El 'edificio amarillo' cambia de color
Quinientos mayores del barrio cuentan los días para trasladarse en verano al que será en nuevo Centro de Mayores Joaquina Eguaras · Desde hace dos años esperan el acondicionamiento del edificio
Actualmente los grafitos invaden sus paredes y los alrededores del centro están de todo, menos decentes. Sin embargo, dentro de unos meses el conocido como 'centro amarillo' cambiará de color. Quizás comience a llamarse el 'edificio verde'. El color lo imprime la esperanza de las más de quinientas personas mayores que, si las previsiones no fallan, tendrán antes del verano instalado en el inmueble en nuevo Centro Social del barrio. Para ellos, la cuenta atrás ha comenzado y no hay día que pase que no piensen en el día de su traslado. Es normal.
La asociación de mayores de Joaquina Eguaras es una de las más numerosas de la ciudad y, hoy por hoy, cuentan con un local en la zona que tienen que distribuir en espacio y horario "para que todos puedan realizar sus actividades", explican los miembros de la directiva, y aún así tienen lista de espera.
Hacen encaje de bolillos. La entrada de la sala para los del dominó, las mesas de atrás para las de la costura, a la derecha la mesa para hacer el papeleo de los nuevos miembros y, en dos minutos, todo se transforma cuando quieren hacer gimnasia. La promesa de que el descuidado edificio amarillo sería un centro de mayores se mantiene desde el año 2005, pero, realmente, no ha sido hasta hace unos nueve meses cuando la escuela taller ha comenzado a adecuar las instalaciones. Techos, paredes y ventanales. "El edificio toma forma, pero queda muchísimo... no sé si estará para el verano", comenta el presidente, Diego Millán. En realidad le queda adecuar por dentro el local, instalarle las conducciones eléctricas, de agua y calefacción y amueblarlo.
De todas maneras, la esperanza es lo último que se pierde y los miembros de la asociación ya sueñan con los 750 metros cuadrados que el Ayuntamiento tiene reservados. Sus previsiones ya están claras. Además de mantener sus clases de baile, las de coro y las de gimnasia, que requieren mayor espacio, quieren introducir una serie de ordenadores para dar clases de informática, además de adecuar otra sala para instalar una biblioteca.
Aunque llevan tiempo esperando que el centro sea para los mayores, puede que la tardanza tenga su recompensa y que el Ayuntamiento les ceda la también la parte delantera del inmueble, por lo que contarían con 1.700 metros, dónde tiene previsto instalar una pequeña cafetería, una peluquería de señoras y caballeros, y en los laterales de la entrada, una pista de petanca.
Por el momento, para ellos todas sus previsiones son una esperanza. Mantienen que ha sido su esfuerzo y el haber creado "una familia" en la asociación lo que ha hecho que el número de socios suba como la espuma. Ellos, que se acercan ya a la barrera de los 60 representan ser en unos momentos turbios un colectivo que ofrece luz y la otra cara de la Zona Norte.
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