Incendio en la Fuente de la Bicha de Granada: Fuego en el sitio de nuestro recreo

El Infoca da por controlado el incendio que el sábado por la noche quemó la ladera de la Fuente de la Bicha y amenazó a un restaurante

La investigación del Seprona y el Infoca mantiene abiertas todas las hipótesis y se apunta a un único foco como origen del fuego

Vecinos de Huétor Vega contemplan las consecuencias del fuego en la Fuente de la Bicha
Vecinos de Huétor Vega contemplan las consecuencias del fuego en la Fuente de la Bicha / Francisco Neyra / PicWild

A la izquierda, en la ladera del Serrallo, junto a los túneles, los árboles no han vuelto a crecer. En el Cerro de los Majojos, más a la derecha, frente a Cenes de la Vega, el monte aparece desnudo, despojado de su viejo pinar. Levantando la mirada, hacia el Llano de la Perdiz, una lengua árida separa en dos lo que un día fue el bosque del Camino de los Franceses. Han pasado más de veinte años y no ha rebrotado nada. No parece que lo que se abre ahora frente al restaurante Balcón del Genil vaya a ser diferente: el pequeño bosque ya no está, ha sido pasto de las llamas del incendio que la noche del sábado se llevó por delante uno de los últimos paraísos naturales a un paso de Granada capital.

El fuego quedó estabilizado a las 2:40 horas tras declararse sobre las 21:00 horas y para las 21:50 horas lo ha declarado como controlado. Por la mañana se podía ver el tamaño del desastre y la lengua negra que dejaron las llamas, ya apagadas, tras quemar matorral y un bosque de pequeños árboles como pinos y encinas. Sin víctimas personales ni materiales, las autoridades investigan qué pudo provocar el fuego. Todas las opciones siguen abiertas. Tanto que haya sido fortuito como, lo que gana peso, tenga detrás el sello del ser humano, ya sea por intencionalidad, descuido, o por accidente. Lo que parece es que todo se originó en un solo foco.

Lo que se ha quemado es otro puñal más en el corazón de los granadinos, que en los últimos años han visto cómo el fuego se ha comido muchos de sus paraísos. Aquel del Llano de la Perdiz, los del Sacromonte, el de Cenes, y ahora, la Fuente de la Bicha. Carlos sale pronto a entrenar para aprovechar que no aprieta el calor por la conocida Ruta del Colesterol. Él no parece sufrir sus males. “Anoche lo pasé mal porque suelo venir aquí a correr, pero también a pasear a los perros”, cuenta este vecino de la Carretera de la Sierra, que si bien no dijo que lo veía venir, sí apuntó a que “en primavera crece mucha hierba y en la última ola de calor estaba todo demasiado seco”.

El acceso a la Fuente de la Bicha está precintado. Suele pasar mucha gente por aquí todos los días. Ayer olía a un doloroso quemado. El fuego se ha llevado el lugar al que iban las primeras excursiones de los grupos de amigos del barrio. Algunos recuerdan, mayores ya, cuando en la vaquería había vacas. Ahora, bajo sus techos amenazantes y herrumbrosos algunas personas buscan refugio. Era el sitio de “nuestro recreo” (Antonio Vega).

Germán Castro es uno de los cuatro hermanos que regenta el restaurante Balcón del Genil. Lo tiene lleno, como es habitual. aunque “hay mucho morboso” que al menos hace caja. Ya más reposado, cuenta que se fue a dormir a las cinco de la mañana, aunque “a las dos ya lo tenían todo cercado”. “Asustados estábamos, pero teníamos las lindes limpias. Aprendimos de hace quince años, por lo que me sentía tranquilo”, relata mientras acaba el turno del mediodía.

El local estaba equipado con BIES, bocas de incendio equipadas, con mangueras de 25 metros que contribuyeron a refrescar el terreno cercano al local mientras esperaban a los Bomberos. En cuestión de diez minutos, llegaron. El resto de clientes, “cinco o seis reservas”, no tuvieron que ser ni desalojados, “se fueron directamente al ver las llamas”. “Nunca cerramos”, indica Castro, que cuenta cómo el restaurante sirvió de punto de avituallamiento y refresco para los efectivos del Infoca y Protección Civil: “Sólo nos pedían agua fresca”. Y con eso, a luchar contra “llamas muy grandes” y un “humo de la hostia”: “Deberían subirles el sueldo”, sentencia.

En el Balcón del Genil se oye el tintineo de las cucharillas de la hora del café. Al menos, las vistas del valle se mantienen como reclamo. Pero quienes corren allá abajo ven la negra cicatriz del fuego. Y esa es de las que van a escocer un buen tiempo.

stats