Todos somos inocentes, menos en la LAC

Los usuarios deben pagar un 'recargo' de 40 euros en el mismo momento si no han abonado el billete o no han validado la tarjeta de forma correcta

Todos somos inocentes, menos en la LAC
Francisco González Granada

23 de diciembre 2015 - 01:00

He dejado escrito (Granada Hoy, 29 de julio de 2014) que el sistema de transporte diseñado por el Ayuntamiento de Granada, el conocido LAC, tiene sus aspectos positivos y que con algunos ajustes podría contribuir a mejorar las complicadas condiciones del transporte público en nuestra capital. Empero la opinión que deseo manifestar con este artículo hace referencia a un aspecto de la LAC que ha creado un profundo malestar en no pocos usuarios y que no cabe más que calificar como una gran tomadura de pelo, cuando no bordea lo ilegal. Me refiero al de las "sanciones" de los 40 euros. Sabrán ustedes que si en los controles de los revisores algún usuario no ha validado correctamente el billete (o título de viaje) o no lo ha realizado de forma correcta, entonces los revisores proceden con una sanción, recargo o multa de 40 euros. El recargo debe pagarse en el acto y si el usuario se niega, entonces la sanción puede ser mayor.

Recordemos que durante los primeros meses de puesta en marcha de la LAC los revisores solo informaban del sistema de funcionamiento y explicaban el nuevo sistema de billetes, a saber que los billetes se validaban o "picaban" en las máquinas externas y no dentro del bus como es habitual en el resto de líneas de la ciudad. No pocos ciudadanos se confundían y por supuesto que también había picaresca y algunos usuarios utilizaban el servicio sin pagarlo. Esta situación me recordaba lo que acontece en Italia donde mucha (o alguna) gente no paga el servicio. Transcurrido el tiempo creo que los más habituales en el uso del servicio tenemos claro su funcionamiento.

En los últimos meses y por razones que no entro a valorar se ha impuesto el sistema de, digamos, aquí te pillo y aquí te mato. No dudo de que algunas personas quieran usar el bus por la cara pero también hemos de indicar que pueden producirse errores en el sistema de validación, confusiones en las máquinas externas con el usuario anterior, errores en el transbordo u otras causas que pueden explicar que un billete no esté validado.

Hace un par de semanas pregunté a un revisor si en algún lugar de las paradas o del bus se avisaba de la sanción que se imponía. Respuesta: no estaba avisado. Segunda pregunta: ¿Cómo puedo saberlo? Respuesta: Está publicado en las ordenanzas municipales. Me quedo asombrado. ¿Y si soy un turista? Respuesta: Entonces consultamos con los superiores.

Realicé estas preguntas ante mis dudas sobre la legalidad o "alegalidad" de obligar a una persona a pagar una sanción que puede no conocer (es verdad que el desconocimiento de una ley no exime de su cumplimiento) pero que además no está adecuadamente publicitada. ¿Tenemos obligación de conocer todas las ordenanzas del Ayuntamiento de Granada? ¿Y un turista? ¿O una persona que toma muy esporádicamente el bus?

No me cabe duda que el Ayuntamiento ha visto el problema y acaba de colocar en todas las paradas de la LAC unos carteles en los que se informa del 'Recargo' de 40 euros. Ya estamos avisados. Y utilizan el término recargo, por supuesto. No puede ser una sanción o una multa puesto que tal debe ser notificada y puede ser recurrida. ¿A alguien le permitieron recurrir la sanción o directamente le dijeron que entonces iba a ser peor? Dudo mucho que todos los recargos realizados hasta el momento estén plenamente ajustados al derecho de los consumidores y usuarios. Muchos de los cobros se han basado en la buena voluntad de los usuarios, en no pasar vergüenza porque crean que me quiero colar; en definitiva en la buena fe de los granadinos.

Pues bien yo me pregunto: ¿Por qué semejante 'recargo'? ¿Es disuasorio? ¿O simplemente es una muestra más del afán recaudatorio del Ayuntamiento? La cabeza dirigente del Ayuntamiento ha manifestado por activa y pasiva que los granadinos le han dado un mandato y que piensa cumplirlo. No creo que en ese mandato se incluya el creer que todos nos queremos aprovechar de la LAC, o que todos somos presuntos culpables en cuanto nos subimos en el bus, en su magnífica apuesta de la LAC que ha provocado un hermoso desajuste en las cuentas municipales, ya de por sí bastante enflaquecidas. ¿Pretende llenar las arcas municipales de 40 en 40 euros?

No me gusta, en absoluto, ser negativo. Estamos en unas fechas tan entrañables que doy varias opciones. Podrían devolverse los recargos realizados en el caso de que se hubieran notificado adecuadamente (lo que dudo, en verdad). O más allá, es tan simple como picar el billete a la persona que no lo ha validado adecuadamente, o validarlo dos veces (o sea un simple recargo de un billete extra) o incluso decirle que debe bajarse en la siguiente parada y validarlo. En esta última opción tengo mis dudas pues podría entenderse como una coacción o retención y un revisor no puede ejercer tal acción pues no es un agente de la autoridad.

En definitiva, excelentísimo Ayuntamiento, les manifiesto que los recargos de 40 euros realizados hasta ahora han sido otra muestra de una gran dosis de ligereza en la gestión de un servicio público, cuando no una tomadura de pelo a los ciudadanos. Me pregunto si la cantidad del recargo ha sido elegida de forma aleatoria o les llegó a las autoridades municipales desde aquello que Freud llamaba el super-ego como parte del subconsciente. A mi personalmente esa cantidad me recuerda un cuento infantil, como sí nuestras autoridades nos trataran como unos menores traviesos a los que hay que asustar. Ya saben: Alí-Babá y la cueva de los cuarenta euros, no perdón, ladrones.

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