La Asociación Profesional de Funcionarios de Prisiones (APFP) ha denunciado una nueva agresión a un trabajador por parte de un interno de la cárcel de Albolote.

Un caso que se une a los numerosos que ha ido denunciando en los últimos meses, ante lo que la APFP ha exigido más medios personales y materiales, mayor formación y mejoras salariales en la prisión alboloteña, ya que según esta asociación es una de las más saturadas de España.

Los hechos tuvieron lugar en la tarde del pasado viernes, 4 de octubre, en el Departamento de Aislamiento, que aloja a un gran número de internos "muy peligrosos" e "inadaptados" al régimen penitenciario.

Cuando se procedía a sacar a un interno a la actividad de gimnasio en dicho módulo, este lanzó un puñetazo y una patada en el costado a un funcionario, golpes que alcanzaron al trabajador, ha indicado APFP.

Con la actuación de los compañeros que se encontraban en ese momento presentes se logró reducir al interno, mientras que el funcionario afectado tuvo que ser atendido por los servicios médicos del centro debido a las lesiones producidas por los golpes.

Esta nueva agresión a un funcionario ha sido confirmada por un portavoz de Instituciones Penitenciarias, que ha informado de que los hechos ocurrieron cuando uno de los internos se puso agresivo y violento y propinó puñetazos y patadas a un trabajador, que resultó afectado con varias contusiones.

El colectivo APFP ha criticado que la bajada anunciada de la población reclusa en el conjunto nacional no se refleje en el Centro Penitenciario de Albolote, que mantiene uno de los primeros puestos en número de internos de toda España y que acumule en la actualidad una población de casi 1.300 reclusos.

"La dirección de nuestro centro tiene una gran parte de esta responsabilidad, no es capaz de atajar los graves altercados de seguridad que sufrimos casi a diario, ni es capaz de hacer las gestiones oportunas para que disminuya el número de internos", ha indicado.

Según la asociación, que ha pedido el cese del director de la cárcel, los funcionarios de prisiones arriesgan a diario su vida e integridad física, sin ningún tipo de reconocimiento por parte de la administración penitenciaria en cuanto a sus peticiones de mejoras salariales, laborales y de personal.