La guerra sin cuartel en las redes sociales para colgar la foto más espectacular da lugar a situaciones que se resumen en una frase de moda: el ser humano está condenado a extinguirse. Una de estas fotos tuvo  lugar en la Alhambra hace un año durante la visita de tres jóvenes al monumento, cuando una de ellas, ni corta ni perozosa, decidió hacer el pino en las paredes del palacio nazarí, en el Palacio de los Leones, ante el júbilo de sus amigos. Eso sí, el guardia de seguridad del monumento estuvo raudo para poner coto a las contorsiones de la joven, que acabó expulsada del recinto por la ocurrencia.

En la Alhambra está prohibido acceder con objetos o sustancias que puedan suponer un riesgo para la integridad de las personas o los elementos arquitectónicos y obras de arte, como armas, munición y sustancias o materiales peligrosos, objetos punzantes y cortantes, mochilas, maletas, bolsos y paquetes con dimensiones superiores a 40x40 centímetros, aproximadamente, o el uso de trípode, salvo autorización expresa.

También cualquier otro objeto o bulto que el personal empleado de control e información o personal del servicio de seguridad considere que, por su tamaño puede ocasionar riesgo o un peligro para la conservación del monumento o para el resto de las personas visitantes. No se permite tampoco el acceso a personas que se encuentren en evidente estado de embriaguez o con síntomas de encontrarse bajo los efectos de estupefacientes.

Y, evidentemente, aunque no está recogido expresamente en las normas de acceso, hacer el pino dañando el patrimonio tampoco está permitido.