"Me pregunto cada día qué pasó con mi hija"

Josefina Pérez tiene cuatro hijos aunque siempre pensó que tuvo cinco. El quinto sería una niña que hoy día tendría 38 años. Nunca la vio: "O nació muerta y no me lo dijeron o directamente mercadearon con ella, cosa que sospecho".

C. R. / Granada

28 de enero 2011 - 07:12

Josefina Pérez tiene cuatro hijos aunque siempre pensó que tuvo cinco. El quinto no sería un varón sino una niña que hoy día tendría 38 años y que ella hubiera llamado Inmaculada o Mónica. Nunca la vio pero los hechos que se vivieron entre el 9 y 10 de enero del 1972 en el actual Virgen de las Nieves, le dicen que ella no vio a su hija porque no le dejaron. "O nació muerta y no me lo dijeron o directamente mercadearon con ella, cosa que sospecho", expone la mujer.

La historia de Josefina es una de las que comienzan a salir a la luz una vez que se ha abierto la caja de Pandora del caso de los niños robados. Casos de niños que fueron vendidos o dados en adopción, algunas veces, como es este caso, sin que sus familias supieran de su existencia. La época del franquismo e incluso años posteriores fueron cultivo de este tipo de sucesos que ahora comienzan a conocerse gracias a las asociaciones de familiares afectados.

Para conocer la historia de Josefina hay que trasladarse al año 1972. La mujer, vecina de Churriana de la Vega, se encontraba embarazada. "Antes no se iba tanto al médico. Una se quedaba en estado, pasaba los tres primeros meses con los típicos síntomas y poco más. Lo único diferente de ese embarazo era el tamaño de mi barriga, muy grande", recuerda.

Fue el 10 de enero a las siete de la mañana cuando Josefina rompió aguas y comenzó a tener dolores. La mujer esperó hasta las tres de la tarde y a esa hora se marchó al hospital. Siempre según sus palabras, en una de las plantas del hospital comienza su periplo.

Era domingo, día en la que no se practicaban partos así que a la mujer la reconoció un médico que le dijo que hasta el lunes no podrían atenderla. "Pero yo preferí quedarme así que ingresaron en una habitación y me dieron una cápsula para que no me diera infección". La mujer estuvo en la cuarto desde ese momento hasta la mañana siguiente. "Me quedé sola y con pocas atenciones pero me encontraba fatal y salí al pasillo a buscar a un médico". Otro doctor diferente al primero la reconoció, con la sorpresa de que le dijo que debía "esperar a romper aguas". La mujer, atónita, le contestó "¡pero si rompí aguas ayer!".

En ese momento no se dio cuenta de lo que le estaba comentando el médico pero ahora entiende que pudo tener dos bolsas -una de cada niño- y haber sido consciente de haber roto sólo una.

La mujer recuerda presenciar una conversación a las puertas del quirófano entre los dos médicos que la habían reconocido, mientras dos enfermeras la obscultaban. "Le estamos tocando la cabeza", le comentaban. Fue entonces cuando el médico entró de nuevo a la sala y le preguntó si había tenido reconocimientos previos. "¿Entonces no sabe lo que trae?", le preguntó. "No", respondió la mujer.

Josefina recuerda que la durmieron y parió. Para la familia la historia sigue sin cuadrarle porque a la mañana siguiente, cuando un médico y una monja le hicieron la revisión rutinaria, el doctor, directamente, le preguntó si " es la que ha tenido niño y niña". La cara de asombro de la madre era un poema pero se percató de que la religiosa borraba directamente a la niña del registro de nacimientos y le decía al médico que "sólo tiene un niño". Aún así, el doctor insistió. "¿Esta no es la que ha tenido el niño de nalgas? ¿Dónde está la niña?". Josefina explica que en ese momento recordó el comentario de las enfermeras cuando decían que le estaban tocando la cabeza, "porque en realidad, lo que tocaban eran las nalgas del niño".

La mujer dice que en el hospital zanjaron el asunto como una confusión pero que ella se quedó con la mosca detrás de la oreja. Su marido y su cuñado indagaron si había en el centro hospitalario parturientas que hubieran tenido mellizos o gemelos, pero no fue así. "Lo que si vieron en el registro fue a la niña tachada" asegura.

La familia se lamenta de no haber investigado el caso en ese momento porque a los años, la planta de maternidad de ese centro se quemó y con ella mucha de la documentación de la época. Josefina dice que le advirtieron que las madres que habían tenido dobles alumbramientos podrían repetir, lo que le pasó a los cinco años aunque el embarazo no salió adelante.

Desde entonces, Josefina vive con la duda de qué ocurrió en ese hospital, en esa planta y en ese quirófano. Tienen la sensación de que, pasara lo que pasara, no les dijeron la verdad, razón por la que desempolvan toda la historia y comienzan a buscar respuestas. La primera: ¿Qué pasó con su hija?

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