Costa de Granada

La temperatura del agua en las playas de Granada, la otra ola de calor

Imagen generada por satélite con la temperatura del mar. A más rojizo, más cálida está el agua.

Imagen generada por satélite con la temperatura del mar. A más rojizo, más cálida está el agua. / R. G.

Ola de calor a pie de asfalto y también marina. La temperatura del agua en las costas de Granada ronda en estos días los 25 e incluso los 27 grados, registros elevados que recoge la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) y que ofrece de forma muy gráfica en los mapas generados en base al producto Global Metop Sea Surface Temperature, elaborado por el Eumesat, el centro de aplicaciones satelitales dedicado al océano y hielo marino. Los tonos anaranjados apuntan a valores desasosegantes y que, además, tienen efectos en la vida marina.

Así lo explica el profesor colaborador del Departamento de Zoología de la Universidad de Granada Luis Sánchez Tocino, que señala que este lunes en Motril el agua en superficie estaba a unos 23 grados. El calentamiento del mar se produce por las corrientes que traen agua superficial hasta la Costa. Esta agua es más cálida que la que está a niveles más profundos y su acumulación propicia que aumente la temperatura, explica el profesor. Son los vientos de Levante los que traen a la línea litoral de Granada estas aguas superficiales y también otros elementos, como medusas o desperdicios y residuos vertidos en el mar.

El hecho de que la temperatura suba es especialmente preocupante para la vida en el mar, sobre todo aquella que se desarrolla en el fondo y que, por sus características, tiene poca o nula capacidad de buscar aguas más frías. Es el caso de las esponjas, anémonas o corales. También los erizos sufren con estas olas de calor marinas. Estos animales enferman, pierden sus púas y mueren en cantidades notables como consecuencia del repunte de la temperatura del agua. "Como sigan estas temperaturas se van a ver muy afectados", señala el colaborador del Departamento de Zoología de la UGR. Plantas como la posidonia pueden aguantar mejor el tirón, aunque sufren otras amenazas, recuerda Sánchez Tocino, como los vertidos de arena para regenerar playas.

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