Granada

Dos relatos granadinos después del coronavirus: "Se sale"

  • Estos granadinos cuentan cómo han superado el coronavirus, uno ingresado en Madrid y otra en el nuevo Clínico San Cecilio del PTS

Más de dos semanas después de que se decretara el Estado de Alarma, cuando el coronavirus y sus calamidades colman todos los titulares y llenan páginas de datos funestos comienzan a brotar voces que coinciden en muchos puntos de su relato. “Se sale”, es la afirmación que tanto Pedro Aguayo (27 años) como Elena Adámez (55) han podido contar ahora que se encuentran en casa tras una semana hospitalizados por la enfermedad.

Las historia de estos dos granadinos, ella en esta ciudad y él en Madrid garantizan un cielo después del paseo por el averno de una enfermedad que se instala tanto en el cuerpo como en el ánimo. El Covid-19 igualmente conocido como coronavirus es director y guionista de esta nueva realidad social y ninguno de los protagonistas ha sido ajeno al bombardeo informativo internacional. Ninguno de los dos tuvo gran sensación de miedo, porque cuando ingresaron en el hospital ya estaban seguros de estar contagiados.Uno de ellos pasó su enfermedad en una ciudad en ‘estado de guerra’ sanitaria y la otra en una en la que la situación no es tan desbordante por el momento.

Precisamente esa distancia de 400 kilómetros deja los mínimos matices en sus relatos casi idénticos: el desborde en el hospital San Carlos de Madrid que cuenta Pedro con los sanitarios vestidos con bolsas de basura improvisada y casera contrasta con la calma relativa de un centro, el San Cecilio del PTS, en el que Elena no tuvo ni que compartir habitación durante su tratamiento y los sanitarios “estaban bien protegidos, con trajes y todo, en abundancia”.

Pedro Aguayo, recuperado y en su casa en Madrid Pedro Aguayo, recuperado y en su casa en Madrid

Pedro Aguayo, recuperado y en su casa en Madrid

“Supongo que no tendrían camas porque nos pusieron a los dos juntos sin saber exactamente si estábamos contagiados, pero teníamos muchas posibilidades”, explica Pedro que compartió habitación con un hombre de 70 años que ahora se encuentra bien también.

La realidad de estos dos granadinos coincide desde en la fecha en la que comenzaron a tener síntomas hasta en que por fin salieron del hospital: hace dos semanas comenzaron a sentirse mal y acaban de recibir el alta, Elena el pasado lunes y Pedro el pasado viernes, tres días antes.

En una versión cinematográficamente más activa seguramente suspiraron a la vez en la puerta y engulleron la libertad a grandes tragos. Esa misma sensación la narra Elena que explica que al salir y respirar ya sin ese cortapisas que era su neumonía –que compartió también Pedro– pensó: “ya me voy, me da igual que sea para quedarme en mi casa otros 15 días”.

Efectivamente ambos se encuentran en otra cuarentena, la del curado, que indica que tienen que continuar aislados en casa y siguiendo las mismas normas de higiene y protección que en el hospital. Elena tiene a su marido en cambio Pedro está solo en su casa de Madrid. Los padres del granadino tienen que seguir la curación de su hijo a distancia, cosa que sobre todo cuando se encontraba ingresado se hacía más complicado aunque eran conscientes de que aún estando en la misma ciudad no hubieran podido verlo.

Elena Adámez, paciente recuperada en el nuevo San Cecilio Elena Adámez, paciente recuperada en el nuevo San Cecilio

Elena Adámez, paciente recuperada en el nuevo San Cecilio

La estancia en el hospital fue dura para ambos, pues los dos vieron cómo se acentuaban los síntomas mientras estaban ingresados. “No sabía lo mal que estaba hasta que me encontré bien”, cuenta Elena, mientras que Pedro reconoce que no pudo abrir ni el libro y el ordenador que se llevó cuando estaba casi seguro de que lo tendrían que ingresar. “Me subió más la fiebre y tuve problemas de naúseas durante unos días, no tenía fuerzas para nada”, comenta este ingeniero que en un momento se sintió “engañado” por lo que escuchó hasta el momento de la gravedad de la enfermedad.

Ambos coinciden en que el coronavirus es algo mucho más grave que una gripe

“Me sorprendieron los síntomas que tenía porque venía escuchando que es un resfriado o una gripe sin más, pero para mí no fue para nada así, fue bastante más”. “Me sentía en primer lugar fatal por la enfermedad y por otro lado me sentí engañado porque me esperaba que se quedaran en unos síntomas leves y resultaron ser muy fuertes y bastante desagradables”, sostiene Pedro que ve su sensación respaldada por la de Elena: “Es mucho más que una gripe”.

También coinciden ambos en la gratitud que les guardan a los sanitarios que les atendieron. Los profesionales dejaban a un lado el estrés y el desbordamiento que tenían más allá del pasillo para cuidar de ellos e incluso no dejaban que se notara el clima al que se enfrentaban más allá de la puerta.

“De ellos no recibía quejas tan solo decían que había cambiado mucho la forma de trabajar porque el hospital lo cerraron solamente para casos de coronavirus y tenían que hacerse los trajes con bolsas de basura además de todas las medidas de protección que al final te hacen cambiar el día a día”, dice Pedro que concreta que su médica le contaba que “estaba el hospital bastante desbordado “.

La vivencia de Elena es parecida. “Cuando entraban en la habitación te trataban fenomenal son encantadores y lo primero que les daría son las gracias. También les diría que tuvieran más cuidado con lo que transmiten cuando están con la puerta abierta”. Elena se refiere a “los comentarios que hacían entre ellos sobre el virus u otros enfermos, daba la sensación de estar en mitad de un desastre”.

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