Los comedores de la Universidad de Granada, bueno, barato e inclusivo
El servicio que da 2.500 comidas al día cuenta con cartelería inclusiva que permite a personas neurodivergentes desenvolverse con autonomía
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Los comedores de la Universidad de Granada, auténtico signo de distinción de la institución y que da de comer cada día a unos 2.500 estudiantes y trabajadores universitarios, son desde este lunes todavía un poquito mejores, más accesibles e inclusivos. Los cinco espacios donde se sirven menús cuentan desde esta semana con cartelería que permite a personas neurodivergentes tener un espacio más amable, menos árido, y que facilita su autonomía.
La señalética accesible se reparte en un centenar de carteles que cuelgan del techo o están en la pared. Se muestra dónde se rellena la jarra de agua, dónde hay que pagar, quién puede entrar en los comedores y quien no, cómo pagar o dónde está la salida. Es posible que quienes hoy son usuarios habituales de este servicio echaran en falta algunos de estos indicativos el primer día que entraron en los comedores.
Se han repartido en los cinco comedores, Fuentenueva, Cartuja (donde también hay vinilos en el suelo), Informática, el PTS y en el Isabel la Católica, donde se dan los últimos retoques a la iniciativa. La iniciativa ha tenido el apoyo de la Fundación Purísima Concepción y el Ayuntamiento de Granada, y a la puesta de largo de la iniciativa asistieron representantes de asociaciones como Aspace, Frater, Proyecto Hombre, la Asociación de Personas con Daño Cerebral, Aluma y Mírame. La disposición de los carteles y el contenido ha contado con el trabajo de un equipo de evaluadores con discapacidad intelectual de la Fundación Purísima Concepción.
Gustavo Zeballos, psicólogo y coordinador técnico de la asociación Mírame, destaca que esta iniciativa tiene un doble sentido. Por un lado hace más accesible ese espacio a personas que tengan dificultades y por otro, de forma indirecta, permite concienciar a la comunidad universitaria de la existencia de este colectivo. "Cuando vemos una rampa es cuando nos damos cuenta de que hay personas de que las necesitan".
Carlos Pérez, socio de la misma asociación, reconoce que pese a que "queda mucho por hacer" la iniciativa que ahora se aplica en comedores -y que hace unos meses se presentó en Ciencias Económicas y Empresariales- puede marcar una diferencia entre ser usuario o no. Una persona neurodivergente que encuentre un espacio adaptado puede sentirse más receptiva a la hora de hacer uso de ese servicio.
Saray Muñoz, técnica de la Fundación Purísima Concepción, apunta a que lo más complicado ha sido "casar la norma con el espacio". Llevar a lectura fácil términos como ovolacteovegetariano es un reto, reconoce. "Hay que jugar con lo que hay y con lo que se puede adaptar".
La normativa de 2022 exige que todos los espacios públicos sean accesibles no solo físicamente, también cognitivamente. Esto implica contar con recursos -como la cartelería con textos simples, tipos de letra claros, tamaño adecuado o pictogramas- que permitan a las personas que lo necesitan desenvolverse con autonomía. "Es algo que favorece a todo el mundo, también a personas como estudiantes erasmus que no conocen el idioma", explica la técnica del Secretariado de Inclusión del Vicerrectorado del ramo de la Universidad de Granada Laura del Pino.
La presentación de la cartelería inclusiva contó con la presencia de la vicerrectora de Igualdad, Inclusión y Compromiso Social, Mar Venegas, la directora del Secretariado para la Inclusión, María Ángeles Martínez, el presidente de la Fundación Purísima Concepción, Antonio Linares, el responsable del servicio de Comedores, Jorge Sevilla, y la concejal de Política Social, Familia, Discapacidad y Mayores, Amparo Arrabal, que agradeció el compromiso de la Universidad y destacó que el 26 de noviembre se celebrará la primera gala de la discapacidad.
Todos ellos subrayaron lo valioso de la actuación realizada en comedores y que con estas medidas "ganamos todos", según dijo Sevilla.
Aproximadamente un 2% del estudiantado universitario a nivel nacional tiene algún tipo de discapacidad. En la Universidad de Granada no hay un censo pero se estiman unas 800 personas matriculadas con y sin discapacidad que están valoradas con necesidades específicas de apoyo educativo (NEAE).
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