La otra tradición del 2 de enero en Granada: las campanadas de la Torre de la Vela
Tradiciones
Miles de granadinos hacen tañer la campana del torreón alhambreño para cumplir sus deseos para el nuevo año
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La campana de la Torre de la Vela ha vuelto a repicar este lunes como cada 2 de enero impulsada por turistas y foráneos y, dos años después de su "silencio" por el Covid, ha recordado la tradición centenaria que apunta que las mujeres que la hagan sonar encontrarán un novio y se casarán este mismo año.
El tañer de la Torre de la Vela que ha inspirado canciones y letras de amor se ha extendido repetitivo y constante por Granada otro 2 de enero después de dos años acallado por la pandemia.
Una tradición tan popular como centenaria dice que la soltera que agarre con fuerza su cuerda y tire hasta hacerla sonar se casará antes de que acabe el año, aunque el repique hay que repetirlo tres veces: una para encontrar al novio adecuado, otra para casarse y una última para ser feliz.
Escalar hasta el pie de la Torre por su escalinata estrecha y desparejada ofrece la recompensa de convertirse en campanero de esta insigne torre vigía, un privilegio que hoy han reclamado hombres y mujeres, solteros y casados, locales y extranjeros, porque las tradiciones también se renuevan.
La Torre de la Vela, una de las edificaciones más ilustres de la Alhambra y desde la que antaño se anunciaban terremotos y turnos de riego, ha sonado hoy romanticona como guiño a esos anhelos de las que buscan esposo.
"A ver si me sale novio y me caso", se ha escuchado en un recinto ordenado para guardar cola, que lograr que suenen campanas de boda bien merece una espera.
"Yo he tirado fuerte las tres veces que marca la tradición pero para pedir un contrato bueno y estable que me haga feliz para toda la vida", ha explicado a Efe Dolores Valenzuela, que ha dicho que en el amor le fue mejor los dos años sin campanazo.
La campana de los deseos, colocada en época cristiana sobre una edificación de 16 metros de lado y casi 27 de altura, ha resonado todo el día con las ilusiones de algunas y la inconsciencia de muchos otros, que de todo ha pasado hoy por la Torre de la Vela.
Solteros encantados y otros que quieren dejar de serlo, casados que ignoran la tradición y se lanzan al disfrute de provocar ruido y otros que solo quieren dar el campanazo y provocar un ruido monumental han tenido su trocito de protagonismo durante toda la jornada.
Y para los que no quieran campanas de boda o ya hayan pasado por el altar, la Torre de la Vela ofrece la posibilidad de pedir cualquier otro deseo porque, también en lo del amor, para gustos, colores
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