El proceso de canonización de Fray Leopoldo de Alpandeire, el monje limosnero beatificado el 12 de septiembre de 2010 en Armilla (Granada), continúa en marcha, a la espera de que algún favor o gracia reportado por los fieles pueda ser trasladado al Vaticano para su análisis como posible milagro.

El vicepostulador de la causa, Fray Alfonso Ramírez Peralbo, ha señalado que alrededor de una treintena de favores o gracias se comunican mensualmente a los monjes capuchinos, ya sea de forma oral, escrita o telemática.

Estos informes incluyen casos de dolores físicos que desaparecen después de visitar la iglesia de la Divina Pastora, así como situaciones donde biopsias han arrojado resultados no negativos después de períodos de oración extensos. Sin embargo, hasta ahora, ninguno de estos casos ha alcanzado la entidad necesaria para ser examinado como posible milagro o enviado al Vaticano.

La Santa Sede solo ha analizado un caso documentado por los frailes capuchinos de Granada en 2011, tras la beatificación de Fray Leopoldo, pero fue rechazado porque el milagro debe haber ocurrido después del proceso de beatificación según la normativa eclesiástica. Desde entonces, se espera que aparezca un milagro que allane el camino para la canonización.

Fray Alfonso Ramírez Peralbo ha compartido el reciente caso de un vecino luterano del norte de Europa, quien, tras pedir ayuda relacionada con el cáncer, no experimentó mejoras significativas. Sin embargo, este caso tampoco ha sido derivado al Vaticano.

Fray Leopoldo de Alpandeire fue beatificado en 2010 en un acto que congregó a más de 60,000 personas en la Base Aérea de Armilla. Su proceso de beatificación comenzó décadas antes, y la Iglesia instituyó el 9 de febrero, fecha de su muerte, como el día del beato. Falleció en 1956 y desde entonces, miles de devotos visitan cada año la cripta donde descansan sus restos, junto a los Jardines del Triunfo en Granada capital.