Investigadores de Granada y el CSIC identifican restos de animales que compusieron un banquete multitudinario en la Edad de Bronce, hace 4.000 años
Han analizado desechos óseos de al menos cinco caballos, vacas, caprinos, cerdos, ciervos, jabalís, conejos y liebres del yacimiento de Peñalosa, en Baños de la Encina
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Investigadores del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada y del Instituto de Historia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han analizado los restos de animales de un depósito localizado en el yacimiento argárico de Peñalosa, en la localidad jienense de Baños de la Encina, resultado de un banquete en el que pudo participar la mayor parte de la población.
Este tipo de actos han sido ampliamente analizados en la prehistoria reciente peninsular y en el resto de Europa, Asia y América. Dichas celebraciones funcionaban como mecanismos de cohesión del grupo, generadores de memoria y de identidad individual y colectiva, al mismo tiempo que mantenían la estructura social, demarcaban las desigualdades y reforzaban la autoridad y el poder de los organizadores del evento.
Hasta la fecha, el estudio de las celebraciones de comensalidad en la cultura argárica (2200-1550 a. C.) se había abordado mayoritariamente desde el ajuar cárnico y el cerámico identificados en las sepulturas. Sin embargo, el hallazgo de este depósito de restos de animales ofrece evidencias para ampliar la investigación más allá de los ritos funerarios y abre nuevas líneas de trabajo, indica la Universidad en un comunicado.
El yacimiento de la Edad del Bronce de Peñalosa se localiza en el término municipal de Baños de la Encina (Jaén). En la acrópolis ha sido encontrada una estructura circular de mampostería de pizarra y barro que fue rellenada mayoritariamente con restos de animales en un único momento.
El estudio taxonómico de los 2.205 fragmentos óseos ha demostrado que pertenecieron a un mínimo de 16 ejemplares incompletos de especies habituales del poblado: vaca, caprinos, cerdo, ciervo, jabalí, conejo y liebre. Sin embargo, el rasgo más sobresaliente es el predominio de caballos, con un mínimo de cinco individuos.
La presencia de numerosas marcas de carnicería, la escasez de huesos en conexión anatómica, la abundancia de elementos anatómicos de elevado aporte cárnico, la preferencia por individuos adultos de todas las especies y la inexistencia de una organización interna hacen suponer que esta estructura funcionó como un "pozo de desechos" donde se colocaron los restos del banquete. Las dificultades para la conservación de toda esta carne denotan que en este evento participó una parte importante de la sociedad.
“Las causas que motivaron la celebración de este banquete son desconocidas y seguramente nunca puedan llegar a ser determinadas, si bien este tipo de eventos suelen relacionarse con nacimientos, fallecimientos, lazos matrimoniales, ritos de paso, actos inaugurales o fundacionales, festividades religiosas, sacrificios asociados a labores riesgosas como la metalurgia, etc.”, explica Lucía Tinoco, investigadora de la UGR que trabaja en este estudio.
“Independientemente del motivo de la ceremonia, reunirse para comer la gran cantidad de carne proporcionada por un mínimo de cinco caballos y por el resto de los animales tuvo que constituir un acontecimiento extraordinario para esta comunidad”, concluye la científica
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