El reloj, a punto para dar las campanadas

Salvador Marín lleva unos 20 años calibrando el reloj del Ayuntamiento para que marque la hora exacta en la Nochevieja Desde el año que falló se cambió el sistema

Salvador Marín y Emilio Salas, con la antigua esfera del reloj en la azotea del Ayuntamiento.
Salvador Marín y Emilio Salas, con la antigua esfera del reloj en la azotea del Ayuntamiento.
S. Vallejo Granada

30 de diciembre 2012 - 01:00

Con la precisión de un iphone. Así se calibró ayer el reloj del Ayuntamiento de Granada, el que anunciará la entrada del nuevo año con las tradicionales doce campanadas. Salvador Marín acudió ayer por la mañana a revisar el funcionamiento del sistema automático que controla el reloj y comprobar que las manecillas corresponden con exactitud con la hora real. Estaba dos o tres minutos desfasado pero se quedó listo para que mañana en la Nochevieja todo salga bien.

Desde que falló hace ya casi veinte años se cambió el sistema a uno automático y el sonido de las campanadas se pone por megafonía de una grabación. No se puede dejar lugar a la improvisación en la noche en la que es más importante que ningún día marcar las doce de la noche exactas.

El corazón automático del reloj está en la planta alta del Ayuntamiento, justo antes de salir a la azotea. Ahí, en un pequeño armario blanco se guardan tres consolas que controlan la hora, los toques y el sonido y su amplificación en los altavoces. "Este aparato manda los impulsos que hacen avanzar las manecillas", explica Marín, que contó con la ayuda de Emilio Salas para calibrar el reloj.

"Un año no sonó y desde entonces se cambió el sistema. Pero el problema fue que el antiguo relojero no guardó bien los cambios y dio la hora pero no el sonido de las campanadas. Eso causó un debate político entre unos y otros acusándose de sabotaje y me llamaron para que averiguara por qué falló. Y fue por un fallo humano. Desde entonces lo calibro yo", explica Salvador mientras comprueba la hora del reloj municipal con la que marca su antiguo reloj de pulsera y la que aportan las nuevas tecnologías, en concreto los teléfonos móviles de los periodistas y de su ayudante.

Marín era también relojero de la Basílica de la Virgen de las Angustias hasta que cambiaron el sistema por otro automático.

Salvador echa de menos los antiguos sistemas e incluso las campanas, con un sonido mucho más bonito y natural. De hecho, en la azotea del Ayuntamiento, junto a la esfera actual, se conservan aún tres campanas del antiguo reloj.

Con esta revisión, quedó todo listo para que mañana tomemos las doce uvas a las doce en punto.

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