La hemeroteca, aunque en desuso, todavía sirve para explicar la realidad muy bien. Y los detalles, las pequeñas huellas en las que casi nadie repara, también. En esta historia confluyen ambas, una minidenuncia ciudadana a través de esta imagen que muestra el estado de abandono o dejadez, cuando no de incongruencia, en la que muchas veces se incurre en esta ciudad.

El 18 de abril de 2001, mañana justo hará 20 años, se plantó un cedro en los Jardines del Triunfo para conmemorar el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor. Un cedro que ha sido aniquilado.

El árbol fue donado por el Centro Español de Derechos Reprográficos, cuyo acróstico es precisamente CEDRO. Es probable que hace dos décadas algún munícipe se hiciera la foto con tal motivo para aprovechar los actos del Día del Libro.

Lo que no se sabe es lo que le pasó después al cedro plantado en el Triunfo, pero sí que fue cortado hace ya bastantes años.

Seguramente se secó o una enfermedad acabó con él, pero la placa sigue ahí, impertérrita, diciendo que aquel cedro conmemora el Día del Libro. Los cedros, árboles en forma de cono, ramas horizontes y hojas perennes, pueden alcanzan hasta 50 metros de altura y durar muchos años.

Este nunca llegó a viejo. Pero la placa sigue allí, seguramente para demostrar que las incongruencias son frecuentes en el devenir de esta ciudad. Incongruente y triste para una ciudad que aspira a ser la más cultural y verde, pero los hechos dicen otra cosa diferente.

La placa conmemorativa de la plantación en 2001 y el triste cedro cortado