El baño de "granadinidad" de Felipe VI: de la Virgen de las Angustias a la Gran Vía pasando por San Jerónimo

El Rey queda maravillado por el Monasterio renacentista que acogió la reunión de las Reales Maestranzas de Caballería y la entrega del premio Hernán Pérez del Pulgar

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Felipe VI muestra sus respetos al Gran Capitán en la ofrenda floral su tumba en la iglesia de San Jerónimo
Felipe VI muestra sus respetos al Gran Capitán en la ofrenda floral su tumba en la iglesia de San Jerónimo / Antonio L. Juárez / GPMedia

"Me voy al Centro a hacer unos recaos". Puede ser una de las frases más típicas del granadino de a pie. Pues algo así hizo ayer Felipe VI en Granada: hacer unos recaos por el Centro, pero de esos que suele hacer un Rey. Es decir, presidir actos de alta nobleza, entregar premios militares, reunirse con empresarios, pero también algo muy de aquí, muy nuestro, como ir a primera hora de la mañana a la Carrera a hacerle una visita a donde vive la Patrona. Así transcurrió una nueva visita del jefe del Estado a la ciudad, quizás la más granadina de las últimas que ha girado el monarca a la capital, y donde nuevamente se ha puesto la mano en el pecho para agradecer el cariño mayoritario de los granadinos. De la Basílica al Monasterio de San Jerónimo, donde quedó boquiabierto por la inmensidad de una de las joyas renacentistas del patrimonio granadino, terminando el Palacio de Santa Paula, ahora hotel, antiguo convento, en plena Gran Vía.

Lo cierto es que Granada estaba ayer para chillarle. Un cielo azul amenazante de un calor exagerado pero llevadero, salvo para quienes fueran de uniforme o chaqueta, trinante y a la vez alergénica, pero irresistible para ser pateada de cabo a rabo. Lustrosa en su patrimonio y orgullosa de sus tradiciones. De esta forma recibió la ciudad a Felipe VI a las puertas de la Basílica de la Virgen de las Angustias, donde renovó la condición de hermano mayor perpetuo que tiene la Casa Real con la hermandad patronal de Granada. Los plataneros cobijaban ya del incipiente calor a unos entusiastas granadinos que vitorearon al monarca, pero que también se encontró con la protesta de algunos manifestantes de la plataforma La Calle Mata, que habían acudido con carteles. Uno de los activistas, incluso, pudo intercambiar y estrechar la mano del Rey.

Las aclamaciones al Rey se repitieron en Rector López Argüeta, en concreto en el Real Monasterio de San Jerónimo, donde tuvo lugar el acto central de la agenda real de este viernes en Granada. El rumor de la expectación de la llegada del monarca se colaba amortiguada en el compás del recinto, unos jardines que rebosaban primavera, para lo bueno y para lo malo, sobre todo para los alérgicos. Más apaciguada aún, sonaba la letanía en las voces de los niños del coro de la Escolanía de la Catedral de Guadix que cantaban misa en el interior de la iglesia del monumento.

Felipe VI fue recibido en el patio del Monasterio por el hermano mayor de la Real Maestranza de Caballería de Granada, Gonzalo Martínez-Carrasco, quien le entregó el bastón de mando de la hermandad para presidir la sesión como hermano mayor honorario. Al saludar a los otros cuatro Reales Maestrantes de España, los invitados llegaron al refectorio del monumento, situado delante del claustro principal, donde un frondoso manto verde compuesto por naranjos ya florecidos aún inundaba de algo de azahar la instancia. Un centenar de maestrantes de Sevilla, Zaragoza, Valencia y Ronda, muchos de ellos pertenecientes a la nobleza, participaron en la reunión anual de este grupo que se desarrolló a puerta en privado. Vamos, un cónclave.

Cerca de veinte minutos después terminó la reunión. Ya esperaban al monarca Juanma Moreno, Marifrán Carazo, Pedro Fernández, y altos cargos militares, para subir una planta y asistir al acto público de la entrega del premio Hernán Pérez del Pulgar, héroe de la Guerra de Granada. Por unanimidad, el galardón se ha concedido al teniente coronel Fernando Cid Auñón por el trabajo Conocernos más, decidir mejor. ¿Cómo mejorar la toma de decisiones en Operaciones?."Para este humilde soldado, representa un honor recibir este premio de manos del Rey, el primer soldado de España", expresó Cid Auñón, que cumple 31 años dentro del Ejército este 2025, en un emocionado discurso de agradecimiento.

El premio Hernán Pérez del Pulgar tiene gran relevancia dentro del Ejército de Tierra, y se constituyó en el año 1999, dos años después de la creación del mando de Adestramiento y Doctrina (Madoc), y tuvo su primera convocatoria el año 2000. El premio conmemora y recuerda al Ilustre Soldado Hernán Pérez del Pulgar, héroe de la guerra de Granada y cronista, que falleció en agosto de 1531.

Ya a esa hora empezaba a colarse en el ambiente un olor a estofado, a guiso. En un lugar habitado por monjas de clausura, el olfato se alimentaba solo. La planta baja del claustro principal se había transformado y ya había mesas y manteles. Era el final del trayecto en el Monasterio, el cual recorrió Felipe VI en compañía de Gonzalo Martínez-Carrasco, el maestrante mayor de Granada, quien explicó al monarca los tesoros de una de las gemas más impresionantes del patrimonio histórico de la ciudad, y probablemente de los más infravalorados.

Felipe VI entró a la iglesia de San Jerónimo para realizar la tradicional ofrenda floral ante la tumba de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán. Detallista el monarca, al colocar la corona de laurel con la bandera de España, no pareció gustarle cómo quedaba para la foto y recolocó el caballete para que la instantánea quedara fetén. Lo cierto es que tenía el sentido estético subido el Rey. No de otra manera se explicaba las veces que, de forma completamente natural, levantaba la cabeza para contemplar el retable mayor de la iglesia, o los impresionantes artesonados que coronan el templo. El frescor interior también ayudaba a quedarse varios minutos de vida contemplativa. Él pudo hacerlo. La seguridad no dejó al resto, que se tuvo que conformar con unos naranjos del patio exterior. Que ni tan mal.

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