Historias diarias del Covid-19

Hacer la compra en tiempos de coronavirus: el día a día de los imprescindibles en los supermercados de Granada

Clientes aguardan en la cola para entrar a comprar en el supermercado Covirán de Ancha de Gracia de Granada.

Clientes aguardan en la cola para entrar a comprar en el supermercado Covirán de Ancha de Gracia de Granada. / Antonio L. Juárez/Photographerssports

La semana del 9 de marzo, antes de que empezase todo, fueron comprobando cómo cada vez eran más los granadinos que acudían en masa a adquirir todo tipo de productos. Frutas, verduras, conservas, y... Cómo no, también papel higiénico. Cuando el día 16 entró en vigor el estado de alerta, ellos continuaron acudiendo sin excepción a su puesto de trabajo para que el resto de la población pudiese seguir abastecida. Esta semana, con la puesta en marcha de medidas aún más restrictivas por parte del Gobierno, se encuentran entre los pocos sectores que no han cesado su actividad diaria. Fernando y Carlos Bailón son dos ejemplos de los que se han convertido en los imprescindibles, aquellos que detrás del mostrador de la carne, el pescado o la caja, también tienen que hacer frente al coronavirus: los trabajadores del supermercado.

"El primer fin de semana, el que se comenzó a anunciar todo, fue una locura. La gente venía a comprar en masa y cargaba sobre todo frescos. Ahora, la cosa sigue más o menos igual pero la mayoría son pedidos", explica Fernando Bailón, quien regenta el supermercado Covirán de Albolote, mientras que su hermano hace lo propio en el de Ancha de Gracia de Granada capital. Junto a ellos, son 20 las personas que mantienen el pulso al Covid-19 en estos dos supermercados en los que, como no ha podido ser de otro modo, también se ha adaptado el servicio tanto a las necesidades de la población como a la situación.

Carros preparados para el reparto a domicilio. Carros preparados para el reparto a domicilio.

Carros preparados para el reparto a domicilio. / R. G.

Guantes de plástico para cada uno de los clientes que va a acceder al interior, aforo de ocho personas para el establecimiento de Granada capital y de 15 para el de Albolote, colas con un metro y medio de separación y desinfección de la cinta de la caja –en la que uno no puede colocar su compra hasta que no se haya ido la persona anterior– o el datáfono entre cliente y cliente, son algunas de las medidas de prevención que se llevan a cabo en dos supermercados que han visto cómo la forma de comprar de los granadinos ha cambiado por completo.

"Seguimos aceptando dinero en efectivo para quienes vienen al super, pero lo cierto es que si antes tan solo el 15% pagaba con tarjeta, ahora esta práctica ya alcanza el 55%", relata Bailón, que además explica las medidas que se toman a la hora de realizar repartos a domicilio. "Las consignas son claras. La gente nos hace los pedidos por teléfono o por Whatsapp y nosotros se lo llevamos a casa, le dejamos la compra salvando las distancias y el pago tiene que ser electrónico. O tarjeta o por bizum", afirma Bailón, una medida con la que prevenir el contacto directo de sus empleados que, ataviados con mascarillas y guantes, también están preocupados por la situación.

"Se está viviendo con mucha tensión. Si uno de los trabajadores lo pillara, al estar en contacto directo con los demás tendríamos que cerrar. Las mañanas son el momento más duro para todos, porque todos están preocupados por sus familias", explica el regente de este Covirán que, además, insiste en la importancia de la conciencia de los consumidores.

"Nosotros extremamos las medidas de precaución cada día, pero los clientes también tienen que poner de su parte. Hay quienes están concienciados y quienes no, porque a veces te encuentras clientes echados en los cristales de la charcutería o que se te pegan y te tocan para pedirte algo y es duro", confiesa Fernando Bailón.

Una de las cajeras desinfecta la cinta antes del siguiente cliente. Una de las cajeras desinfecta la cinta antes del siguiente cliente.

Una de las cajeras desinfecta la cinta antes del siguiente cliente. / G. H.

Sin embargo, aunque ahora todos los trabajadores están equipados con guantes y mascarillas, la búsqueda de estos materiales no fue fácil. "Cuando todo comenzó no teníamos material suficiente, así que tuve que hacer un llamamiento por Twitter para ver si alguien nos lo podía facilitar y lo conseguimos", relata Bailón, una muestra también de la solidaridad de la población con aquellos que trabajan para mantener el abastecimiento.

Precisamente, estas muestras de agradecimiento también se han repetido en alguna ocasión en los supermercados de los hermanos Bailón. "La semana pasada, una chica nos trajo media docena de mascarillas de tela que habían tejido en Albolote. Alguna que otra vez, un hombre, que tiene un jardín en su casa, trajo flores para los trabajadores cuando vino a comprar. Son muestras de cariño que se agradecen", asegura.

Sin embargo, la situación ya empieza a ser algo más crítica en cuanto a la seguridad, algo que también les ha llevado en los últimos días a extremar precauciones con el fin de evitar robos: "Sabemos de algunos atracos o robos que ya han venido produciéndose en la provincia, así que hemos extremado las medidas de seguridad en los dos supermercado para evitar problemas tanto para los trabajadores como para los clientes".

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