El portero de una caseta-disco agredido en el Ferial del Corpus de 2019, "indignado" con la absolución de los miembros acusados del clan del Nono
El agredido asegura que "no me entra en la cabeza que hayan absuelto a los que me intentaron matar"
Absueltos todos los acusados del clan del Nono por la agresión al portero de una discoteca en la Feria del Corpus de Granada
El portero de una caseta-disco de la Feria del Corpus que fue agredido durante las fiestas de 2019, se muestra "indignado" y dice sentirse "impotente" por la sentencia del pasado 8 de mayo que absolvió a los seis acusados del clan del Nono. Michael F. M. J., que estuvo a punto de perder la vida cuando estaba trabajando en la madrugada del Jueves de Corpus, recibió una paliza y varias tras una discusión con el Nono y otro miembro del clan que, según el relato de la Fiscalía durante el juicio celebrado a finales del pasado mes de abril, contaron con la ayuda de otros dos familiares. Ese día, el agredido entró en parada cardiorrespiratoria y tras unos días ingresado en la UCI pudo salvar la vida.
La sentencia absolutoria se basa en los principios de presunción de inocencia y de in dubio pro reo al considerar "insuficiencia de la actividad probatoria" y la "duda más que razonable en cuanto a la autoría y la participación en los hechos". A esta conclusión llegó los jueces de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial, que tras señalar que "la versión exculpatoria de los acusados no puede calificarse de sólida", las pruebas practicadas en el juicio, sobre todo en lo referente a la rueda de reconocimiento "no permite" identificar a los acusados como los autores de la agresión.
"No me entra en la cabeza que la sentencia haya absuelto a los que me intentaron matar", señala muy indignado el agredido. Michael F. M. J. señala que en la primera rueda de reconocimiento sí pudo reconocer a quien le agredió con un arma blanca, pero que en la segunda, "porque querían una seguridad del cien por cien", no pudo hacerlo con total seguridad porque "entre las siete u ocho personas que había tras la mampara había varios que se parecían mucho". El entonces vigilante, dice que tampoco entiende "cómo han sido absueltos totalmente, sin ni siquiera ser condenados por la paliza que recibí cuando actuaron en manada". También señaló que "hubo testigos de la agresión, pero no quisieron declarar, seguramente por miedo; mientras que un compañero que también lo vio todo no pudo asegurar quién me dio las puñaladas".
"Tengo mucha rabia y siento mucha impotencia", dice el agredido, quien señala que "ese día cambió mi vida, pues desde entonces no puedo trabajar -tiene la invalidez permanente- y sigo con medicaciones muy fuertes". Tras profundizar en la sentencia, es contundente al asegurar: "No hay justicia". Al respecto, señala que "todos los que realizamos este tipo de trabajo relacionado con la seguridad, como somos los vigilantes y también los miembros de las Fuerzas de Seguridad estamos vendidos ante situaciones como ésta". Y añade, muy enfadado y recordando que recibió "la visita del alcalde", y que "luego te dan una medallita, pero de esto no se come".
Asimismo, Michael señaló a este periódico que siguiendo la recomendación de su abogado no se va a recurrir la sentencia: "Me ha dicho que lo mejor es no seguir con esto".
Juicio
Durante la vista celebrada en la Audiencia Provincial, fueron juzgadas cuatro personas como presuntos autores del ataque con golpes y navajazos, a los que la Fiscalía pedía siete años y medio de prisión, y dos mujeres acusadas de encubrimiento, para las que se solicitaba una pena de un año y tres meses. Todos se declararon durante el juicio como no culpables de la comisión y participación en un delito de tentativa de homicidio. Durante la vista, dos de los acusados sí reconocieron que discutieron en la caseta-disco y que después abandonaron el lugar.
El vigilante, que tenía 30 años cuando se produjeron los hechos, fue dado de alta después de 180 días de convalecencia, de los cuales permaneció tres en la UCI y siete ingresado en planta. Aparte de las cicatrices le quedaron consecuencias físicas como una "alteración funcional leve" al caminar y derivadas por estrés postraumático "en su condición de tres trastornos neuróticos".
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