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Un hombre bueno, un gran hombre, un ejemplo. José María Corpas ha fallecido víctima del cáncer. Una enfermedad que no quiso ocultar, a la que se enfrentó con valentía y contra la que ha luchado hasta quedarse sin fuerzas. Una fuerza precisamente que ha sido destacada por todos su compañeros y amigos, a los que deja un vacío infinito. Unos compañeros que han arropado a su familia y que entre todos le han dado un final tranquilo, amable y lleno de amor, como él desprendía con su mujer, Lola Hidalgo, con sus dos hijos, Álex y Carlos, y con su nieto Leo, por el que sentía predilección.
Militante del partido comunista desde los años 70, se pasó después al PSOE para unificar la fuerza de la izquierda y toda su vida ha estado como militante de base, con un perfil ideológico claro. Pero nunca había dado el salto a la primera línea. Hasta que su mujer "le dejó" para presentarse en las listas a las elecciones municipales de 2019 porque, como ella misma reconoce, sabía que le hacía ilusión y consiguió que la convencieran en una comida con otros compañeros socialistas.
Y esa era su gran ilusión ahora, la de ser concejal, la de trabajar por la ciudad y conseguir hacer cosas. Por eso, hasta sus últimos momentos de lucidez ha estado dejándolo todo planteado. Y su obsesión era el presupuesto. Las últimas comisiones ya le suponían un gran esfuerzo de salud pero incluso vio desde casa el último pleno extraordinario del viernes 6 de mayo ya que era crucial para su área. Era el de aprobación de la inversión de 15 millones de euros procedentes del Gobierno para asegurar los servicios públicos. Su viuda cuenta que hasta en el momento de la votación, Corpas levantó la mano desde su cama, lo que indica su entrega a lo que estaba haciendo. Además, no dejó de apuntar las ideas que le rondaban. Y quería tener más tiempo de vida para aprobar el presupuesto. Dos meses más, decía. Pero no pudo ser, por lo que ahora sus compañeros de corporación han recibido el encargo de sacar adelante las cuentas, "los presupuestos de Corpas". Y hasta el último momento dio instrucciones al personal del Ayuntamiento para hacerlo. También en las últimas conversaciones con Paco Puentedura, concejal de UP con el que han centrado las negociaciones de las cuentas, que ayer destacaba su esfuerzo.
Además de su compromiso político, su pasión era el Real Madrid. Futbolero empedernido, el último viaje de su vida que compartió con su familia fue el pasado 4 de mayo, cuando fueron a Madrid a ver el partido del Real Madrid de la Champions contra el Manchester en el Bernabeu. Un viaje que le llenó de ilusión, que compartió con su mujer y sus hijos, y que su viuda recordaba ayer como una odisea. Una imagen de ese viaje, de los cuatro felices y unidos, fue la última que compartió su viuda en sus redes sociales. A partir de ahí empezó a apagarse y se ha ido en su casa, rodeado de su familia y de sus amigos, que han podido despedirse y mostrarle su cariño.
Los camaradas del Faro Rojo también se despidieron. Amigos desde hace décadas desde el partido comunista, es un grupo que compartía el matrimonio con antiguos compañeros del PCE y de IU, y que ayer tuvieron su último encuentro.
A nivel profesional, siempre tenía buenas palabras para la prensa. Nunca le importaba atender llamadas, explicar y volver a explicar para que quedara clara la información, y siempre lo hacía con ese tono tranquilo, sosegado, didáctico, que transmitía confianza. Sabía la responsabilidad de su área de Economía y que la palabra y el consenso era el único camino para sacar adelante proyectos.
Un tono heredado de su trayectoria como abogado laboralista, uno de los más reconocidos de Granada. Un ámbito, el derecho, en el que también deja su legado. Comenzó su trayectoria integrándose en un despacho de Abogados con Rafael Fernández-Piñar y Afán de Rivera y Joaquín Cifuentes Diez. Fernández-Piñar murió también en un accidente un mes después de dejar de ser concejal de Cultura del Ayuntamiento de Granada.
Como todos han destacado de él, habrá que acostumbrarse a vivir con su pérdida y defendiendo con orgullo su legado y sus valores, no habituales en la política de hoy en día.
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