Las novatadas vencen con Astérix

A pesar de la oposición de la UGR, un millar de personas participa en la 'fiesta' de los estudiantes de Medicina · La Policía exige este año un responsable de los actos

Un galo hace sufrir a un novato arrodillado, ayer, en la Plaza de la Universidad.
A. Beauchy / Granada

20 de octubre 2011 - 01:00

Las novatadas de San Lucas están más vivas que nunca en Granada. Un millar de personas participaron ayer en la tradicional fiesta universitaria, si se puede llamar así, que protagonizan los estudiantes de Medicina como recibimiento a los compañeros de primer curso.

Ni las amenazas del Decanato, ni las del Rectorado, ni las del Ayuntamiento de Granada han servido para frenar esta práctica humillante, muy cuestionada después de los recientes incidentes en Santiago de Compostela.

Cada institución ha puesto unas normas y los alumnos de Medicina de la UGR han encontrado una vía para sortearlas sin dejar de celebrarlas. El Decanato les exige que no las realicen en el interior del centro, así que hasta que no salen a la calle no empieza el 'sarao'. Y al Ayuntamiento le preocupa que ensucien las calles, una cuestión que han solventado con plásticos.

Salvados estos dos escollos, el ritual se celebró como siempre. Desde muy temprano, los 280 alumnos de primero, conocidos como 'borregos', aguardaban en las aulas equipados para la guerra. Sus compañeros de promoción, vestían camisetas en alusión de San Lucas, el patrón de Medicina, con las batas y bolsas del supermercado en la mano y esperaban por los pasillos a los alumnos de cuarto, que tradicionalmente se encargan de 'castigar' a los principiantes.

A pesar de las críticas, los novatos tienen claro por qué participan voluntariamente en las novatadas, que ellos viven como una fiesta: "dicen que te lo pasas muy bien y que es algo que recuerdas toda tu vida".

Al mediodía una legión de galos, disfrazados de Astérix y Obélix y liderados por Lucas, que este año iba disfrazado de Panorámix, toman la puerta de la Facultad. Entran en masa en la Facultad para secuestrar a los 'borregos' en sus propias aulas. Ningún profesor ni representante del Decanato hace acto de presencia y el camino está libre para ellos.

En las dos aulas de primero se vive el momento de la conquista. "Útero, vagina, Medicina", gritan a la entrada. "Se nota, se siente, cuarto está presente", continúan. A lo que los novatos responden: "qué buenos son que nos llevan de excursión". Y salen a la calle cogidos de la mano escoltados por los veteranos.

Aunque el paseo hasta la Plaza de la Universidad era el escenario donde se manchaba a los novatos, hace tres años que este recorrido se cambió para evitar las críticas de la sociedad, que veía cómo ensuciaban todo lo que les salía al paso. Cerca de la Facultad, en la Plaza Galdo-Villegas, los alumnos de cuarto improvisaron un paseíllo de plásticos (en el suelo y en la pared de uno de los edificios) para escenificar sus vejaciones limpiamente.

Hasta un millar de personas se concentraron en dicha plaza, entre universitarios, medios de comunicación, viandantes y agentes de seguridad. Un policía local y uno nacional cortaron la iniciativa ante la sorpresa de los presentes. "Si lo dejáis todo limpio no pasará nada -le espetaba el agente a los estudiantes-, pero antes de que empecéis necesito que me deis el nombre de un responsable. Porque si no es así, os caerá una multa". Tras un rato de confusión, pues ninguno de los estudiantes de cuarto quería dar su nombre, deciden entre varios líderes que figuren cuatro personas, entre ellos el Lucas. Los novatos, ajenos a lo que allí pasaba, querían hacer el paseíllo cuanto antes.

A pesar de las consignas de no echar productos abrasivos a los 'borregos', entre los productos elegidos figuraban el vinagre, la mostaza e incluso el alcohol.

Durante veinte minutos estuvieron desfilando novatos y dejándose hacer toda clase de 'novatadas' entre los veteranos. El principal objetivo era estar cubierto de porquería de arriba a abajo y lo consiguieron rápido. "La ropa tenemos que tirarla luego", decía muy contenta una de las novatas. Antes de dirigirse a la puerta de Derecho, tanto los veteranos como los principiantes se dedicaron a recoger los plásticos con la basura que habían dejado.

El millar de personas se presentó en la Plaza de la Universidad en torno a la una de la tarde. Comercios con las persianas bajadas, la puerta de la Facultad de Derecho cerrada a cal y canto y plásticos en el suelo en torno a la estatua de Carlos V recibieron a las futuras promesas de Medicina. "Que tiemble Derecho, llega Medicina" o "Illo, illo, illo, Derecho es un cursillo", cantaban los alumnos a modo de provocación mientras esperaban a su Lucas.

Panorámix se subió a la estatua de Carlos V, vigilada por la concejal de Patrimonio, María Francés, que llegaba de las jornadas de recepción de Estudiantes, y lanzó su discurso. "El César ha enviado al ejército a nuestra pequeña aldea, pero de nuevo no ha logrado ganar esta batalla", comenzó mientras los compañeros lo jaleaban.

"Por mucho que les pese a los romanos, hemos llegado con dignidad. Nos esperan muchos años de victoria en compañía del resto de promociones", añadió. Y Lucas remató su provocación: "el tiempo pasa muy rápido, disfrutad de las reuniones que nunca acaban, de los profesores que se inventan el temario y de los que ni siquiera vienen a clase".

Luego, como siempre, acabó Lucas tirándose en plancha sobre los 'borregos', que debían cogerlo para que no se partiera la crisma y mantearlo durante un rato. Esta práctica fue imitada por otros compañeros, ante la estupefacción de turistas que se habían parado a fotografiar el espectáculo.

El ritual se completó con la recogida de plásticos. Y de ahí, novatos y veteranos se fueron al botellódromo, donde se unieron al resto de universitarios. El buen tiempo y la coincidencia de las jornadas de recepción de estudiantes, organizadas por la UGR, con la celebración del patrón de Medicina congregaron ayer a cientos de personas en el botellódromo.

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