad.
-El tráfico, la congestión, unidos a esa dificultad de Granada para expandirse sin deshacer el medio físico que es su riqueza son otra gran debilidad. Por eso ser urbanista en Granada es muy difícil, pero yo soy optimista, estoy seguro de que se puede conseguir aunar ambas circunstancias.
-Ha dicho que en este escenario es importante el consenso y, Granada no se caracteriza por aunar posturas con facilidad...
-Es fundamental unir a las instancias municipales, profesionales, urbanistas y a la ciudad entera. Mi objetivo es que la Academia adopte un papel preponderante en estos temas y se convierta en un elemento a tener en cuenta.
-¿Es partidario por tanto de preservar la Vega a toda costa?
-Granada tiene una ventaja, y es que es la primera provincia andaluza con un plan de ordenación territorial de la Vega desde 1999, por tanto hay un orden en su Vega y en su forma de crecer si seguimos fieles a ese modelo. Si llega el momento de ampliarlo, tendremos que ver cómo se hace. Es un reto importante, pero ciudades históricas han demostrado que con un buen proyecto y con sensibilidad cualquier problema se convierte en una solución.
-¿Qué solución le daría a la degradación del Sacromonte?
-El Sacromonte es un enclave que conozco particularmente bien. Es difícil porque es una infravivienda, se quiera o no, y por eso hay que tratarlo no solo desde la añoranza, sino también desde un punto de vista técnico para que sea un hábitat real. Las cuevas del Sacromonte son uno de los grandes retos de Granada por su singularidad como hábitat junto a los Cármenes. Yo creo que son salvables y es posible poner este enclave en órbita otra vez, sobre todo teniendo en cuenta las posibilidades de las nuevas tecnologías que permiten la regulación climática. Su riqueza no sólo es turística, también etnográfica y étnica.
-¿Y el resto de la ciudad? ¿Qué le parece el modelo de ciudad que plantea el nuevo PGOU?
-Me parece prematuro emitir un juicio de valor sobre el PGOU. Se trata de documentos de una elaboración muy grande que se van perfilando por ensayo error hasta que al final se consigue un documento final. Creo que es mejor no emitir ninguna valoración hasta que se conozcan proyectos concretos, pero tienen buenos objetivos como el respeto a la Vega, los parques periurbanos o la accesibilidad y las comunicaciones. De todas formas cualquier idea es susceptible de llevarla a la perfección o convertirse en una tentativa fallida.
-De todas formas usted dice que es optimista respecto a la Granada del futuro...
-Soy muy optimista y creo que se puede diseñar bien la Granada del siglo XXI. Hubo una generación a principios de siglo que fue la de las azucareras, la de una burguesía emergente que proyectó la Carretera a la Sierra y la apertura de la Gran Vía de la que todavía estamos viviendo. Yo tengo esperanzas en esta Granada del siglo XXI que desempeñará el mismo papel impulsor de la ciudad.
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