Las cabañuelas predicen un año lluvioso y frío

Eugenio Salguero estima desde Capilerilla los pormenores del tiempo de 2011 gracias a la observación

Las cabañuelas predicen un año lluvioso y frío
Nacho Martín / Motril

31 de diciembre 2010 - 01:00

El año que se va ha sido extraño, meteorológicamente hablando. Ha habido unas temperaturas altas después del verano, lo que ha dejado imágenes insólitas de baños en la playa hasta primeros de noviembre, mientras que el frío, cuando ha entrado, también en otoño, ha sido tan extremo que se parecía al más duro invierno. En los últimos años el tiempo está loco, según admiten no sólo los meteorólogos sino también los cabañuelistas, especialistas en observar la naturaleza para realizar sus propias predicciones, mediante métodos ancestrales. Y no suelen fallar.

Un año más, Eugenio Salguero, el más famoso de la provincia de Granada, ha hecho pleno en sus augurios para este año. Y ya tiene anotado en su libreta el tiempo que nos deparará 2011.

"El año nuevo que entra no diferirá sustancialmente del que se va". Esta es la principal conclusión a la que llega el cabañuelista de Capilerilla tras realizar su particular pronóstico.

Desde la terraza de su casa, un lugar de la Alpujarra desde donde a 1.300 metros sobre el nivel del mar se ve el Mediterráneo, en los días claros se alcanza a vislumbrar el continente africano. Con la vista puesta en este privilegiado lugar, Eugenio hizo el pronóstico de las cabañuelas en agosto.

El método para él es sencillo. En cuanto se levanta, como todos los días, a las 5 de la mañana para ordeñar las cabras, observa el color del mar. Así, por ejemplo, "si es oscuro es que hará frío, si en cambio es claro es que hará buen tiempo". También analiza el aire, "es bueno el que viene de Poniente, si viene de Levante es malo, igual que el que viene del Sur". Todas estas observaciones las recoge en su libretilla de forma escueta, pero clara y profunda.

Cada día de agosto se corresponde con un mes del año próximo: el 1 con enero, el 2 con febrero y así sucesivamente hasta el día 12, que son "las directas". Luego analiza de igual manera los 12 días siguientes que él llama "las retornadas". Salguero utiliza el método que se conoce como el de los 24 días.

Según este sistema, el año 2011 será lluvioso en los primeros cinco meses: "hasta mayo, lluvia; junio, julio y agosto serán frescos y tormentosos; y en septiembre volverá el agua hasta diciembre", explica. En general, será un año fresquito.

El octogenario alpujarreño confiesa que todo lo que sabe en la vida lo ha aprendido del campo y de lo que le han trasmitido las mayores. Por desgracia, no pudo ir a la escuela, porque acabada la guerra, tuvo con 9 años que ponerse al cuidado del ganado. Esta afición de predecir el tiempo la ha heredado de su abuelo José, quien le instruyó en unos conocimientos básicos, que él ha ido perfeccionando con el transcurso de los años.

Eugenio Salguero lamenta que después de tantos años no sabe "aún" determinar la cantidad de lluvia que va caer. " Yo sé que va a llover, pero no cuánto, no quisiera morirme sin saberlo, pero me parece a mí que no voy a descubrir esa fórmula", bromea.

Las cabañuelas son fundamentales para las gentes del campo, pues pueden conocer de antemano el tiempo que va a hacer, para planificar las cosechas o atender mejor a los animales, aunque admite que siempre puede haber sorpresas. Según este pastor, "el año pasado vinieron en agosto los abejarrucos, que habitualmente no acostumbran a dejarse ver hasta que madura la uva, así que barrunté que sería un presagio que al final resultó ser de mejor tiempo del habitual. Yo sabía que no era algo fuera de lo normal".

En los años de Eugenio, ha visto cómo ha cambiado la atmósfera incluso hasta el aire tan limpio y puro de estos pueblos de La Tahá. "En la época en que se trillaba el trigo me asomaba desde la terraza a contemplar en la noche el cielo estrellado, veía un conjunto de estrellas a las que llamaba las cabrillas, formadas por dos 2 filas de 3 estrellas, capitaneadas por una que iba delante, que era el pastor, ahora en cambio es imposible vislumbrarlas, quizás estén tapadas por algún viento o calima".

Por el momento, se conforma con ver diariamente sus propias cabrillas en el establo y continuar con su vida cultivando el campo que le da el sustento necesario, completando su cuaderno con anotaciones diarias.

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