Hace justo un año era un negocio próspero, uno de los emblemas de la calle Alhamar antes incluso de que se convirtiera en uno de los sitios de moda de la capital. Su especialidad eran las berenjenas y el pescadito frito, todo en un ambiente familiar en un negocio que había pasado de padres a hijos y que llevaba décadas como uno de l referentes a la hora de hacer una parada culinaria. Pero llegó la pandemia y La Blanca Paloma se ha visto obligada a echar el cierre tras soportar un año en el que se ha sumado un confinamiento letal para los negocios y una bajada del negocio, en parte por las restricciones Covid y en parte por el propio miedo de muchos de salir a la calle con tres olas del coronavirus de por medio.

La Blanca Paloma se había adaptado hace un lustro a los nuevos tiempos y habría acometido una gran reforma, algo que han hecho multitud de establecimientos de la zona para modernizar su imagen. Ahora, 35 años después de subir por primera vez la persiana, se ven obligados a bajarla.

La Federación de Hostería  y Turismo de Granada recalca el negocio en las empresas turísticas y hosteleras ha caído un 90% o más en los últimos once meses, casi un año en el que menos del 20 % de los 450 establecimientos hosteleros de la provincia de Granada resiste abierto y con ocupaciones que no llegan al 5%.

Las agencias de viaje llevan once meses sin facturas, como los 200 guías turísticos que no han cobrado 

La hostelería, que tras tres cierres está abierta con limitaciones de espacio y horarias, ha perdido el 70% de su negocio, lo que influye en los datos de un sector que mantiene en el ERTE o en desempleo al 80% de sus 16.000 trabajadores. 

La Federación de Hostelería y Turismo ha lamentado sufrir las consecuencias de una "expropiación encubierta" y ha pedido ayudas y planes específicos que lleguen directamente al sector, un plan de rescate ambicioso como el que que puso en marcha para salvar a los bancos.