Ciudad de los Niños, el lugar de los pequeños milagros humanos desde hace 75 años
Este centro educativo granadino brinda desde 1950 una serie de herramientas que acompañan a niños con problemas familiares durante su juventud, desde la acogida residencial hasta la inserción laboral y emancipación
Un salvavidas en mitad de la Vega

Granada/Corría el año 1950. El hermano Carlos, un jesuíta con la aspiración de crear una fundación para ayudar a niños y jóvenes en situación de desamparo, acude a un orfanato de Armilla para comenzar a trabajar con infantes cuyos padres son temporeros, están cuidados por personas muy mayores o, directamente, están solos. El gobernador civil de Granada, interesado en su labor, acude al fraile para atender a los niños que viven de pedir en la calle, fundando la Casa de Santa Inés. Es en este momento en el que Carlos se da cuenta de la cantidad de jóvenes que viven en estas circunstancias y de que el simple hecho de darles cobijo no sería suficiente.
Buscando su adaptación en una sociedad que no espera a nadie, funda el Hogar de los Aprendices: un espacio de formación en el que los jóvenes reciben una oportunidad en forma de oficio. De igual manera, en honor al nombre del padre del gobernador civil, crea el Hogar de San Antón para acoger a los más pequeños que todavía no pueden aprender un trabajo. Carlos todavía no lo sabía, pero acababa de nacer el espíritu de lo que constituye la Ciudad de los Niños. En el año 1965, el jesuita adquiere gracias a las donaciones altruistas y herencias de aquellos interesados en aportar su grano de arena a este proyecto el terreno en el que se edifica el centro educativo a día de hoy, centralizando todas estas labores en un mismo punto, a través de la Fundación Hermanos Obreros de María, fundada por él mismo.
El presente de Ciudad de los Niños
Así relataba con orgullo Marta Rodríguez, directora de Ciudad de los Niños, los pilares que les siguen sosteniendo. 75 años después, describe la labor que realizan a día de hoy: “Las necesidades son diferentes, pero al final el objetivo es el mismo. Acompañar a nuestros jóvenes, no sólo a nivel académico sino sobre todo a nivel personal, para favorecer un desarrollo integral que les ayude a nivel académico pero también a gestionar sus emociones, compensando aquellas carencias que traen para que puedan dar respuesta a las demandas sociales que hay hoy en día”. En este sentido, la docente hace hincapié en el término “educar para la vida”, donde no sólo importa la formación académica sino formarlos en valores, para que sean unos futuros ciudadanos responsables, proporcionándoles estrategias y habilidades que les proporcionen un mayor desarrollo personal y una integración social y laboral real.
Ciudad de los Niños es un espacio que busca continuar la labor del hermano Carlos adaptada a los tiempos de hoy en día. En este sentido, además del colegio concertado gratuito, al que pueden acceder todo tipo de estudiantes, con mayores o menores dificultades, encontramos otras muchas herramientas: el Centro de Día, un programa de compensación educativa para alumnos de entre 3 y 18 años provenientes de familias con especial dificultad para atender a sus hijos debido a su situación socio-laboral o personal; la Escuela Hogar, un espacio donde pueden residir entre semana los estudiantes que requieran apoyo escolar, desarrollo personal y mejora de sus relaciones para facilitar el acceso a estudios obligatorios, ofreciendo un apoyo individualizado para que consiga un acompañamiento adecuado en el que psicólogos, trabajadores sociales y educadores realizan intervenciones con el menor y su familia; el Centro Residencial de Protección de Menores, donde se desarrolla el Programa de Acogimiento Residencial Básico en el que se asume la responsabilidad sobre el desarrollo integral de los niños que atienden a nivel biológico, afectivo, educativo y social; y el Programa de Emancipación, en el que se trabaja con jóvenes de entre 18 y 25 años vulnerables y en riesgo de exclusión, que provienen del Sistema de Protección de Menores pero se encuentran desprotegidos a su mayoría de edad, trabajando en todas las áreas de su vida buscando un desarrollo personal y social que procure una madurez que le permita adaptarse a la sociedad, incluyendo todo lo necesario para su emancipación como la gestión de su documentación, la obtención de un puesto de trabajo o la búsqueda de vivienda.
Educar desde la responsabilidad
Los principios que rigen la entidad siguen siendo los mismos desde que el fraile comenzó con su labor. El más importante es acompañar al menor, presente o no dificultades, para favorecer su desarrollo integral. "No nos podemos centrar en un único ámbito de su vida, nos tenemos que centrar en todos para responder a cualquiera de sus necesidades. Estas pueden ir desde solo necesitar el colegio con su centro de día, hasta necesitar la Escuela Hogar, ser atendidos desde Protección de Menores o formar parte de nuestro Programa de Emancipación. Debemos ofrecerles todo tipo de actividades, programas y proyectos que den respuesta a sus requisitos y favorezcan su inserción social y laboral, en un reciclaje contínuo que vaya estableciendo mecanismos de mejora por parte de nosotros, los profesionales", ha explicado la directora. En este sentido, ha añadido que se debe educar desde la responsabilidad, conociendo la realidad de los menores y, si vemos algo que no está funcionando, debemos ponerlo en conocimiento de la institución que corresponda.
Todo esto se hace desde lo que se conoce en la entidad como pedagogía del afecto, consistente en que el niño sepa que está siendo acompañado, que se le quiere y que se le comprende, pero que hay unos límites y unas normas que hay que cumplir, puesto que, en la vida real, si no es así conlleva unas consecuencias que te tienen que hacer rectificar para que sean, al final, una manera de aprender. "La pedagogía del afecto se aplica continuamente y la puesta de límites es uno de los principales principios que marcan nuestro trabajo diario. Por supuesto va de la mano de la calidez humana y la implicación de todos los que trabajamos aquí, porque tú marcas a los niños y ellos a ti. El trabajo va más allá: no me quedo simplemente en la respuesta en mi horario laboral, me lo llevo en la cabeza y el corazón a mi casa para darle vueltas viendo cómo te voy a ayudar y cómo vamos a hacer para salir adelante en el acompañamiento en el que estamos juntos". ha relatado la docente.
“En el día a día convivimos con menores cuyas familias han aportado todo lo que tienen para que sus hijos vengan a este país a buscarse un futuro, como es el caso de los que vienen en patera, que ven que esta es una oportunidad a la que tienen que aferrarse como un clavo ardiendo. Es un éxito y un orgullo ver que llegan sin saber leer y escribir y se van con una formación profesional, ya que abarcamos desde la etapa infantil hasta el Programa de Emancipación. Pueden entrar siendo súper peques y salir siendo hombres o mujeres con un puesto de trabajo. Muchos se quedan con nosotros porque encuentran en Ciudad de los Niños un hogar, una familia, que les va a abrir puertas para encontrar lo que vienen buscando: un mejor futuro”, ha relatado Marta Rodríguez. También hace mención al papel de las familias colaboradoras, que en el caso de aquellos jóvenes del Programa de Protección de Menores que luchan contínuamente con su gestión de emociones y la frustración de querer estar con su familia, siendo conocedores de que no pueden porque no es el momento o no se dan las circunstancias, encuentran un apoyo que les muestra lo que es una familia estable, con una estructura de relaciones sanas que les enseña que es posible tener otro tipo de entorno familiar.
Financiación y periodo de matriculación
Si bien Ciudad de los Niños es un centro concertado que cuenta con el apoyo de instituciones públicas, que consolidan la base para poder funcionar, necesitan ir más allá. El papel de las instituciones privadas resulta clave en este proceso, ya no sólo para firmar convenios para el Programa de Emancipación o realizar las prácticas de la Formación Profesional, sino para poder continuar manteniendo y mejorando las instalaciones y servicios que ofrecen. "Tenemos unas instalaciones tremendamente grandes, y cuando has empezado a arreglar por un lado, ya se ha estropeado por otro. Estamos en un continuo proceso de mejora, pero para ello necesitamos donaciones, tanto desde empresas privadas como particulares. No tienen que ser grandes cantidades, las cosas del día a día también son importantes. Por ejemplo, el otro día un señor nos donó las cortinas del salón de actos, que llevaban mucho tiempo sin cambiarse y estaban estropeadas. Es muy bonito que, para cuando los niños hagan sus actuaciones, tengan una presencia y un espacio de calidad para ellos. Algo pequeñito para nosotros es un grano de arena con el que poco a poco construir una duna", ha explicado.
En el mes de marzo, se abre el plazo de matriculación para infantil, primaria y secundaria. La directora recuerda que este no es un espacio únicamente para menores en situaciones complicadas, cualquier joven puede acceder y formar parte de lo que ella denomina una gran familia. "Invitamos a aquellos niños que acceden por primera vez al sistema educativo y a aquellos que quieran que nuestro centro sea el suyo y se convierta en su casa, aquí estamos con los brazos abiertos para recibirlos y apoyarles", ha concluido la docente.
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