“Ayer mismo me llamó una familia para ver si podía ingresar un mayor. Desde el inicio del estado de alarma, han sido dos”. Álvaro Morales, gerente de tres residencias del Grupo Alfaguara, destaca que “focos no hay” de coronavirus en residencias. La pandemia se cebó especialmente entre los usuarios de los geriátricos.En Granada, con unos 5.000 residentes, consta que han fallecido 67, según los datos oficiales. La realización de test masivos –una de las reclamaciones del sector– ayudó a clarificar la situación de estos centros, que sin embargo todavía pugnan por conseguir más medios y recursos. “Hay algunas que se las ven y se las desean para encontrar personal”, reconoce Morales. Las enfermeras se han ido a los hospitales y la normativa ampara que mayores con sintomatología leve permanezcan en las residencias, algo que Morales califica de “barbaridad” al tiempo que recuerda que se ha medicalizado un hotel en Granada precisamente para poder alojar allí a pacientes y a asintomáticos.

Jorge Ortiz tiene a su padre en la residencia de Maracena, que ha sido noticia tras la demanda de recursos formulada desde el Ayuntamiento de la localidad metropolitana. El Consistorio (gobernado por el PSOE) demanda a la Consejería de Salud y Familias (en manos del PP) equipos de protección, más test y personal . Ortiz, por su parte, destaca que el centro ha sido “muy transparente”. Este familiar reconoce que falta personal, aunque también extiende esa necesidad al resto del sector. Sobre el centro, alega que se da información puntual. Se ha creado un grupo de Whatsapp con las familias y periódicamente se les llama desde el centro.Aparte, habla con su padre cada día.

Morales pide destacar la labor del sector, las horas de trabajo que echan las plantillas y de nuevo exige respuestas a la Administración. “Yo no culpo al de arriba, ni al de abajo, ni al de la derecha, ni al de la izquierda”, resume, para reivindicar de nuevo “coordinación” y que se les haga llegar el protocolo de actuación. “La gestión ha dejado muchísimo que desear”. Por otro lado, destaca la labor desarrollada en estas difíciles semanas por la Delegación territorial de Bienestar Social.

A las residencias les siguen preocupando los test y, sobre todo, la falta de personal. A las bajas se une la dificultad de encontrar enfermeros en una crisis que ha llevado al Gobierno incluso a regular la incorporación de estudiantes de último curso. Además, Morales destaca la necesidad de que se hagan pruebas a los que se vayan a incorporar a las plantillas de las residencias, ya que si se dan nuevos casos en estos centros de nuevo podrían darse fallecimientos por Covid-19.