Granada está de Cruces: la ciudad exprime un primer día cargado de baile
La ciudad arranca este viernes los dos días de fiesta con 62 cruces, de las que casi la mitad son con barra
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Granada/Granada está oficialmente de Cruces. Con el pistoletazo de salida realizado desde el Ayuntamiento con la celebración de los actos oficiales y del Pregón, que este año ha corrido a cargo del bailaor y coreógrafo Agustín Barajas, la ciudad ya se encuentra inmersa en una de sus grandes fiestas anuales, que reune cada mes de mayo a residentes y turistas en un ambiente festivo y lleno de color. Este 2025, nuevamente se repite la fórmula de los dos días de fiesta, imitando lo ocurrido el pasado año, que tan buen resultado dió, y mucha gente espera ya que para 2026 se pueda repetir. Aunque antes de pensar en el futuro, toca vivir el presente con una fiesta que llenará la ciudad.
La lectura y el baile de “un pregón inolvidable hablado desde el alma”, a cargo de Agustín Barajas, ha marcado el inicio oficial de la celebración, "una fiesta emblemática que nos conecta con lo más profundo de nuestra identidad, un jardín de músicas con flores de colores, cerámicas tradicionales y bronces resplandecientes con la que Granada recibe a la primavera”, ha asegurado tras el acto la alcaldesa, Marifrán Carazo.
El bailaor y coreógrafo ha conducido a todos los asistentes a los momentos de vivió en su infancia, a sus primeros bailes, a los altares típicos del Albaicín, al bullicio de una ciudad que se transforma para las Cruces, y al aroma de tradición que impregna Granada cada 3 de mayo. En un pregón en el que ha estado muy presente el flamenco ya que se ha acompañado de guitarra y cante, ha dicho que en "Granada la cruz no pesa, no es madera ni dolor, es flor que se abre en el alma, es júbilo y es color".
"En Granada la cruz no se llora, se baila, se adorna, se canta, se viste de gitanilla, de mantón y de lunares, se asoma en la reja y se duerme en los altares". "Esa cruz que no divide, que une a Granada entera", ha iniciado Barajas en unas palabras dedicadas a Granada reivindicando su belleza, su valor y su identidad y ha asegurado que es una tradición que ha forjado su personalidad, recordando a sus abuelos Paco y Manuela y su fiesta más personal y familiar en el Albaicín aludiendo incluso a la primera vez que lo vistieron para las cruces con camisa, chaquetilla, sombrero y botas incluídas, su primer recuerdo del Día de la Cruz en el que dio sus primeros zapateos en la cruz de la Plaza BibRambla, la Plaza del Carmen o San Andrés, con la cruz de su hermandad.
Las palabras del pregonero se han ido alternando con bailes y cantes como el Dale limosna mujer o letras dedicadas a la ciudad, a la Virgen de las Angustias y a la fiesta de las cruces. Ha hablado del Albaicín, el Sacromonte, de la Granada más flamenca y de la idiosincrasia granadina. "Hoy Graná se ha despertao distinta. Es un día grande de los que uno sueña cuando mayo llega, es memoria, es raiz y es decirle al mundo entero por granaínas que aquí quiero volver", ha dicho, recordando los planes de muchos granadinos de pasear con amigos y familia por las cruces y las calles de Granada.
Barajas ha hecho alusión a referentes universales de las letras como Federico García Lorca o a maestros flamencos como Enrique Morente o Eva Yerbabuena, y a que Granada ni "excluye" ni "margina" y quiere a Liñán (el bailaor granadino que ha sido atacado en redes sociales por bailar con bata de cola) "con una bata de cola, libre" y con "amor por su arte" como ciudad caracterizada por la tolerancia, el respeto y la ejemplaridad, incluyendo también guiños sociales como el que ha hecho contra la violencia machista.
La alcaldesa ha agradecido a Agustín Barajas que haya "hablado desde el alma, como solo tú sabes hacerlo, bailando con las palabras, evocando con los silencios y rindiendo tributo, una vez más, a los grandes nombres de esta tierra".
Cruces para todos los gustos
Tras el acto de inicio, han comenzado unas Cruces de Mayo que son para todos los gustos. Las hay más tranquilas, más artísticas, o más fiesteras. Pero nadie se queda indiferente ante una fiesta que es ejemplo de lo mejor de Granada.
El jolgorio se ha adelantado a las 13:00 horas, ya que desde esa hora han comenzado los grupos de bailes y coros de la ciudad a llenar la Plaza del Carmen con sus actuaciones. Un ambiente que seguirá hasta la noche y que se ha trasladado, a partir de las 14:00 horas, a las 62 cruces del resto de la ciudad.
La fiesta ya ha comenzado oficialmente, y las barras se han abierto para los granadinos, que se han lanzado a la calle después de trabajar para vivir las Cruces como sólo se sabe en Granada. Vestidos de flamenco, trajes de chaquetilla, mantillas, flores y peinetas se han mezclado con vestimenta más casual e incluso con algún que otro mono de trabajo, para ir dando colorido a las calles de la ciudad. El calor primaveral se ha ido aliviando a base de refrescos, rebujito, abanico y gracias a unas pocas nubes, que daban la nota de color blanco a un cielo azul que, aunque amenazaba lluvia, ha perdonado.
En el Colegio Mayor San Bartolomé se concentraba el ambiente universitario y juvenil desde primera hora. Habas, salaillas y bocadillos compartían protagonismo con jarras de bebida y selfies. Ana, una granadina estudiante de Psicología, explicaba la fiesta a sus amigas Lucía, de Macael, y Candela, del Valle de Arán. Tenían ya preparada una ruta para vivir las Cruces intensamente. "Empezamos aquí en Paciencia y Penas, después San Jerónimo, Ave María, Colegio Genil, Compañía de María, y rematamos la fiesta en Congresos", comentaban a este periódico.
Mientras, sacándose una foto con la cruz estaban Antonio, de Salobreña, junto a sus compañeros Álvaro y Guille. Los tres trabajan en Madrid, y querían salir de la capital por el puente del 1 y 2 de Mayo. "Se nos ocurrió la idea de las Cruces, y vimos la oportunidad de venir y pasarlo bien", valoraban, a la vez que preguntaban a este redactor por las diferencias entre esta fiesta y el Corpus. Antonio les explicaba ambas festividades, y acababan asegurando que vendrían en un mes y medio a la feria.
En San Jerónimo, poco a poco entraba la gente. Este año el espacio está más acotado, y la cruz en uno de los laterales, lo que no evita que la fiesta se desarrolle con normalidad.
Rosa y su marido aprovechaban las horas del mediodía para vivir la fiesta y sacar fotos, antes de que se llenara de gente. "Mi familia está en Londres por el puente, y les estoy haciendo el reportaje de las Cruces", se reía. Ambos son granadinos, y tienen la tradición integrada desde pequeños. "Ha cambiado mucho con los años, y ahora da gusto salir y vivir el ambiente", aseguraba.
Nohemí y sus amigas aprovechan para vivir hoy viernes la fiesta en la capital, para mañana ir a sus municipios y hacer la segunda ronda. Conocen la fiesta de primera mano y celebran que haga sol y se pueda disfrutar. "Es un acierto los dos días de fiesta, ya que te permite aprovechar mejor el tiempo", aseguran, mientras hacen planes sobre la siguente barra que visitar.
Bailes y palmas en el Carmen, y tranquilidad en el Centro
En el Ayuntamiento, el ambiente familiar de la fiesta se mezcla con el turístico de las Cruces. Por el escenario no paran de pasar grupos de baile, y en la Plaza del Carmen comparten espacio familiares, que no paran de inmortalizar el momento, con extranjeros que no conocían la fiesta. Una mujer que aseguraba venir de la Baja California le pedía una foto a un grupo de señoras vestidas de flamencas, que no dudaban en posar.
Minutos antes del baile, Sofía Carmona, la 'seño' de la Asociación Juvenil Flamenco El Jaleo, da las últimas instrucciones a sus alumnas, para después pisar el tablao y hacer las delicias del público. Asegura a este periódico que tener un espacio como este en un día tan importante como las Cruces "todo un honor". "Compartir con la gente que nos quiera ver todo lo que trabajamos cada año es una maravilla. A las niñas les encanta salir y vivir algo como esto, le dan mucha importancia. Y las madres también están ilusionadas, les encanta venir y grabar y echarles fotos. Se les cae la babilla", asegura entre risas.
En el Colegio Público Genil, Melendi y El Barrio ponían el ambiente por los altavoces. Mari Luz sostenía en brazos a Ariadna, una recién nacida que vivía sus primeras Cruces. "Esta fiesta se puede disfrutar con cualquier edad. Mis padres me trajeron de bebé y yo hago lo mismo con ella. Para que conozca rápido las tradiciones", decía. Aquí el ambiente era más familiar y relajado. Las barras se mezclaban con las sillas y las carpas para tapar el sol.
La cruz de Cervezas Alhambra instalada en la explanada de Congresos es una de las novedades de este año. Aquí el ambiente ha sido más distendido, con pequeños toneles que hacían las veces de mesa para que los grupos se reunieran y charlaran. Jaleo Kanalla ponía su arte desde el escenario con versiones, en una estampa que cambiará sin duda cuando caiga la noche.
De regreso a la zona de más ambiente juvenil, comienza a no caber un alfiler. Las colas para tratar de ingresar al patio de Paciencia y Penas son kilométricas, completando la calle Duquesa hasta la altura del Jardín Botánico. Mientras, en el Colegio de las Mercedarias el lleno también es total. Patrullas de la Policía Local se dejan ver de vez en cuando para despejar la calle y que los vehículos puedan pasar, pero sin incidentes.
El grupo de Paola, Lucía y Sara hacía cola para intentar entrar. "Unas amigas nos han dicho que viniéramos, que estaba genial, pero llevamos casi media hora esperando", aseguraban. Preguntadas sobre la fiesta, aseguran que la han vivido desde pequeñas, aunque ahora ha cambiado la forma de celebrarlas. Antes era con sus padres, y ahora con sus amigas, compañeras de la universidad, e incluso con compañeras de piso de compañeras de carrera. Una mezcla solo entendible en citas grandes como esta.
La ciudad se sumerge en la noche
Granada huele diferente caída la noche, y, por supuesto, no es casualidad. Cada rincón de la ciudad emana un olor embriagador que conquista a los que pisan por primera vez la calle en este primer día de Cruces. Este es el caso de Marta y Jorge, que acuden a la Plaza del Carmen para disfrutar del espectáculo del Coro Rociero 'Aroma del Camino'. Este matrimonio procedente de Soria indica a este periódico que "Vivimos aqui desde hace unos años y hoy hay muchísima gente. Antes de tener a los niños veníamos todos los años".
A las 21:20 los rayos del sol dejan de bañar un centro de la capital intransitable mientras aún se despiden de la Alhambra y el Sacromonte. Mientras tanto, aumenta el olor a Cruces con el aroma inconfundible del azahar y el sonido de las sevillanas flotando en el aire como parte de la imagineria que cada año las acompaña.
Mirada al pasado
En la cruz ubicada en el Colegio Inmaculada Niña se encuentran Daniel y Jose, un matrimonio de unos 50 años comenta con este redactor cómo eran las cruces de antaño. "He venido hoy a la cruz del colegio en el que estudié y está todo muy cambiado. Nos hemos ido de Granada mas de 20 años y se nota. Recuerdo las cruces de antes. Me hizo mi madre una falda rociera y como no tenía el pelo rizado me hacía trenzitas y me ponía claveles del balncón de mi casa, que esta en frente".
Según Daniel, "en aquel entonces no había cruz en los colegios, sino en el barrio, aunque creo que se está intentando volver a las cruces de antes. Los colegio funcionaban hasta la hora del recreo, mi padre terminaba de trabajar y se iba al bar a tomar algo con sus amigos y liego recogía a la familia para irnos de cruces".
Antes de despedirse y dirigirse a por una cerveza, este granadino asegura que "me resulta curioso el megollón de turistas, antes era muy de la ciudad, muy popular".
La juventud toma el relevo
Sobrepasadas las 22:03 horas, bajan las revoluciones en las pistas de baile y se animan las barras, donde sobra algún que otro codazo para hacerse con un trozo de chorizo, habas, morcilla o platos de carne en salsa y reponer fuerzas con platos pasados por unas planchas que trabajan sin cesar desde este mediodía.
Con la llegada de las 22:44, los carritos en los que duermen los mas pequeños inician el camino a casa después de un largo día de celebración. Pablo sujeta en la Plaza de Bib Rambla a su hija pequeña vestida de flamenca mientras su otro hijo reclama su atención para conseguir unas garrapiñadas.
Por su parte, Carmen y su grupo de amigas bailan al ritmo de Estopa en el Colegio Público Genil. "A pesar de que mi familia es de aquí, me he criado en Valencia y nunca había vivido las Cruces de Granada. La primera la viví en 2018, en mi primer año de carrera y no sabíamos muy bien ni a dónde ir ni qué hacer porque todo estaba lleno de gente. Como no conocíamos la ciudad pasamos las Cruces en la calle, andábamos sin rumbo".
"Con los años, estos días se convirtieron en una fecha que mis amigas y yo apuntábamos y estábamos deseando salir de clase para ponernos una flor en el pelo e ir a los colegios a pasar el día. Desde que terminé la carrera vivo fuera de Granada pero guardo muy buenos recuerdos e intento guardar estos primeros días de mayo para dedicarselos a un día que es hermoso", ha concluído esta antigua vecina.
Con el toque de las 23 horas, avanza la noche y el espíritu festivo no abandona las calles de la ciudad, que han sustituido el silencio nocturno habitual por cantes, risas, algún que otro cristal roto y bailes que, parece, se extenderán durante unas cuantas horas más.
Las Cruces de Granada dan la bienvenida a mayo con un desfile de tradición imperdible que proseguirá mañana, 3 de mayo, donde quizá salga a relucir algún que otro 'pero'.
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