El consejo de gobierno de la Universidad de Granada trató esta mañana el debate del programa Docentia, ya aprobado en mesa de negociación. Se trata, según lo definió la rectora de la UGR, Pilar Aranda, en la apertura del curso universitario, de “un instrumento” que permitirá “por primera vez valorar de forma global la docencia para reconocerla convenientemente”. Este mecanismo de evaluación será obligatorio para todos los profesores universitarios con relación contractual y docencia recogida en el Plan de Ordenación Docente y se abordará en un principio de “forma progresiva”, en la que se tendrán en cuenta “los recursos humanos y materiales disponibles”.

La “herramienta” prevé puntuar a los profesores con un máximo de 100 puntos. Menos de 50 puntos supone una calificación “desfavorable”. Más de 90 se considerará “excelente”. Para aquellos que tengan una evaluación “favorable” desde la Universidad de Granada se prevé una serie de “consecuencias”. Se le facilitará al docente “información favorable para la acreditación”, para la “dirección o docencia en títulos propios o cursos de enseñanza no regalada”, para la “dirección de cursos de orientación y/o formación para la mejora de la calidad docente” y, por último, “para la concesión de profesor emérito y colaborador extraordinario”.

Por contra, a aquellos que tengan una valoración “desfavorable” se les “recomendará” la participación en “procesos de mejora”, como pueden ser cursos. También se les “proporcionará” recomendaciones “específicas para la mejora de su práctica docente”. Las recomendaciones también llegarán a los centros y departamentos.

La evaluación servirá de “guía” para la toma de decisiones en política de profesorado

Para llegar a la conclusión de si un docente universitario merece una calificación “favorable”, “desfavorable” o “excelente” se tendrán en cuenta, entre otros aspectos, la “opinión favorable” de estudiantes, otros docentes y “otros agentes”. Además, en las cuatro “dimensiones para la evaluación docente” se incluyen los “resultados”. Así, se “valora aspectos relativos al rendimiento del estudiantado, su satisfacción, la eficacia, la valoración del profesorado sobre los resultados alcanzados y la satisfacción interna y externa con la labor docente desempeñada”. Esa “dimensión” vinculada a resultados cuenta con una puntuación de 40, la más alta de las cuatro áreas previstas.

En el desglose, se indica que la “tasa de éxito” del alumnado –porcentaje de estudiantes que ha aprobado sobre el total de estudiantes presentados a las convocatorias de las diferentes asignaturas que imparte el profesor durante el periodo evaluado– supone 5 puntos mientras que “los resultados académicos del estudiantado” son otros 5. La fuente de esta información será la UGR. La “satisfacción del estudiantado con la docencia recibida” son otros 10 puntos. 14 más están en mano del propio profesor evaluado –se determinan a partir de un autoinforme– y 6 más a la “satisfacción de agentes internos y externos”. Así, el 20% de la ‘nota’ que obtenga el docente depende de los estudiantes, de sus resultados académicos y de su opinión personal.

El programa Docentia “pretende” la evaluación “formativa del profesorado”, información para “el perfeccionamiento de sus actuaciones”. También ofrecerá información sobre la “calidad” de la docencia. Servirá, además, como “guía” para la toma de decisiones “en materia de política de profesorado”.

El alcance de este programa es “universal” –tanto para la docencia práctica como teórica– y tiene “carácter obligatorio”. En las primeras evaluaciones tendrán prioridad aquellos que participen en la Acreditación Nacional para el acceso a cuerpos docentes universitarios.