El cultivo del mango, un fruto originario del sudeste asiático, se remonta a épocas muy antiguas. En las Sagradas Escrituras se hace referencia a él en sánscrito. Se dice también que en las leyendas del año 4.000 a. C. y el folklore hindú también hablaban de este delicioso alimento. Desde entonces, su árbol ha sido objeto de gran veneración en la India y sus frutos constituyen un artículo estimado como comestible a través de los tiempos. Sus hojas son consideradas como símbolo de fertilidad y de amor. Es tal la importancia que conceden a este árbol, que una leyenda hindú relata cómo Buda encontró inspiración y paz sentado en un huerto rodeado de mangos.

Pese a que los árabes lo introdujeron en la costa oriental africana en el siglo X, Occidente no tuvo conocimiento de esta fruta hasta que los portugueses abrieron a principios del siglo XVI las rutas marítimas con el lejano oriente. Del mismo modo, los españoles introdujeron su cultivo en sus colonias del continente americano.

El mango es uno de los frutos exóticos más conocidos y apreciados, algunos lo consideran como el rey de la fruta. Ningún otro fruto tiene un sabor tan exótico. Es una fruta tan corriente para los habitantes de los trópicos como la manzana para los europeos. Su cultivo es propio de estas zonas de clima tropical y subtropical, debido principalmente a que no soporta el frío. La temperatura idónea para su desarrollo óptimo oscila entre los 20 y los 26 grados de temperatura media anual. En la península su introducción ha sido relativamente reciente y sus posibilidades de cultivo se circunscriben a zonas muy limitadas de la Costa Tropical de Granada y Canarias.

Aunque se adapta a todo tipo de suelos, prefiere los de buen drenaje y poco alcalinos. Los suelos fértiles, el agua abundante y las temperaturas y luz adecuadas hacen de la Costa granadina un lugar idóneo para que crezca este peculiar fruto. Durante el invierno, las bajas temperaturas mantienen a la planta parada, convirtiéndose éste en un elemento que limita su desarrollo vegetativo. Este factor, por el contrario, 'estresa' a la planta de manera que hace posible una floración precoz y abundante. Ello permite una fructificación prematura que no tendría en otras condiciones. El mango debe tener calor y tiempo seco. Crece con más vigor y en mejores condiciones en las colinas algo alejados de la influencia marina. La recolección de la fruta está comprendida entre septiembre y diciembre.

En Almuñécar existen cerca de 30 variedades de mango que principalmente han sido importadas de Florida.

El mango es considerado como una fruta altamente saludable, posee un alto contenido en vitaminas A y C, fruta afrodisíaca e ideal como complemento en la dieta diaria gracias a su alto contenido en fibras, que ofrece por tanto propiedades laxantes y diuréticas.