La brutal paliza al taxista del Albaicín termina con denuncias cruzadas

El cliente denunciado por agredir a un taxista el pasado domingo también ha acudido a la comisaría de Policía para denunciar haber sido agredido por el taxista. El suceso, que se produjo sobre las nueve y media de la noche del pasado día 3 de abril en las inmediaciones del callejón de Las Tomasas, se dirimirá en los juzgados, hasta donde han llegado las dos denuncias cruzadas entre el taxista y el cliente.

Según explicaron a este diario fuentes policiales, el cliente ha denunciado al taxista y, en su escrito, ha aportado un parte de lesiones. Ahora se está a la espera de lo que resuelva el juzgado de guardia, hasta donde han llegado las dos denuncias presentadas hasta ahora. Será el juez el que determine qué ocurrió y sobre quién recae la responsabilidad de lo acaecido, un suceso que ha soliviantado al gremio de los taxistas en la capital. Según esas mismas fuentes policiales, el cliente denunciado está plenamente identificado, aunque no ha sido necesario arrestarle ya que, según indicaron, tiene su trabajo y domicilio en Granada y arraigo en la ciudad, por lo que no se teme que huya. Además, él mismo se ha personado para presentar la denuncia ante la Policía Nacional.

Ambos, cliente y taxista, serán citados para que presten declaración y, con las dos versiones y la aportación de los testigos de lo ocurrido, el juez deberá dictar sentencia.

Según el relato de los hechos ofrecido por el propio taxista, Horacio José Pérez, éste acudió a recoger a un cliente en la calle Pagés cuyo destino era Plaza Nueva. Al llegar al callejón de Las Tomasas, el conductor le indicó que, dadas las medidas del vehículo y la estrechez de la vía, no era posible transitar por la calle San Juan de los Reyes, por lo que era necesario ir hasta Plaza Nueva por Nueva de San Nicolás. La discusión por la ruta a seguir derivó en una bronca, aderezada por fuertes insultos por parte del cliente, según relató Horacio, que explicó que el cliente incluso intentó arrancar una de las puertas del vehículo.

En un momento del rifirrafe, el cliente -según el taxista- comenzó a dar golpes al conductor a través de la ventanilla. Forzado por la situación, Horacio bajó del vehículo para defenderse, pero alegó que la diferencia de edad entre uno y otro -el taxista tiene 61 años, mientras que, según fuentes policiales, el cliente anda por la cuarentena- y el hecho de que apenas podía ver a causa de los golpes en la cara hizo imposible cualquier intento de repeler la agresión. Horacio cuenta que, incluso, llegó a caer al suelo y que, pese a no poder defenderse, su agresor continuó con el ataque. Sólo cuando varios viandantes acudieron a socorrer al taxista y apareció la Policía se marchó del lugar.