Más de 130 sin techo han hecho del Palacio de Deportes de Granada su hogar desde que fueron trasladados del pabellón Paquillo Fernández ante la negativa de Fermasa de acogerlos ante la perspectiva de tener que destinar sus instalaciones para montar un hospital de campaña. En muchos casos son personas con adicciones o con problemas psiquátricos, lo que está haciendo que el albergue improvisado esté protagonizando la crónica de sucesos de las últimas semanas. El último caso es el de un guardia de seguridad que ha denunciado un intento de agresión con un punzón por parte de uno de los residentes. Este caso se suma a otro intento de apuñalamiento que acabó con cinco detenidos y tres policías nacionales heridos y al hombre de nacionalidad búlgara que, tras ser expulsado, se subió a una grúa de 60 metros en el Zaidín para pedir la paz mundial.

Son tres casos que han trascendido por su gravedad, pero según explica el guardia de seguridad que fue agredido ayer, las trifulcas y los enfrentamientos forman parte del día a día en su trabajo. 

Según ha explicado a este periódico el guardia, fue requerido por una trabajadora social para que la acompañara a los servicios ya que un residente estaba encerrado y no respondía a sus llamadas para que saliera. Así que terminó abriendo la puerta por la fuerza y se encontró con el sin techo presuntamente consumiendo heroína.

"Procedí a sacarlo del baño a un pasillo y allí pidió que no le hiciera daño, pero se llevó la mano al bolsillo y sacó un punzón con el que intentó apuñalarme varias veces, aunque finalmente conseguí reducirlo y ponerle los grilletes hasta la llegada de la Policía", ha explicado el guardia de seguridad, que subraya que es sólo la punta del iceberg. "Hay peleas todos los días, encontronazos, requisamos armas blancas y objetos punzantes, droga, alcohol...", afirma para recordar que ayer mismo otro compañero sufrió otra agresión por parte de otro de los sin techo que le produjo daños en la rodilla y nuevamente tuvo que intervenir la policía para detener al agresor. 

De hecho, según su relato, horas antes del intento de agresión le requisó un punzón al agresor a la entrada del Palacio de Deportes, pese a lo cual consiguió hacerse con otra arma dentro de la instalación. "Afortunadamente trabajamos con chalecos antipinchazos que nos costeamos nosotros mismos y pude reducirlo a tiempo", señala. "Este tipo de enfrentamientos son habituales y, de hecho, no pude avisar a mis compañeros porque estaban sofocando otro enfrentamiento", ha explica el guardia, que lamenta que son sólo tres los profesionales los que vigilan la seguridad en el Palacio de Deportes con más de 130 residentes. 

Respecto al ciudadano búlgaro que fue expulsado y acabó subido a una grúa de 60 metros, el guardia señala que el motivo de que saliera del Palacio de Deportes fue otro intento de agresión a un compañero. "Tenemos orden de permitir que entren y salgan a diario", según denuncia.