Tras iniciar el curso con clases presenciales -o con la mayor presencialidad posible, según se recogía en el Plan A, de la Universidad de Granada (UGR)- y ver cómo en octubre se cerraban las aulas de forma física quedando solo las virtuales, la recta final del año universitario será, como ocurriera en septiembre, de forma física en las aulas. Unos días antes de que empezasen las vacaciones de Semana Santa, la rectora de la UGR, Pilar Aranda, anunció que se retomaba ese mismo escenario con el que se inició el presente curso, un modelo con el que, según la previsión, se llegaría hasta junio. Sin embargo, la polémica no tardó en sobrevolar una decisión que, de hecho, había sido incluso respaldada por la Delegación de Estudiantes, la cual también había solicitado la vuelta a la presencialidad. Ahora, aquellos que siguen mostrándose en contra de esta decisión han creado una campaña en la que hay más de 3.000 firmas recogidas.

Tal y como indicaron desde la UGR, a partir del próximo 12 de abril se recuperará el "sistema bimodal con el que se empezó el curso", el cual contempla la mayor presencialidad posible. Tal y como exponía la resolución publicada por la institución académica, durante la semana posterior a la finalización de la Semana Santa -entre los días 5 y 11 de abril- la UGR preparará el proceso de reincorporación al sistema "híbrido en el que se procurará mantener la máxima flexibilidad para aquellos estudiantes que no puedan incorporarse a la docencia presencial", motivo por el que las clases que se impartan tras las vacaciones, las de la semana del 6 al 9 de abril, se mantendrían online y las aulas reabrirían al lunes siguiente.

Esta vuelta al modelo de "máxima presencialidad posible" no solo había sido solicitada y defendida desde la institución universitaria, sino que la Delegación de Estudiantes de la UGR también pidieron a mediados de marzo que la UGR recuperase la presencialidad o "semipresencialidad adecuada", así como que "al igual que se pudo hacer durante las pruebas finales de evaluación del primer semestre, que se mejore la gestión de los espacios para asegurar que todo el estudiantado tiene un porcentaje adecuado de presencialidad".

Cuando saltó el anuncio de que finalmente tras la Semana Santa este modelo se recuperaría, las redes sociales no tardaron en hacerse eco de la decisión y la comunidad universitaria quedó dividida entre quienes celebraban la decisión y aquellos que seguían contrarios al regreso a las aulas. Tal es así que un alumno de la UGR inició una campaña en change.org para solicitar a la rectora que las clases se mantengan de forma online, que en una semana ha superado las 3.000 firmas.

Según se expone en la campaña, "la UGR no piensa, una vez más, en sus alumnos, pues hemos de tener en cuenta que la mayoría no somos residentes en Granada y que, al haber iniciado el semestre de forma online y tras la suspensión de la semipresencialidad en Noviembre de 2020, muchos decidimos dejar nuestro piso en Granada y volvernos a nuestros lugares de residencia habituales. La UGR está intentando obligarnos a volver a Granada, con los consiguientes costes que eso conllevaría y la dificultad inherente de encontrar un piso para dos meses, únicamente para asistir poco más de un mes a las aulas y ante el riesgo más que probable de una nueva vuelta a la modalidad online a finales de abril/principios de mayo por un aumento del número de contagios".

Sin embargo, la Universidad lleva haciendo frente a esta postura desde inicio del curso, por lo que expuso en su resolución que habría "flexibilidad" para aquellos que tuvieran dificultad de retomar una presencialidad que, en otras universidades andaluzas, sí se ha seguido llevando a cabo. Si bien, el argumento de la institución no parece haber tenido buena acogida en cierta parte de la comunidad universitaria, la cual ha comenzado a apoyar esta campaña que ha superado las 3.300 firmas.