El móvil autómata que se conecta solo a internet

El móvil Nokia 7230 recibe un aluvión de quejas de usuarios que no pueden desconectar un servicio que no contrataron · Los responsables de la compañía les dan largas

Noelia Muñoz/ Granada

13 de agosto 2010 - 01:00

Un autómata es el aparato que encierra dentro de sí un mecanismo que le imprime determinados movimientos, o la máquina que imita los de un ser animado. Estas dos acepciones extraídas de la Real Academia Española, nos sirven para definir al modelo de móvil Nokia 7230, que se conecta de manera constante y sin que el dueño del teléfono se lo mande (parece que sí lo hace el de la compañía).

Las facturas por estas conexiones denominadas Live por Vodafone, la empresa con la que se contrata el teléfono, son tan largas como las caras con las que van apareciendo uno a uno los clientes que se sienten estafados, que no comprenden porqué ocurre esto y que piden exasperados una solución.

"Dan ganas de volver a la edad de piedra y vivir como un ermitaño sin teléfono", es la opinión generalizada que se vierte en muchos foros de internet, donde los usuarios buscan consejos de otros en su misma situación, poniendo de vuelta y media a las compañías, a los teleoperadores e incluso a los dependientes de las tiendas telefónicas que, pobres de ellos, sin tener culpa, tienen que cargar con enfados y alguna que otra reclamación.

Rosa España, estudiante de Periodismo, estaba tan tranquila con su reluciente móvil nuevo hasta que pasados unos días de su compra, se le ocurrió preguntar cuánto saldo había consumido hasta el momento. 60 euros por entrar a internet cada 2 minutos. Sin dejar pasar mucho tiempo llamó, con la factura por delante y la duda por detrás, al servicio de atención al cliente de Vodafone.

"Era 5 de julio, nunca lo olvidaré, porque a partir de ahí comenzó todo...Y si no tuviera dinero para pagarlo ¿qué pasaría? La primera factura fue de más de 200 euros y la siguiente que está por llegar, va ya por más de 300".

Más que seria y más que cabreada, Rosa sigue a la espera de que la llamen para solucionarle el problema y no deja de cuestionarse cómo las empresas pueden permitirse la licencia de tener un producto defectuoso porque "si no está mal por fábrica, esto es un engaño en toda regla", replica la joven a la que, por ahora, le han descontado de su cuenta bancaria el primer recibo. "Si no las pagaba me amenazaron con que meterían mi nombre engrosando la lista de morosos. Es muy injusto."

Y es que ese dinero, de momento, ya no volverá a su bolsillo, ni el de los tantos usuarios que se encuentran indefensos ante los gigantes empresariales, que parecen manejar el mundo a su antojo.

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