"Eso de que estaban metidos en las drogas es una mentira"
Doble crimen en el camino del purchil Almanjáyar ruge de rabia y niega la versión policial
Más de cien familiares y amigos velan a los dos jóvenes asesinados, destacan que nunca se vieron envueltos en nada ilegal y acusan a la prensa de sensacionalismo
La situación recuerda a la famosa escena de Pájaros, una de las obras maestras de Hitchcock. A lado y lado de la cuesta que baja hacia el Instituto de Medicina Legal se agolpan más de cien familiares de los dos jóvenes que fueron asesinados el jueves en el Camino de Purchil. Están quietos, serios, en silencio. El redactor se siente como un intruso que hurga en la intimidad de otros y tiene la impresión de que la chispa puede saltar en cualquier momento.
Cosa que sucede poco después. "A los que han escrito esto les tenían que arrancar la cabeza", sugiere, fuera de sí, uno de los que han estado velando los cadáveres, dirigiéndose al corrillo de informadores que, prudentes, se han situado cerca de los siete policías que vigilan la zona.
Algún periodista intenta contemporizar. Explica que si se ha relacionado a los fallecidos con un asunto de drogas -porque eso es lo que más molesta que se haya dicho- ha sido porque las fuentes a las que han consultado lo han revelado. Le promete, de hecho, que de la misma forma se hará eco de sus quejas, de su versión. Pero ni él ni otros que le acompañan se convencen. "Si hubieran sido payos, no los habrían relacionado con las drogas", espeta otro, que tiene parte de razón: sobraba lo de destacar que los asesinados eran gitanos; no aporta mucho y contribuye a perpetuar el estereotipo que los liga a la delincuencia, una generalización que, como todas, es injusta y hasta cruel.
Pero, por encima de prejuicios, tienen un buen motivo para estar enfadados. Llevan toda la noche sin dormir y tratando de encontrar una explicación a algo que ya no tiene vuelta de hoja: dos chicos jóvenes que un día antes estaban con ellos han muerto. Y aunque nunca estaría justificado que les quitase la vida, en este caso lo ven más difícil de entender.
"En el barrio eran nombrados por todos. No se metían en nada chungo, eso que dicen es mentira. Era culturista, subcampeón de Andalucía, y en verano solía trabajar de socorrista.", cuentan de J.F.C., de 25 años, que deja viuda y una hija. "Era como su hermano. Era oficial de primera de albañilería y tenía su propia empresa. Ni fumaba ni bebía; ninguno de los dos lo hacía", aseguran sobre M.F.A., de quien la policía confirmó ayer que tenía antecedentes.
"¿Qué se iba a meter en drogas, si se buscaba la vida como podía en los mercadillos, vendiendo junto a su mujer, y a veces no tenían ni para comer?", insiste su suegro sobre J.F.C., mientras un primo de M.F.A. reitera que era un tipo sano y en que él no sabe nada de antecedentes.
El grupo asegura que no tiene ni idea de quién puede estar detrás del crimen, que no conocen a la persona que ha sido detenida. Unos creen que vive en Almanjáyar, otros aventuran que es de La Chana. Esperan que la policía le haga cantar, porque lo que tienen claro es que una persona sola, por mucho que fuera armada, no iba a enfrentarse así como así a dos tipos como ellos.
Pero hablando de unas cosas y de otras, alguien suelta en un momento dado que los dos amigos estaban en tratos con un hombre a cuenta de un coche. Para comprarlo o venderlo, de eso no se acuerda bien. Deja entrever que ese trato, si salió mal, pudo ser la causa del crimen, una hipótesis que no parece muy consistente pero a la que se aferra porque, repite, drogas por medio no hubo. Y el coro secunda, machacón: "No, no, de drogas nada. Se ha dicho eso porque eran gitanos. Y a los periodistas que han escrito eso..."
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