Educación Granada

Los premios extraordinarios de FP que se formaron en Granada: Al instituto por vocación y sin prejuicios

  • Gloria González hizo Biología se matriculó en Formación Profesional para mejorar sus opciones en el mercado laboral

  • Juan Villalba, graduado en Matemáticas, apostó por la aguja y el hilo

Gloria González, en el centro de la EEZ donde trabaja.

Gloria González, en el centro de la EEZ donde trabaja. / antonio l. juárez (photographerssports)

"La base que he tenido es muy buena. Si pudiera volver atrás, primero haría el ciclo formativo y después la Universidad”. Gloria González Cañas (1991), ha conseguido, gracias a un rotundo 10, el premio extraordinario de Formación Profesional de Grado Superior en la familia profesional de Química. Estudió Biología en la Universidad de Málaga. Vino a Granada a completar su formación con un máster, y se quedó para hacer un ciclo formativo en el IES Zaidín Vergeles. Ahora trabaja como técnica de análisis de control de calidad en la Estación Experimental del Zaidín (EEZ), perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Y, de paso, da un vuelco a la imagen que todavía mancha a la Formación Profesional. “Hay quien piensa que un ciclo es para quien no sirve para estudiar. Y no es así”. El mejor ejemplo es ella misma. Se esforzó al máximo, conocedora que un título no es sinónimo de encontrar un hueco en el mercado laboral. “Entré en FP porque buscaba trabajo cuando terminé Biología”. Sopesó la idea de realizar el doctorado, pero se decantó por un ciclo formativo. Eligió el Zaidín Vergeles porque ofertaba el título que González quería cursar en modalidad Dual, lo que suponía tener diez meses de prácticas.

“Después del máster me quedé en paro y como siempre piden experiencia.... Los puestos de trabajo que había eran de técnico de control de calidad. Así que busqué algo que tuviera salidas”. Una vez finalizado su ciclo formativo con excelentes notas consiguió un trabajo de verano, después de marchó a Brasil durante cuatro meses. En diciembre de 2019 le ofrecieron una beca de garantía juvenil para trabajar durante dos años en el centro del CSIC.

“La Universidad te enseña teoría. La FP te enseña a trabajar”, zanja la malagueña. “En las prácticas de laboratorio de la Universidad te daban todo hecho... en FP empiezas de cero, y eso me ha venido muy bien”, añade.

Su familia apoyó la decisión de Gloria de continuar con sus estudios en un ciclo formativo.  “Sí me decían que lo iba a sacar muy fácil”, recuerda, aunque apunta a que “me he esforzado tanto o más que cualquier compañero”. La prueba está en las calificaciones que obtuvo. Eso sí, para Gloria lo importante no era el título, sino aprender con la vista puesta en encontrar trabajo. Una vez finalizados sus estudios, espera que éstos le permitan trazar una carrera profesional. “He descubierto mi vocación, y ojalá que esto me abra puertas”.

Gloria es una de las 21 personas reconocidas por su brillante paso por FP en el curso 2018/2019 con un premio extraordinario, dotado con 500 euros, un diploma y la anotación en el expediente académico. Otro galardonado, también malagueño, cursó sus estudios de grado superior en el Instituto Luis Bueno Crespo de Armilla. Juan Villalba Senciales (1993) tituló en la familia de Textil, Confección y Piel y tiene claro que su vida profesional estará ligada a la aguja y el hilo. El de Juan también es un caso de titulado universitario que encuentra en la FP la opción de avanzar en lo laboral. Cursó Matemáticas en la Universidad de Málaga, donde ahora trabaja como profesor sustituto. Cuando estaba en tercero de Matemáticas se apuntó a un curso de patronaje. “Me enganchó”. Cuando finalizó su grado buscó opciones de formación dentro de la enseñanza reglada pública. Y aquí encontró la posibilidad de hacer un ciclo formativo de FP. Pudo elegir entre Sevilla y Granada, y se vino a Armilla.

Juan Villalba Senciales. Juan Villalba Senciales.

Juan Villalba Senciales. / Marilú Báez

“Siempre he tenido esa inquietud por las manualidades”, reconoce Juan, que quiere dedicarse profesionalmente a la moda. Sobre regresar a un instituto tras finalizar sus estudios de grado, el malagueño apunta a su capacidad de adaptación. “Quería hacer lo que me gustaba”. Durante casi tres años residió en Armilla. El ritmo de las clases le permitió tener sus propios encargos, que realizaba por la tarde. El poso de matemático también marca su manera de trabajar. “Lo que veíamos lo aplicaba en casa, probaba, me equivocaba... para avanzar. La formación matemática me ha llevado a eso”.

Centra su interés en lo artesanal, aunque señala que en el ciclo apenas se toca esta faceta, ya que “se hace hincapié en lo industrial”. “Haría falta un año más”, opina sobre el ciclo formativo. Parte de su formación reglada la desarrolló en el atelier de Maribel Urbano, donde hizo las prácticas, experiencia que califica que “muy buena. Ves el trabajo que hay en la calle”.

Cose para él, para su familia y también le llegan encargos. También ejercerá de docente en un curso de sastrería artesanal que impartirá en la Escuela Me lo dijo Pérez, en calle Trinidad Grund.

Su interés por lo artesanal también está relacionado con la búsqueda de un modelo de industria textil más sostenible, más ecológico. “La gente quiere cosas que duren”, opina. Sobre su trabajo como diseñador, apunta a que disfruta “vistiendo a la gente”, “dar la oportunidad de que se sientan bien” con la ropa. Encuentra su inspiración en los clásicos, asegura, entre los que menciona a Balenciaga, Dior, Madeleine Vionnet o Madame Gres.

Sobre su futuro, apunta a que va a intentar “con todas mis fuerzas” continuar con la sastrería artesanal. También asegura que “no quiero irme fuera”. “Mi vocación es vestir a la gente”.

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