Granada

El factor de riesgo de ser mujer

  • Las violaciones en San Fermín ponen en la agenda pública la realidad invisible e, incluso, tabú que continúa siendo este tipo de agresión sexual

No es no. Aunque no siempre. Las agresiones sexuales a mujeres son una realidad invisible que sigue a la orden del día. Durante la semana que duró en Pamplona la festividad de los sanfermines, se registraron denuncias de cuatro violaciones a las que se suman un intento de agresión sexual y siete denuncias de abusos más. El gentío ha desaparecido y ha dejado a su paso doce detenidos. Datos preocupantes que perjudican la imagen de una de las festividades con mayor renombre internacional del país. Pese a los titulares, el alcohol no desnuda ni agrede. Lo hacen los hombres, y no solo en San Fermín.

En España se denuncia una violación cada ocho horas, según los datos del último anuario publicado por el Ministerio de Interior del 2014. Un total de 1.239 violaciones que manchan el mapa de un país a la cabeza en sistemas de protección a mujeres víctimas de acoso. La violencia sexual sigue siendo un tema que pasa desapercibido mediáticamente, circunscrito al ámbito privado. Así lo subraya el exdelegado del Gobierno para la violencia de género, Miguel Lorente , quien asegura que a pesar de que ahora la gente está más concienciada y denuncia más estos casos de agresiones sexuales, la mayor parte de ellos permanecen ocultos. Los expertos sociológicos apuntan determinadas causas que justifican estas humillaciones. La primera de ellas responde al empoderamiento del hombre frente a la mujer, ya que con estas prácticas se logra un mayor control sobre ellas anulándolas no solo física, sino también psicológicamente, a veces, de manera irreparable. Una de las tendencias que ha cobrado más fuerza en la actualidad son las agresiones en grupo. Este tipo de vejaciones están relacionadas con castigar al sexo opuesto más que con satisfacer una necesidad sexual. La impunidad en estos casos ayuda a que el agresor se sienta con libertad suficiente para volver a hacerlo. En la primera de las violaciones denunciadas en Pamplona durante estos días se vieron implicados cinco jóvenes de entre 23 y 26 años, entre los que se encontraba un miembro de la Guardia Civil. Entre ellos grabaron la agresión a una joven de 19 años para después difundirla, lo que ayudó a ingresarlos en prisión de inmediato.

Este aumento significativo de casos ha generado la repulsa inmediata de la sociedad, agitando las redes sociales desde las que se manifiestan en protesta de estas agresiones sexuales al tiempo que animan a las víctimas a denunciar cualquier indicio de maltrato. Pese a esta labor, son muchos los casos que todavía permanecen silenciados. Existen situaciones en las que la víctima no denuncia por miedo, vergüenza o por no considerar, incluso, que haya sufrido una vulneración de sus derechos.

Los expertos aseguran que son muchas más las humillaciones que no se denuncian frente al 20 o el 30% de los casos que sí acaban en un juzgado. Lo que ocurre en San Fermín no es algo aislado. Las agresiones se reproducen también por el resto del país.

Según los datos del anuario estadístico de Interior, Granada es una ciudad "segura" en lo que a agresiones sexuales se refiere. En la provincia se ha registrado un descenso generalizado y consecutivo de agresiones sexuales con penetración. Desde el año 2011 la cifra ha ido en descenso, desde los 28 casos denunciados en ese año hasta los 12 registrados en el 2014. Una tendencia a la baja demostrada.

Hay que diferenciar, eso sí, como señalaron las fuentes judiciales y policiales consultadas por este diario, entre las agresiones de esta naturaleza que son cometidas por personas conocidas de la víctima y las que cometen desconocidos. De estos últimos son muy pocos los casos que se registran en la ciudad. Como mucho, dos o tres al año según estas mismas fuentes.

De los agresores sexuales conocidos, los episodios que acaban en los juzgados son más: entre 15 y 20 al año. Este tipo de agresores suelen ser amigos de las víctimas o personas con las que tienen un contacto previo, ya sea en una discoteca, fiesta o local de ocio. En muchos de estos casos está detrás el consumo de bebidas alcohólicas o de sustancias estupefacientes. Las agresiones se suelen producir, como señalaron las fuentes, cuando ellas en un principio acceden a irse con el individuo y finalmente se niegan a mantener relaciones sexuales.

Pero lo que más se produce en Granada son los hechos protagonizados por los denominados "portaleros". Se trata de varones, en su mayoría jóvenes, que llevan a cabo "tocamientos inesperados en pechos y glúteos" a mujeres que observan en la calle. No suelen llegar a más. Las fuentes consultadas indicaron en pueden registrarse entre 40 y 50 episodios de este tipo al año en la ciudad. También se dan muchos casos de exhibicionismo, pero suelen ser ante adultos y no ante menores.

Durante fiestas como el Día de la Cruz, el Corpus o la Fiesta de la Primavera, en las que suele haber una mayor desinhibición por el alcohol, "suele darse algún caso" de agresión sexual.

No se trata de que las mujeres tomen precauciones en su comportamiento. La cuestión no es si las mujeres deben o no andar solas por sitios poco transitados o si tienen evitar salir en un tramo horario concreto.

La solución pasa por concienciar a la sociedad de que el abuso a la mujer, sea del tipo que sea, es un delito que no debe tener cabida y que debe ser castigado como tal. Porque no es no. Y así debe ser siempre.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios