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Resumen de 2019 en el Ayuntamiento de Granada: El año que lo cambió todo

  • El acuerdo en Madrid entre PP y Cs para dar la Alcaldía a Luis Salvador ha marcado la política municipal y lo sigue haciendo con la incógnita aún sin resolver sobre la duración del mandato y la alternancia

Resumen de 2019 en el Ayuntamiento de Granada: El año que lo cambió todo

Resumen de 2019 en el Ayuntamiento de Granada: El año que lo cambió todo / Carlos Gil

2019 ha sido el año de la política municipal. No sólo por el simple hecho de haber sido un año electoral, que ya de por sí da la importancia suficiente como para protagonizar las noticias del año, sino que además, con su resultado y sobre todo con su ‘cocina’ y sus consecuencias, ha escrito ya un capítulo de la historia política de Granada en lo que se inició como un relato de ciencia ficción, pasó a novela con banda sonora de Sabina y puede terminar como un thriller. Y pinta tiene que este mismo protagonismo lo ocupará en 2020 y sobre todo, ya sabrán por qué, en 2021.

Pero hay que ir por partes. El año lo comenzó siendo alcalde el socialista Paco Cuenca y lo termina con Luis Salvador ocupando la Alcaldía. Un giro que no salía en las apuestas pero que ha dejado un récord: el alcalde con menos concejales de la historia del Ayuntamiento. Y todavía no se sabe por cuánto tiempo.Con un PSOE en la Alcaldía, un PP desgastado por los casos judiciales de corrupción urbanística y un Cs que no terminaba de definirse, la noche electoral dio la sorpresa por los efectos de los nuevos actores: Vox y la convergencia de Podemos y de IU, y la sorpresa electoral en los ‘tradicionales’. El PSOE ganó las elecciones con dos concejales más, el PP perdió cuatro, Cs no cumplió expectativas y se mantuvo con 4, Vox irrumpió con tres ediles y Podemos-IU obtuvo 3.

Con estos ingredientes, el bloque de la derecha sumaba y Cuenca sabía que lo tenía difícil. Los días posteriores fueron un ir y venir de negociaciones y proposiciones para asegurar la Alcaldía pero había dos ingredientes secretos que lo modificaban todo: las animadversiones personales entre candidatos y la política nacional. Como ya había ocurrido en Andalucía e iba a darse en el resto de España, el matrimonio PP-Cs estaba condenado a entenderse y a buscar en Vox la ‘bendición’ final. Y aquí llegó cuando a los cocineros granadinos les sustituyeron los chefs nacionales para definir el menú y hasta la forma de emplatarlo. Pero no fue fácil y la fórmula normal, que era la de Sebastián Pérez como alcalde por ser el que había conseguido más votos, no fue al final la elegida.

La negociación estaba estancada por los vetos personales. Vox no aceptaba hacer a Sebastián Pérez alcalde por la mala relación con su candidato Onofre Miralles. Y hubo que buscar la alternativa de dar el bastón de mando a Luis Salvador para desatascar el proceso. Vox lo veía con buenos ojos y además Cs se quedaba con Granada en una negociación nacional de reparto de ayuntamientos y diputaciones. Pero no contaban los líderes nacionales con Sebastián Pérez, en su peor momento interno en el partido, y su lucha por el poder. En Madrid, los responsables de PP, Teodoro García Egea, y de Cs, Fran Hervías, ya habían dado la orden: Luis Salvador alcalde.

Pero Sebastián Pérez anunció esa noche que él sería el alcalde, acostándose con el bastón de mando y levantándose sin el collar de la Alcaldía. Tuvo que ser llamado al orden desde Madrid para que respetara el acuerdo. Cinco minutos antes, en la ya famosa reunión en el Hotel Meliá, Salvador terminó de tener el sí de boca de Sebastián, que ordenó a los suyos votar a Cs. Y lo cumplieron, aunque a regañadientes. Y ese encuentro en el hotel, como las películas, terminó con apretón de manos. Y como en las relaciones, cada uno interpretó una cosa, dio su versión y eso continúa condicionando el bipartito. Pérez le ha cantado a Salvador eso de Sabina de “Yo que siempre cumplo un pacto, cuando es entre caballeros”, pero Luis no le sigue la canción. Y ahí entra en escena el famoso 2+2, la suma más repetida del año y que puede no dar el resultado de 4. Sebastián Pérez dice que los dos líderes granadinos sellaron una alternancia en la Alcaldía al darse la mano esa mañana en el hotel. Luis Salvador dice que ‘nanai’ y en Madrid tanto PP como Cs se han puesto del lado de Salvador; pero eso no terminó la crisis.Finalmente se hizo la investidura y Granada pasó a tener un bipartito, “bifachito” para la oposición. Y Vox, ¿cómo quedó? Pues fue socio de investidura y después pasó a la oposición ya que Salvador tuvo que torear a dos bandas porque Onofre Miralles también le acusó de haberle prometido entrar en gobierno, cosa que el ya alcalde tampoco aceptaba.

Y los inicios no fueron fáciles. Bueno, ni lo siguiente. Aún sigue sin serlo seis meses después. Hubo que hacer una comisión para negociar el gobierno y el reparto de Concejalías que terminó dando todo el poder de gestión al PP, que ahí sí hizo valer su fuerza. Así que Cs tiene la Alcaldía pero el PP la gestión. Aunque como ‘premio de consolación’ le han prometido a Pérez una Vicealcaldía. Ahora es primer teniente de alcalde pero se ha activado la modificación del ROM para crear la Vicealcaldía, que depende de todos los grupos municipales, que no están por la labor.

Con este agrio sabor de boca en las filas populares, también divididas internamente como el partido con la corriente que considera que Pérez tiene que dar ya un paso al lado, Sebastián sorprendió en agosto con un órdago, que todavía hoy mantiene. En el inicio del curso político advirtió a Salvador de que no se olvida del pacto y que en 2021 le tiene que ceder el sillón de alcalde. Porque él cumple los pactos, como le gusta repetir, y va a defenderlo hasta el último momento. Eso generó una crisis interna en el bipartito que no sale de una para meterse en otra. Esa crisis del 2+2 se dejó congelada por el proceso electoral nacional pero promete salir de la nevera pronto. Y eso ya ira en el resumen de 2020 y de 2021.

Con estos mimbres, la gestión no está siendo fácil. Con la oposición resoplando en el cogote de los concejales y las continuas brechas que saltan en el bipartito e incluso en las filas internas de los propios partidos, Granada no logra conseguir la estabilidad. Eso beneficia al PSOE, que trabaja como un alcalde paralelo y que creó su propio Pacto Social por Granada ante la falta de acciones del bipartito mientras estaban más afanados en sus disputas internas. Podemos-IU ha ganado fuerza y Antonio Cambril se ha estrenado en el Consistorio con una apuesta por la lucha social y ambiental y el mantra de no dejar pasar ni una ni tampoco un pleno con la sesión de enfrentamiento dialéctico con Sebastián Pérez. Vox, con sus tres concejales, está aterrizando en la política municipal y su complicada gestión pero también tiene reservada toda una batería de avisos, denuncias y hasta predicciones ante notario que hacen que su sí con el que quiere contar el bipartito para aprobar asuntos de ciudad esté muy codiciado.

Y a todo esto, ¿qué se ha hecho en Granada? Se está elaborando un proyecto de presupuestos, el principal reto del gobierno, para tener las primeras cuentas desde 2015; se está reduciendo deuda, se ha reforzado la limpieza, se ha recuperado el proyecto de candidatura para la capitalidad cultural de 2031, se trabaja en un plan de movilidad para restringir accesos y en la mejora de la calidad del aire, entre otros asuntos. Habrá que pedir más a los Reyes Magos.

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