Granada

El mundo de los sabores se abre a los más pequeños

  • Un total de cincuenta escolares de Primaria participan en un desayuno en el Alhambra Palace para aprender a disfrutar de todos los alimentos

Una alimentación equilibrada es uno de los secretos para lograr un desarrollo adecuado de los más pequeños. Que los niños aprendan a diferenciar los sabores, y también a apreciarlos, es fundamental para conseguirlo. El 'día del gusto' se celebró ayer en Granada para 'convencer' a cincuenta escolares de ocho años de la importancia de comer bien: un desayuno en el Alhambra Palace les ayudó a diferenciar entre lo dulce, lo salado, lo ácido y lo amargo a través de suculentos alimentos.

Un cucharada de gelatina de tónica, un chupa-chups de charoni, un postre de chocolate negro y chocolate blanco, un gajo de limón y una saladilla con aceite fueron los suculentos 'manjares' que ofrecieron a los niños. Sin embargo sus caras demostraban claramente cuáles son sabores favoritos y aquellos que no les agradan demasiado.

El encargado de realizar el menú fue el cocinero Jesús Bracero, que, además, se encargó de explicar a los alumnos del colegio Santo Domingo los criterios más importantes para tener una alimentación saludable. Huir de la bollería industrial, comer cinco piezas de fruta o verdura diarias o que el aceite de oliva sea una de las bases de su dieta fueron algunos de los consejos de Bracero.

Los pequeños comenzaron la jornada culinaria saboreando una gelatina de tónica que provocó caras de sorpresa en los escolares que no lograron averiguar qué era exactamente lo que estaban comiendo. Pero no sería el único sabor desconocido de la mañana. El chupa-chups de charoni, una fruta que nace del injerto entre la manzana y el caqui, gustó más pero sorprendió igualmente. La mayoría de los niños no había oído nunca hablar del fruto y, sin embargo, no sobró ninguna de estas bolitas naranjas.

Si el gusto amargo de la tónica había hecho que cambiaran los rostros de casi todos los presentes, morder un gajo de limón les hizo a muchos estremecerse. Después del 'susto' inicial, pocos fueron no obstante los que no terminaron de exprimir el limón en su boca.

Ninguno lo dudó para mojar el pan en el aceite de oliva, después de morder una aceituna. Pero lo mejor fue lo que más se hizo esperar: un postre elaborado con tres tipos de chocolate y una bola de helado de vainilla que hicieron las delicias de los niños mientras reconocían que era precisamente el dulce su sabor favorito.

Los desórdenes alimenticios son un problema candente en la sociedad e iniciativas como este 'curso de sabores' ayuda a los más pequeños a conocer cuáles son los hábitos más saludables que tienen que seguir en su alimentación diaria. Para Brasero la clave está en apostar por la gastronomía mediterránea y una dieta equilibrada. Aunque los pequeños acudían ayer al comedor con la lección bien aprendida y aseguraban preferir la fruta a los bollycao, la realidad no siempre lo confirma.

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