UGR

Acento granadino en los premios a las mejores estudiantes universitarias de grados STEM

  • La cañonera Anaís Gálvez y la riojana graduada en la UGR Carmen Casas han sido galardonadas por su brillante expediente académico y trayectoria en los Premios Wonnow de Microsoft y CaixaBank

  • De Granada a Jersey gracias a la beca Fulbright

Anaís Gálvez, de Lanjarón, con su premio Wonnow a las mejores estudiantes de grado STEM.

Anaís Gálvez, de Lanjarón, con su premio Wonnow a las mejores estudiantes de grado STEM. / R. G.

La cañonera Anaís Gálvez y la riojana graduada en la Universidad de Granada Carmen Casas han sido galardonadas en los premios Wonnow, creados por Microsoft t CaixaBank para impulsar el talento femenino en la ciencia y tecnología. Las dos están en Madrid, donde completan una beca de formación que forma parte del premio que les ha sido otorgado por su impresionante trayectoria y, sobre todo, por su proyección. Por teléfono, ambas desgranan cómo han llegado, con mucho esfuerzo, a trazar un camino de excelencia desde municipios que no son capitales de provincia y centros educativos públicos.

En total, han sido reconocidas diez jóvenes en estos premios, que incluyen además de la beca para trabajar en el Grupo CaixaBlank participar en un programa de mentoring impartido por Microsoft. Se presentaron 975 estudiantes de 57 universidades de toda España.

Anaís Gálvez (1998) es natural de Lanjarón. Cursó Primaria en el CEIP Lucena Rivas de su pueblo, después pasó al IES Lanjarón y completó el Bachillerato en el IES Alpujarra. Reconoce que era una niña inquieta "bastante activa", que se apuntaba a todas las extraescolares habidas y por haber. Cuando llegó a ESO sus profesores vieron en ella un talento especial para las matemáticas. Dos de estos docentes, Santiago Jurado y Matilde Mingorance, del IES Lanjarón, propiciaron que entrara en el programa Estalmat, que busca jóvenes talentos matemáticos antes de entrar en la Universidad. Anaís estuvo en Estalmat cuatro años. Dos sábados al mes se levantaba bien temprano y, con su padre, iba a la Facultad de Ciencias a trabajar. Con la ayuda del catedrático Pascual Jara preparó su participación en distintas convocatorias y también otra docente, Teresa Gutiérrez, fue clave en su preparación en los Premios Extraordinarios de Bachillerato. De todos estos docentes habla esta joven con agradecimiento.

Tras finalizar con excelentes resultados el Bachillerato optó por cursar el grado en Ingeniería Aeroespacial en Sevilla. Estos estudios tenían los ingredientes que más llamaban la atención a Anaís. Aquí podría trabajar el campo matemático, alimentar su interés por el espacio y cultivar su talento por el dibujo técnico. "Quería una carrera técnica, lo que quiero es algo para poder ayudar a solucionar problemas reales".

Entró en la Escuela Técnica de la Universidad de Sevilla (US) cuando no tenía siquiera los 18 años y el primer palo vino de la mano de un parcial de Física. "Lo suspendí, pero me dije ni una más. Esto hay que solucionarlo". Ese mismo curso, primero, sacó dos matrículas de honor. No fueron las únicas que consiguió en esta exigente carrera. "No son más que un número. Lo realmente importante es estar satisfecho con uno mismo de haber dado lo mejor de ti", señala.

Foto de familia de las premiadas. Foto de familia de las premiadas.

Foto de familia de las premiadas. / R. G.

En su carrera, como ocurre en las disciplinas técnicas, la presencia de mujeres es inferior a la de hombres en el aula. Como alumnado y como profesorado. "En toda la carrera tuve cuatro o cinco mujeres profesoras", cuenta Anaís. Dos de ellas fueron Juana Mallo y Juana María Martínez, que fue la tutora de esta granadina tanto en el trabajo de fin de grado como en el de fin de máster. En tercero esta profesora planteó un reto a sus estudiantes: con un presupuesto limitado, crear un dron e investigar. "A raíz de ahí salieron el TFG y el TFM". Convencida de que hay que buscar utilidad a lo que se hace, Anaís usa el dron como elemento de precisión en la agricultura. Su padre, Baltasar, es agricultor. Actualmente trabaja en el Instituto de de Investigación y de Formación Agraria y Pesquera (Ifapa), centro en el que, además, Anaís ha contado con la ayuda y apoyo de Belén Cárceles, J. Ramón Francia, Iván F. García-Tejero y Víctor Hugo Durán para realizar sus trabajos de fin de grado y de máster.

"Falta información en el campo, información real", reseña sobre la utilidad que pueden tener los drones en la gestión de grandes superficies agrícolas. "Se trata de una herramienta de bajo coste" que puede ayudar al control de plagas, sequía o recolección sobre todo en terrenos abruptos, como la Alpujarra que tan bien conoce esta joven ingeniera.

En estos meses de beca Anaís trabaja en el proyecto de Sistemas Inteligentes en Procesos. "Considero que es una gran oportunidad para aprender de los grandes profesionales que conforman el equipo, además son un apoyo para cualquier duda que me surja del modelo de Inteligencia Artificial que desarrollo en el TFM". Compagina esta beca con el máster internacional con la Universidad de Lisboa, que también la ha reconocido con una beca Feedzai.

Sobre el premio concedido por Microsoft y CaixaBank esta granadina considera que es "importante porque la base está en la educación que nos dan de pequeñas y, así como hicieron mis padres, debemos enseñar que no hay que tener miedo al esfuerzo y a explorar lo desconocido, rompiendo estereotipos y mostrando a quienes serán líderes en el futuro las posibilidades que hay en el ámbito científico-tecnológico. Por eso me gusta animar y apoyar a las nuevas generaciones de chicas STEM, entre las que está mi hermana", Elena Gálvez, a la que también hay que seguir la pista.

Carmen Casas

Otra de las galardonadas en los premios Wonnow es Carmen Casas. Riojana de Calahorra, nació en 1999 y estudió en el IES Marco Fabio Quintiliano. También desde bien pequeña dio muestras de un gran talento y relata que con apenas tres añitos restaba y sumaba. En su familia hay tanto referentes en el campo de las letras como de las ciencias, y ella se decantó por el segundo camino. "Soy muy curiosa y lo que más me interesa es por qué ocurren las cosas". Ante estas inquietudes, tuvo claro que lo suyo era estudiar una carrera STEM y, cuando llegó el momento, optó por Física. Podría haber ido a cualquier universidad española, y eligió Granada. "Ahora lo pienso y no había un motivo muy claro" para elegir esta ciudad. Carmen siempre ha querido volar por su cuenta y lo de estudiar lejos le motivaba. Así que cogió la maleta y se plantó en la UGR para cursar Física. De aquí ha salido con un grado bajo el brazo y un pellizquito en el corazón. Se fue en agosto y ya tiene claro que regresará. 

Carmen Casas. Carmen Casas.

Carmen Casas. / M. G.

"Tuve suerte, encontré un grupo muy majo de gente en mi clase y eso fue importante", recuerda. Terminó el primer curso con una media estratosférica de 9,2 y la carrera la saldó con una media de 8,99. Carmen reconoce que los años de pandemia fueron "muy duros, a todos nos afectó". Pese a todo, reseña que en su Facultad es de destacar el "esfuerzo" que se hace desde el profesorado para que la carrera sea "más llevadera". Entre sus referentes en la carrera cita a la decana, Carmen Carrión, a la que califica de "inspiradora". También señala que entre sus compañeros ha encontrado ejemplos a los que seguir.

Fue su coordinador de grado, Alberto Martín Molina, quien le facilitó la convocatoria de los premios Wonnow. "Vi que podía ser interesante" y decidió al filo de que concluyera el plazo. Una vez dentro de las diez elegidas, considera que es "una oportunidad que no puedes rechazar". En estos meses ha centrado sus esfuerzos en el trabajo -concretamente en un proyecto de análisis de datos-, aunque Carmen reconoce que echa de menos estudiar y la Física. No descarta ningún camino, o incluso hacer el doctorado. Sí añade que le gustaría investigar en el terreno de la empresa privada.

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