La Casa Museo Manuel de Falla cierra sus puertas hasta el próximo año por obras de mejora

Desde este sábado y hasta enero del próximo año, el espacio estará cerrado debido a las actuaciones en el exterior

Falla y su casita azul y blanca

Imagen de archivo de la Casa Museo.
Imagen de archivo de la Casa Museo. / GH

Quienes este sábado quieran visitar la Casa Museo Manuel de Falla tendrán que quedarse a las puertas del edificio, puesto que desde este 8 de noviembre el centro permanecerá cerrado debido a las obras de carpintería exterior que se van a llevar a cabo en el edificio y que mantendrán el espacio inaccesible para el público hasta enero, con un día exacto aún por confirmar.

Ha sido la propia Casa Museo, a través de sus redes sociales, quien ha anunciado este cierre, explicando que estas actuaciones forman parte de las labores de conservación y mejora de las instalaciones, con el objetivo de garantizar la seguridad, la adecuada preservación del inmueble y ofrecer unas mejores condiciones a los visitantes.

Fue también a través de sus redes sociales cuando este verano la Casa Museo anunció su cierre durante una semana por falta de personal, una situación que llevó al PSOE de la capital a denunciar la “falta de previsión y la nefasta gestión cultural” del equipo de gobierno de la alcaldesa Marifrán Carazo.

Pero aún más sonado fue su cierre a principios de siglo. En 2003, el espacio volvió a abrir sus puertas tras dos años cerrado a causa de unos trabajos de restauración y con todas sus salas devueltas al estado en que el músico las dejó cuando marchó a a Argentina a finales de los años 30 del pasado siglo, abandonando la casa en la que había vivido dieciocho años y compuesto sus obras más conocidas, como La vida breve, El amor brujo o El sombrero de tres picos.

En 1941, los amigos del compositor desmontaron la casa por deseo expreso de Falla, al que le preocupaban los robos que estaba sufriendo su hogar. Más de medio siglo después, en 2001, cuando se emprendió la rehabilitación de la casa de Falla, la intención de Manuel Rubio –coordinador de la casa museo– era “sobre todo, mantener el ambiente de la casa y convertirla en un museo donde el compositor siguiera vivo”. Con la intención de ser lo más fiel posible al estado original del carmen, el equipo recurrió a los dibujos que Hermenegildo Lanz realizó antes de desmontar la vivienda. Gracias a los bocetos, los técnicos descubrieron la esencia del compositor bajo los retoques de la posterior arrendataria del inmueble, la duquesa de Lecera. Tras su fallecimiento, la casa quedó desocupada hasta que la adquirió el Ayuntamiento en los años 60.

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