Tres de cada cuatro millennials españoles apuestan por el vino en lata

Aromas y sabores

Las bodegas buscan soluciones para atraer al público joven

Tres de cada cuatro millennials españoles apuestan por el vino en lata / G. H.
Margarita Lozano

03 de octubre 2021 - 06:13

El consumo de vino en la generación millennial es más bajo que en ninguna otra generación anterior mientras fueron jóvenes. Esto preocupa a la industria vitivinícola, que ha empezado a entender la necesidad de comprender la idiosincrasia de la generación millennial y como dirigirse a ellos para aumentar el consumo de vino. Existen numerosos trabajos en los que se estudia las características de los millennials y como es su relación con el mundo del vino, especialmente la de los no consumidores, profundizando en los motivos por los que no beben vino y cuáles serían las medidas más adecuadas para atraerles. Una de las conclusiones más llamativas que se extrae de dichos estudios es que el perfil del nuevo consumidor está cambiando. Sus compras no obedecen solo a impulsos o a costumbres y, en los últimos años, existe una mayor concienciación en torno a la sostenibilidad: queremos saber qué compramos, qué beneficios nos aporta, si responde o no a nuestras necesidades, a nuestro estilo de vida y hábitos de ocio. Además, con la pandemia nuestro estilo de vida ha cambiado radicalmente, por lo que las bebidas que nos acompañan tienen que hacerlo en un formato fácil y cómodo. Ejemplo de ello es la popularidad que está experimentando el vino en lata y es que parece que la tendencia está aterrizando en nuestro país, especialmente entre los millennials, y es que tres de cuatro millennials españoles (76%) señalan que han probado o tienen intención de probar vino en lata, diez puntos por encima de la media nacional, que se sitúa en un 66%.

Esta es una de las conclusiones de una encuesta realizada por Ball, el mayor productor de latas de bebida del mundo, para conocer la opinión de la población sobre este producto en distintos países. Ball Corporation (NYSE: BLL) suministra soluciones innovadoras y sostenibles para el envasado de comida, bebida y productos para el hogar, así como otras tecnologías y servicios aeroespaciales principalmente para el Gobierno de los Estados Unidos. Para ello encargaron un estudio a la empresa Norstat, que desarrolla métodos de investigación bien fundamentados para recopilar datos fiables sobre cualquier tema o grupo objetivo deseado. Esta información ayuda a las empresas a tomar las decisiones correctas y mejorar en lo que hace. Así, Norstat ha diseñado y llevado a cabo una encuesta sobre el vino en lata en seis mercados: Estados Unidos, Reino Unido, Chile, Alemania, Francia y España. Realizada sobre una muestra de 1.000 individuos de 18 a 65 años de edad en cada país, la encuesta tuvo lugar entre el 3 y el 7 de junio de 2021.

Innovar en una industria con un componente histórico y cultural tan potente no es fácil

El interés por el vino en lata varía en función de la edad. De hecho, la conocida como Generación X (45-54 años, aproximadamente) se muestras abierto a probar esta categoría de bebidas (69%), al igual que la población más joven perteneciente a la denominada Generación Z (67%). El estudio, que se ha realizado en seis países, muestra que esta tendencia es similar en casi todos los mercados. Por ejemplo, en Estados Unidos, son también los millennials los más abiertos a probar vino en lata (75%), mientras en Chile el porcentaje de millennials que simpatizan con esta categoría asciende al 80%. Por el contrario, en Francia -otro país tradicionalmente vinícola como España y Chile–, la cifra disminuye hasta el 43%.

Otro de los aspectos que analiza este estudio es la tipología de vino favorita por los encuestados para envasar en lata. Para los millennials españoles, el tinto es el más elegido (51%), seguido por el blanco (46%) y los espumosos (32%).

“Nos encontramos en un momento en el que los consumidores no solo se preocupan por la calidad del producto que compran, sino también por el proceso de elaboración del mismo, así como por la sostenibilidad y reciclabilidad del envase que lo contiene. En este sentido, la lata de aluminio puede reciclarse infinitamente sin perder calidad en el proceso y ello con independencia del tamaño, diseño o color del envase. Además, su peso se ha reducido un 35% desde los años 80, lo que la convierte en el envase perfecto para esos momentos de consumo on the go en la playa, el campo o la piscina, al tiempo que contribuye a fortalecer la tendencia ready to drink que viene revolucionando el mercado de los espirituosos a nivel internacional”, afirma Myriam Galmés, Commercial Manager de Ball para el sur de Europa.

En Estados Unidos, los millennials también son los más abiertos a probar vino en lata

Según Pilar Oltra, sumiller y CEO de Vinology y espacio La Parra, “la opción de que las bodegas hagan mucho más accesible el vino a los consumidores a través de nuevos formatos y packagings me parece un acierto para democratizar el consumo de esta bebida en múltiples actividades en las que, hasta entonces, esta bebida no tenía ninguna oportunidad. Por ejemplo, si se va a hacer un picnic en primavera o verano, se puede completar la experiencia y disfrutar de la naturaleza con un vino joven con un toque fresco para combatir el calor. Sin lugar a duda, el vino es una bebida que crea curiosidad, y cada vez son más los consumidores que están apostando por él como primera opción. En este sentido, creo que todo aquello que ayude a llevar la cultura del vino a nuevos públicos y diferentes entornos que antes eran más complicados de ocupar es todo un beneficio, no solo para las bodegas, sino también para los consumidores”.

Innovar en una industria con un componente histórico y cultural tan potente como es la del vino no es fácil, sobre todo en los países productores tradicionales como son los europeos, mientras que en los países emergentes de América, y otros como Sudáfrica o Australia, la innovación es mejor percibida por el consumidor, ya que no hay esa “carga” de tradición que tienen los países europeos. Así ocurrió (y en gran medida sigue ocurriendo) con los tapones de silicona o de rosca para las botellas de vinos jóvenes. Y sin embargo, un par de décadas después de que estos tipos de cierre llegaran al sector del vino sobre todo de la mano de los productores del Nuevo Mundo, ya han desembarcado con fuerza en Europa y son utilizados incluso por bodegas de renombre para vinos jóvenes que deben beberse en el año.

El vino en lata se está haciendo un sitio en el mercado y se ve como un instrumento para llegar al público más joven (siempre mayor de edad, por supuesto), que quizás no bebe vino porque lo ve como una bebida de “gente mayor”, dándole un toque más desenfadado y una imagen más actual.

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