El embovedado, la Vega y el PTS, puntos críticos ante una inundación en Granada
El Plamigra 2025 actualiza el protocolo de actuación ante catástrofes por lluvias y fija la predicción de avenidas en las cuatro cuencas de la ciudad: Genil, Darro, Beiro y Monachil
Así sería el Cecopi en una inundación en Granada
Tras la DANA del 29 de octubre de 2024 que afectó a Valencia principalmente pero también a Andalucía, la necesidades de planes claros ante inundaciones para mitigar sus efectos ha aumentado, incrementándose además la sensibilidad social sobre avisos ante riesgos y buena gestión. Una lección, la de Valencia, que hace mirar con otros ojos los planes locales de prevención de inundaciones así como ampliar su conocimiento ciudadano. En Granada el pasado lunes se celebró junta de protección civil para aprobar el Plan Municipal de Riesgo de Inundaciones (Plamigra) 2025, el documento que incluye todo el protocolo de actuación ante una inundación en la ciudad y que además recoge los puntos más conflictivos de la ciudad, los de mayor riesgo ante posibles avenidas, y ayuda a prevenir sus efectos. Conceptos todos que desde 2024 despiertan un mayor interés entre la población ya que el plan se ejecuta desde hace décadas pero ahora si cabe se le presta más atención por los efectos sobre la población que puede acarrear una buena o mala coordinación y gestión. En Granada se tienen registradas hasta 29 inundaciones consideradas importantes desde el 11 de abril de 1482 con la salida del cauce del Darro hasta el 23 de marzo de 1983, provocada por el río Beiro y arroyos varios que produjeron la inundación del casco urbano con numerosos daños y desperfectos al alcanzarse hasta 115 litros en 5 horas.
En ese documento se aclara que las inundaciones constituyen uno de los principales riesgos relacionados con fenómenos de la naturaleza en Granada, atravesada por cuatro cuencas fluviales: Genil, Darro, Beiro y Monachil). Según el plan, consultado por este periódico, las inundaciones son en el entorno de Granada "el fenómeno natural que con mayor frecuencia se manifiesta dando lugar a situaciones de grave riesgo colectivo o catástrofe".
Buena parte del plan se centra en analizar los cursos fluviales que atraviesan la ciudad: Beiro, Darro, Genil y Monachil. Aunque estos no son los únicos cursos fluviales susceptibles de generar problemas, "sino que son múltiples los barrancos de menor entidad que pueden afectarnos debido a las fuertes pendientes y al régimen extremadamente irregular de la pluviometría en nuestro ámbito". Por ejemplo, el Barranco del Teatino, el primer afluente del Darro, el del Hornillo (segundo afluente), el Barranco de la Colorá o el de San Jerónimo han dado lugar a inundaciones de mayor o menor intensidad a lo largo de la historia.
Para diseñar el riesgo de inundación, se tiene en cuenta la cantidad total de lluvia, su duración y su distribución temporal dentro de la cuenca. A partir de ahí se utilizan modelos matemáticos de lluvia-caudal para hacer el diseño de la avenida. El plan, redactado por el jefe de Protección Civil del Ayuntamiento de Granada, Sergio Iglesias, con la colaboración del profesor del Departamento de Ingeniería Hidráulica de la UGR Leonardo Nanía, se actualiza cada dos años.
Causas de las inundaciones
Las mayores inundaciones implican una de las dos situaciones siguientes: inusuales deshielos súbitos de la nieve en una primavera precoz o eventos meteorológicos que causan lluvias intensas sobre una región más o menos amplia. Y los temporales de lluvias son el origen principal de las avenidas. Cuando el terreno no puede absorber o almacenar toda el agua que cae, ésta resbala por la superficie (escorrentía) y sube el nivel de los ríos. También se pueden ocasionar por fusión de las nieves, que hace que los ríos vayan más crecidos y si coinciden con época de fuertes lluvias se produzcan inundaciones. También se pueden producir por otros motivos como la rotura de presas, que libera bruscamente el agua almacenada y forma grandes inundaciones muy peligrosas (presa de Tous); la impermeabilización del suelo por urbanizar cada vez mayores superficies, lo que facilita las escorrentías; la tala de bosques y cultivos, que desnudan al suelo de su cobertura vegetal y facilitan la erosión; la ocupación de los cauces por construcciones, que reducen la sección útil para evacuar agua, el agua sube de nivel y llega más cantidad de agua a los siguientes tramos del río; y la construcción de cerramientos, estrechamientos o puentes mal dimensionados.
La Vega aumenta el riesgo de inundación
En un estudio más detallado sobre las cuencas de Granada, se indica que las del Genil y el Monachil recogen las aguas del deshielo de Sierra Nevada, lo que implica fuertes desniveles en cauces muy encajonados, mitigando así el problema de las inundaciones en estos sectores. No ocurre así cuando los cauces salen a la vega, donde su topografía llana aumenta el riesgo de inundación por la acumulación rápida de aguas pluviales. En el caso del Genil la regulación artificial con los embalses de Canales y Quéntar minimiza la magnitud de las avenidas. En el caso del Monachil, donde no hay presas, la ausencia de regulación artificial queda en parte compensada por el efecto de laminación de avenidas que produce el tramo de vega que atraviesa el río, donde el desbordamiento de las aguas reducirá ostensiblemente el caudal de entrada al tramo urbano. La pluviometría en las cabeceras de estas cuencas es 3 veces superior a las de la Vega, llegando a un máximo diario de 200 litros por metro cuadrado.
Las cuencas del Beiro y el Darro, con cabeceras en las sierras de Huétor Santillán, tienen fuertes desniveles de cauces bastante encajados. A diferencia de las otras dos, la salida a la llanura es por embovedados, lo que condiciona a la inundación sobre todo si este está mal dimensionado u obstruido, hecho que no sería infrecuente por su longitud. Se recoge que ninguna de las dos cuencas se encuentra regulada, advirtiendo que hubo algún anteproyecto para el Darro y siendo inviable en el Beiro.
Zonas inundables de Granada
El plan contempla la delimitación de zonas inundables en distintas zonas: de riesgo alto (donde las avenidas de 50, 100 o 500 años producirán graves daños a núcleos de población importante); de riesgo significativo (la avenida de 100 años produciría impactos a viviendas aisladas) y zonas seguras (no afectadas por la inundación). También se señalan otros elementos como puntos conflictivos (pueden producirse situaciones que agraven los efectos de la inundación), elementos afectados (colegios, centros sanitarios, servicios básicos), rutas de acceso alternativas (si queda cortado algún acceso a la población).
El porcentaje de daños es pequeño si los metros que alcanza el agua son inferiores a 70 u 80 cm pero se disparan hasta calados de 1,20, a partir de donde vuelven a crecer lentamente.
Se advierte que las simulaciones y modelos creados se rigen por fundamentos teóricos partiendo de la hipótesis de que los flujos de agua no transportan ningún sedimento. Esto supone una desviación evidente de la realidad, "que es importante no olvidar a la hora de tomar decisiones y establecer medidas de protección". Desde el punto de vista de la protección civil se asumen estos resultados ajustándose desde un punto de vista conservador, poniéndose en el peor caso posible siempre que se encuentren ambigüedades en los resultados.
Conclusiones
Río Darro: se ha modelado de todo el tramo urbano del río desde el Palacio de los Córdova hasta la confluencia con el río Genil incluyendo el tramo embovedado, que no goza de un mantenimiento apropiado. Hay zonas con armaduras de la bóveda a la vista, además de desperfectos en innumerables secciones probablemente provocados por materiales arrastrados en alguna avenida importante. La mayor presencia de troncos y sedimentos se produce a la altura de Puerta Real, donde la reducción de la sección y el fuerte giro que hace el cauce, además de ser el tramo donde la bóveda es más baja, provocan una disminución de la velocidad de flujo que favorecen el atranque y depósito de materiales arrastrados, convirtiendo este sector en el más peligroso en caso de avenida. Por eso se incide en las labores de mantenimiento y limpieza.
Uno de los mayores problemas que se advierte en el embovedado son los grandes cambios de sección existentes: en la entrada por Santa Ana hace que ante una avenida el agua arrastre aire hacia el interior de la bóveda y cuando el agua se acumula en Puerta Real por el cambio a menor sección, el aire entra en presión y empuja las paredes de la obra. Cuando en 1951 el embovedado se rompió, minutos antes se produjeron salidas de aire y agua a presión en esta zona, alcanzando el agua los 10 metros de altura.
Con los modelos y las simulaciones, se reafirma la idea de que Puerta Real es sin duda el punto crítico de la obra. Otro punto que puede ser conflictivo son las secciones de la presa del Sancti Spiritu, entre Plaza Nueva y Gran Vía, a la altura de Gran Vía. El tramo desde el paso de la acequia gorda hasta la confluencia con el río genil, que corresponde en superficie con la Plaza del Humilladero, donde la simultaneidad con caudales altos en Genil puede hacer entrar en carga la conducción en este sector.
En 1951 el embovedado entró en carga, se cree por el 'efecto pistón' en el que el agua empuja al aire generando variaciones de presión. Para evitar este efecto existe un enrejado en la zona que pretende favorecer la salida del aire en caso de avenida reduciendo la presión en el embovedado. Llegado el caso, hay que retirar las rejillas para evitar su obstrucción y cortar el acceso de forma preventiva.
En la salida de la cuenca el caudal empieza a llegar a las 3 horas desde el inicio de la tormenta y a las 12 horas ya desaparece. Y habría dos puntos de caudal a las 9 horas del comienzo y a las 6 horas.
Río Genil: Los problemas de desbordamientos afectan a extensiones relativamente amplias en la vega. Son los primeros lugares donde empieza a desbordarse el agua. En este río se identifican tres puntos conflictivos, sobre todo a partir de 300 metros cúbicos por segundo. Uno es la entrada al casco urbano. La primera zona urbanizada donde se produce la salida de agua es en la zona residencial en el margen derecho entre las calles adormidera y manzanilla de la sierra, afectando también al margen izquierdo en la zona sin urbanizar de la antigua piscina paraíso. La segunda es la zona del polideportivo Bola de Oro: el riesgo es moderado ya que es una zona no residencial. La tercera es aguas arriba de la Circunvalación. El terraplén supone una barrera para las aguas desbordadas. En cualquier caso no afecta a zonas residenciales y quedaría afectado parcialmente el parque Tico Medina. El tramo urbano por la ciudad no debe presentar problemas de desbordamiento hasta periodos de retorno de 500 años e incluso en este caso quedan limitados a zonas no residenciales o de baja densidad. El motivo: el encauzamiento con una anchura de 25 metros y una altura de 4.
Río Monachil: Era la cuenca más desconocida hasta 2014 y en la que menos constancia existe de inundaciones históricas. Y ahora se sabe que tiene el nivel de riesgo más alto de cuantos ríos pasan por la ciudad, el efecto de lámina de agua producido por el tramo de la vega aguas arriba de la ronda sur disminuye considerablemente los efectos perniciosos de la misma sobre el tramo urbano. Esta cuenca presenta numerosas obras de paso que tienen una influencia negativa en momentos de crecidas. El río está encauzado en Santa Juliana y el Zaidín y las subidas en los niveles de aguas originan inundaciones en la llanura de inundación, afectando a los barrios del suroeste. Cada año se han utilizado cartografías más precisas. Y se distinguen dos tramos: el urbano desde la Ronda Sur hasta la A44 y el de vega entre el cruce de las carreteras de Monachil-Cájar-Huétor Vega y la Ronda Sur. En el sector de la Vega se ha realizado un nuevo modelo, al igual que en todas las cuencas, con los nuevos coeficientes correctores del umbral de escorrentía. Los puntos conflictivos indican que el cauce comenzaría a desbordarse en su tramo final a la altura de la feria de muestras de armilla por la margen derecha, ya que el muro que delimita el cauce tiene una cota inferior y el puente de Fernando de los Ríos produce un represamiento justo en este sector. La inundación de ahí, con un caudal de 101 metros cúbicos por segundo, seguiría avanzando hacia la zona norte del Zaidín, que presenta cotas más bajas. También comenzaría a aparecer flujo en la rotonda bajo la ronda sur en la salida de los vergeles. Por eso hay que estar pendientes en la alimentación del caudal del tramo urbano con el caudal desbordado de la vega, además de considerar los problemas que se puedan genera en la rotonda de la salida de la Zubia de la Ronda Sur. También aparecería agua bajo la ronda sur y la rotonda de la salida de Ogíjares. A partir de ese instante comenzaría la inundación del PTS. Todos estos puntos suponen zonas de especial riesgo puesto que son las zonas donde el flujo se canaliza hacia el PTS con velocidades y calados altos, además de tener en cuenta que no estarían funcionales nudos importantes de comunicaciones, por lo que habría que tenerlo en cuenta a nivel operativo. Para periodos de retorno d 500 años otro punto de entrada de agua al PTS a través del túnel del camino de servicio bajo la ronda sur a la altura del campo de fútbol.
Río Beiro: Los nuevos modelos de cálculo han reducido de forma considerable los caudales punta respecto a modelizaciones anteriores. El caudal máximo para 500 años es poco más de 11 metros cúbicos por segundo y el embovedado comienza a entrar en presión con 82,5 en la zona más desfavorable. Por lo que es segura, incluido el paso de las vías del metro en Avenida del Sur, donde existe un margen de seguridad de casi 2 metros hasta que el embovedado entre en presión. Mención aparte merece el tramo entre el final del embovedado y el paso bajo la Circunvalación, tramo que "se encuentra en un estado deplorable de conservación y que habría que remodelar cuando se ejecuten los planeamientos previstos para este sector de la ciudad".
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