Solidaridad

La inflación y la crisis del Covid aumenta en un 17% las personas atendidas por Cáritas Diocesana en Granada en 2022

Imagen de la presentación de la memoria anual de actuación de Cáritas Diocesana de Granada

Imagen de la presentación de la memoria anual de actuación de Cáritas Diocesana de Granada / JOSE VELASCO / PHOTOGRAPHERSSPORTS

La crisis económica pospandemia y la inflación acentuada por la Guerra de Ucrania sigue pasando factura a la economía de los granadinos. Prueba de ello es que Caritas Diocesana atendió en 2022 a un total de 7.216 personas en toda la provincia de Granada, para las que ha destinado un total de 6,8 millones de euros. Así lo reflejan los datos que componen la memoria de actuaciones de la organización católica en el ejercicio del 2022, que ha presentado este jueves. Esta cifra supone un aumento del 17% respecto al año anterior. 

El balance de actividad refleja el mar de fondo que dejó la ola del Covid-19, donde muchas de las personas que llegaron a Cáritas al inicio del coronavirus continuaron en la red de acogida durante 2022. Este porcentaje es del 43%, al que se le suma el 31% de personas llegadas por la nueva crisis inflacionista, que está afectando a muchas familias vulnerables de Granada, incrementando aún más el riesgo de enquistamiento o cronificación de las situaciones de exclusión social.

Además, la precariedad y la falta de empleo son un factor que influye de manera extrema a la situación de las familias. Cáritas destaca que, del total de las personas atendidas, siete de cada diez se encuentran en edad de trabajar, pero están en paro.

Destaca el aumento de los recursos destinados al programa de acogida y atención primaria de los granadinos, con una partida superior al millón de euros (concretamente 1.185.234 euros) para la cobertura de necesidades básicas de 6.233 personas, destinadas sobre todo a vivienda para el pago de alquileres, hipotecas y suministros, un 55% más que en el año anterior.

La directora de Cáritas Diocesana de Granada, Luisa María Maeso, ha señalado que las personas "cada vez afrontan situaciones más complejas y requieren de mayor apoyo y recursos para mantener unas condiciones de vida dignas. Nos encontramos con una exclusión mucho más intensa y cronificada de lo que percibíamos antes de la pandemia"

Recibos más altos e impagos de facturas

El análisis de los datos recopilados por Cáritas en Granada muestra que el 42% de la población atendida ha tenido dificultades para pagar el alquiler o las facturas de suministros como electricidad y agua. Además, un 17% de los atendidos ha recibido avisos de corte de suministro y un 7% han sufrido avisos de desahucio. 

Esta situación ha llevado a muchas familias a subsistir cambiando de vivienda (un 25%), a compartir piso (un 10%) o incluso a alquilar habitaciones de su propia vivienda a terceros por cuestiones económicas (un 6%).

Entre los hogares con graves dificultades para satisfacer sus necesidades básicas se encuentran, sobre todo, quienes viven en régimen de alquiler (un 57%), con presencia de niños en edad estudiantil (44%), y que viven en situación de desempleo de alguno o todos los miembros activos (74%) y la ausencia de ingresos estables.

Para todas estas personas, la combinación de altos precios y bajos e inestables salarios, también afectados en mayor o menor medida de la elevada inflación a causa de la guerra en Ucrania, hacen que una vez pagado el alquiler o la hipoteca se queden en situación de pobreza.

Otra de las estrategias que han empleado estas personas para poder sobrevivir ha supuesto la reducción de gastos habituales en alimentación, ropa, calzado y en salud. El 86% de los atendidos han tenido que reducir el gasto en alimentación, y un 68% han dejado de comprar productos frescos ante la subida de precios. La situación de crisis también ha provocado que las personas descuiden su salud por la incapacidad de afrontar los gastos derivados de medicamentos o tratamientos.

"La subida de la cesta de la compra supone un problema añadido para estas familias, que viven con la angustia de no poder llevar una buena alimentación a sus hogares, y el dilema continuo de pagar el alquiler y las facturas o comprar comida", ha remarcado la directora de Cáritas Diocesana de Granada. Además, ha destacado que el 52% no disponen de ingresos, el 32% perciben prestaciones sociales y sólo el 5,% reciben el Ingreso Mínimo Vital del Gobierno.

Las mujeres, las más afectadas

Los datos de la Memoria Anual de Cáritas Diocesana apuntan a una mayor incidencia de la exclusión en las mujeres, con un 65% de afectadas, especialmente vulnerables en los hogares encabezados por una sola mujer y con la responsabilidad de criar a sus hijos (21%). Estas se ven obligadas a recurrir a estrategias de reducción de gasto en mayor medida que el resto, con el impacto que esto conlleva en la vida de los niños y en sus oportunidades de futuro.

"Los programas educativos de Familia, Mujer, Infancia y Juventud ofrecen un soporte integral a estos hogares, realizando también un seguimiento y apoyo específico a menores y jóvenes", ha explicado Maeso.

El problema del paro también se ha hecho patente durante 2022. Pese a las dificultades para encontrar trabajo, Cáritas Diocesana ha ayudado a que 210 personas hayan conseguido trabajo, 228 hayan mejorado sus competencias digitales, sociales y laborales; y 11 han accedido a formación para mejorar su cualificación.

Destaca que más de la mitad de las personas que acceden a los programas de empleo diocesano son mayores de 45 años, personas que, según han destacado, presentan una mayor probabilidad de descarte a la hora de acceder a un empleo. "La formación en puestos de trabajo de empresas colaboradores ofrecen a estas personas la oportunidad de darse a conocer y demostrar sus capacidades en un entorno real de trabajo, postulándose como futuros candidatos", ha remarcado la directora.

El análisis de la realidad social de Granada reclama, según Maeso, "la necesidad de avanzar y ampliar el alcance de la respuesta proporcionada por las administraciones públicas, para que protejan realmente a la ciudadanía y a las familias más vulnerables. Como sociedad no podemos permitir que esta nueva crisis ahonde aún más en la brecha de pobreza y exclusión".

Cáritas Diocesana de Granada pudo realizar su labor y mantiene sus líneas de actuación y trabajo gracias a los socios, donantes y colaboradores privados, cuyas aportaciones ascienden a 4,4 millones de euros, el 65% de los fondos privados aportados. Las administraciones públicas también han aportado más de 2,3 millones de euros para financiar los proyectos y centros de acción social.

Los capítulos a los que Cáritas destina un mayor volumen de recursos son los centros socio-sanitarios de atención a mayores y discapacitados 'Santa Isabel' y 'Oasis' (2,9 millones), el empleo (654.563 euros), y los programas educativos de familia, infancia y juventud, mujer e inmigración (281.215 euros).

60 años de "amor por los demás"

Por su parte, el delegado episcopal de Cáritas Diocesana de Granada, Alfonso Marín, ha expresado el reconocimiento y la gratitud a todas las personas que contribuyen con la labor de Cáritas. En total, 2.500 socios, 5.400 donantes y 370 entidades colaboradoras ayudan a que su trabajo salga adelante. Además, también ha tenido palabras de agradecimiento a los más de 1.000 voluntarios, a las personas contratadas y a quienes trabajan en los ocho centros que mantiene Cáritas. "Sin ellos no sería posible".

"Y gracias a todas aquellas personas que nos han precedido en estos 60 años de historia que se cumplen. Generaciones de personas que han dedicado su tiempo, cariño y tesón con su cercanía a los pobres", ha remarcado.

Desde sus inicios, la institución de la iglesia granadina ha ido evolucionando y reinventándose para dar respuesta a todas las necesidades sociales emergentes que han aparecido en cada época. Como ejemplo, tanto Marín como Maeso han destacado el reparto de ayuda social americana en 1962 o la entrega de colchones a los damnificados por las tormentas que afectaron a parte del Sacromonte en 1963, o las ayudas en las severas inundaciones de 1973 que afectaron a las localidaddes de la Rábita, Guadahortuna, Albuñol e Iznalloz

"Siempre que se nos ha necesitado, sea en la circunstancia que sea, hemos estado ahí. Y así continuará siendo gracias a tantas personas extraordinarias que colaboran y entregan lo mejor de sí mismas: el amor por los demás. Este valioso legado nos invita a todos a ser sembradores de bien, de justicia y de caridad para un mundo más humano, justo y pacífico", han concluido.

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