Granada

El tour mágico de sus Majestades

  • Los Reyes Magos adelantaron su visita a las casas con un recorrido por la ciudad en el que repartieron 10.000 kilos de caramelos 19 carrozas los acompañaron en su ruta

Los protagonistas de ayer no fueron sus majestades, ni los de Oriente ni los de España a pesar de la fecha tan señalada, sino los niños. Para cada familia los suyos, claro, que para eso son los reyes de sus casas. Por eso la crónica del día de ayer se fragmenta en tantas historias con tantos personajes principales como rostros de niños observados por sus padres, sus tíos, sus abuelos... Sin embargo las miradas de esos pequeños sí convergían ayer en tres puntos: Melchor, Gaspar y Baltasar.

En su tradicional recorrido por la ciudad, los Reyes Magos no dejaron indiferente a ningún niño. Bueno, a casi ninguno, porque algunos estaban más pendientes de los caramelos. "Mira mamá todos los que llevo". "Pero hijo que te estás perdiendo la cabalgata". Sin embargo, Luis Gómez, a sus once años de edad, seguía con los ojos fijos en el suelo a la espera de la nueva remesa de golosinas para abalanzarse sobre ellas.

Su madre lo observaba desde arriba con la hermana de Luis en brazos. Marta Gómez, de sólo cinco años de edad, prefería ver el festival de la cabalgata desde el punto más alto posible para no perder detalle y poder comentar la jugada con su amiga Paola Becerro, también de cinco años.

Allí, encaramadas alternativamente en los brazos o los hombros de sus pacientes progenitores, las dos amigas comadreaban sobre la multicolor comitiva entre risas constantes y nerviosas.

El encargado de abrir el desfile -compuesto por 19 carrozas tiradas por vehículos adornados por todo un zoológico de corcho y cartón piedra- fue un singular coro de ángeles blancos que animaba el cotarro a ritmo de batucada. Con esta estampa se abría el cortejo del rey Melchor, que ayer era el Señor Rojo y tenía unas facciones muy similares a las de José Pedraza, del restaurante Ruta del Veleta.

El cortejo azul estaba compuesto por la Banda de la Estrella con sus componentes uniformados en esta ocasión con trajes de beduinos. Tras cinco carrozas del séquito de su Majestad, 20 componentes de la tropa de esta comitiva portaban estandartes árabes, guiones, abanicos, palio y ofrendas de oro.

Pero si la expectación de la visita nocturna a casa y la mañana de juguetes generaba ciertos nervios entre los pequeños, entre los mayores todo era jolgorio y ganas de fiesta. Con ese ánimo al menos disfrutaban de la marcha real Juan Martín, Mario Álvarez y Sergio Hengge que habían acudido a ver la cabalgata ataviados con tres vistosas pelucas rosa chicle y acompañados de sus esposas y sus seis hijos, con edades comprendidas entre los seis y los trece años.

Los niños, más serios y en primera fila, disfrutaban de la comitiva mientras sus padres, que se definían como "unos profesionales de la cabalgata", pedían a las carrozas que les echasen "peluches" y las madres contemplaban el panorama en una discreta tercera fila.

Pero lo que ayer convertía en una fiesta la marcha no eran los caramelos que llovían desde las carrozas sino la música. Desde la fiestera canción de La Mosca Tsé-Tsé con la coreada letra Yo te quiero dar, hasta infantil Susanita tiene un ratón de Rosa León, al paso de sus Majestades todo se cantaba y se bailaba por niños y no tan niños, que para eso era la noche de Reyes y la del sábado.

La Banda de las Tres Caídas, también vestida al estilo beduino, fue la encargada de poner banda sonora festiva al cortejo de Gaspar, un Señor de Azul pero de melena pelirroja con el rostro pecoso de Luis López, el que fuese presidente del Granada CF.

Este cortejo azul también estaba compuesto por cinco carrozas y una tropa de 20 componentes que portaban el estandarte asirio, guiones, abanicos y una ofrenda de incienso.

Pero ni el colorido ni la música ni el ambiente fiestero impidió que surgiesen también algunas críticas entre el público como la de Adela Mendoza, que acudió con su hija Adelita Romero, que con sólo un año y un mes veía la cabalgata impasible: sin el entusiasmo de otros niños mayores pero sin las llanteras ni el susto de otros vecinos de su quinta. Sin embargo, su madre y su abuela, Nani Cuadros, contemplaban el desfile con ganas de divertirse pero con talante crítico. "Que chungo este año". "Echan menos caramelos que otros", comentaban entre ellas y con el resto de los asistentes.

En total, sus majestades repartieron 10.000 kilos de caramelos y otras chucherías, como bolsas de pipas y quicos, que impactaron con poca fortuna y bastante daño en la cabeza de algunos espectadores (como la de la arriba firmante).

El cortejo de Baltasar fue el más espléndido, aunque también el más agresivo, en este sentido. La encargada de anunciarlo fue la Banda de Cornetas y Tambores de Jesús Despojado, como no, también uniformada al estilo beduino. Tras las correspondientes cinco carrozas del séquito de su majestad, los 20 componentes de la tropa portaban estandartes egipcios, guiones, abanicos, palio, cuerpo de baile, forzudos arrastrando el trono real y una ofrenda de mirra.

La carroza de Baltasar, el Señor de Verde que era igual que Enrique Lanz pero en negro, cerró el cortejo antes del epílogo de la carroza de los Bomberos de Granada y la hipermarchosa de Pollos Arenas.

Sus Majestades, que salieron desde la plaza de Gran Capitán, se recogieron en el Ayuntamiento de Granada, donde los esperaba el duende Fermín y el alcalde, que en esta ocasión vio su séquito algo mermado: de los 108 policías locales que estaba previsto que cubrieran el evento, al final sólo trabajaron 54 por el enfrentamiento que este colectivo mantiene con la Concejalía de Personal. Por suerte, la jornada transcurrió sin incidentes y sus Majestades se despidieron de los niños para empezar el reparto de regalos, que continuaba al cierre de esta edición.

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