Llegada de inmigrantes a Granada

El verano arranca con más control del flujo migratorio y un 27% menos de inmigración

  • Entre enero y mayo fueron trasladados a la costa granadina 1.368 inmigrantes, 506 menos que en 2018

  • El nuevo CATE de Motril se mantiene como la asignatura pendiente en materia de inmigración

Varios inmigrantes de la patera rescatada el pasado 23 de mayo, siendo trasladados por Salvamento Marítimo hasta el Puerto de Motril.

Varios inmigrantes de la patera rescatada el pasado 23 de mayo, siendo trasladados por Salvamento Marítimo hasta el Puerto de Motril. / Efe

Un total de 1.368 inmigrantes. Esta es la cifra de personas que entre enero y mayo –hasta el día 27 concretamente– de este año han cruzado el Mediterráneo en patera y han llegado hasta la costa granadina. Sí, la cifra es menor que la del 2018, periodo en el que hubo 1.874 según datos de la Subdelegación del Gobierno de Granada, pero pese a ello sigue siendo desorbitada. Son más de 1.300 personas las que se han jugado la vida en el mar en busca de "una vida mejor" y a partir de ahora, con la llegada del verano en unos días y la estabilidad del buen tiempo, volverá a incrementarse.

La inmigración continúa siendo uno de los grandes frentes de España, sobre todo en Andalucía y Granada, provincia a la que a lo largo del pasado año llegaron 9.492 personas en patera y en la que el Gobierno, a través de la Subdelegación, tuvo que hacer frente a diversas polémicas a tenor de ella. Precisamente, una de las principales asignaturas pendientes en esta materia es el famoso CATE de Motril, el Centro de Acogida Temporal de Extranjeros.

Las actuales instalaciones están obsoletas y, además, son insuficientes –sólo tienen capacidad para 80 personas– a tenor de la cantidad de inmigrantes que llegan hasta la costa granadina. Es más, hace justo un año se vivió una 'suelta de inmigrantes' en la estación de autobuses de Granada, debido a que la falta de espacio en las instalaciones motrileñas obligó a que los inmigrantes tuvieran que ser trasladados hasta la Jefatura Superior de Policía y tras las 72 horas que marca la ley que han de ser retenidos para su identificación, fueron liberados.

Esta situación de colapso propició que Motril comenzase a habilitar pabellones deportivos, tras intentar de manera infructuosa adecuar la instalación militar EVA-9 como CATE, lo que provocó el rechazo absoluto por parte de los vecinos y del Ayuntamiento, ante la posibilidad de que podría tratarse de un CIE encubierto.

Inmigrantes de una patera llegada el 17 de mayo a Motril. Inmigrantes de una patera llegada el 17 de mayo a Motril.

Inmigrantes de una patera llegada el 17 de mayo a Motril. / Efe

Así, se llegó a la opción de habilitar un campamento de la UME en las instalaciones del Puerto, no sin antes haberse tenido que quedar atracado durante toda una noche el barco de Salvamento Marítimo y ejercer de centro de acogida, ante la posibilidad de que los inmigrantes se pudieran quedar a la intemperie.

Aunque la medida de las carpas de la UME iba, supuestamente, a permitir el cierre del antiguo CATE –denunciado como insalubre incluso por el Defensor del Pueblo Andaluz–, las 250 plazas de las que disponía había ocasiones en las que se quedaban cortas. Eso, sumado a las lluvias de los primeros días del otoño que dejaron anegado el campamento.

En octubre, volvió a estallar otra crisis en este sentido, cuando el Consejo de Ministros aprobó una inversión de 3,3 millones para adecuar el EVA-9 como "un CIE", según las declaraciones de la portavoz del Gobierno, Isabel Celaá, que tuvieron que ser matizadas por la subdelegada del Gobierno en Granada, Inmaculada López Calahorro. "Un trámite burocrático obligado", pero que "no cambia en absoluto la situación: las obras del EVA-9 seguirán paradas", dijo López Calahorro, ante el rechazo que produjo ese anuncio del Gobierno en Motril.

Tras ello, llegaron los módulos prefabricados como medida provisional, que tampoco estuvieron exentos de controversia: sólo mandaron ocho, con capacidad para medio centenar de personas y después llegó la posibilidad de instalar el nuevo CATE junto a la central de CLH. Como desveló Granada Hoy, se trataba de unos terrenos del Puerto, fuera del recinto vallado de la autoridad portuaria, que tampoco fueron aceptados por Motril y que finalmente el Gobierno desestimó.

De momento, este tema sigue en stand by y según han indicado desde Subdelegación a este diario, "se sigue trabajando para mejorar las instalaciones que sirven para la atención de inmigrantes en el Puerto".

El SUP cree que cuando aumente la llegada de pateras se estará “en peor situación” que en 2018

Sin embargo, esta postura no contenta a los sindicatos policiales, al igual que tampoco lo hace el refuerzo designado a Motril (60 agentes), ni el descenso del 27% de inmigración que se ha dado estos primeros cinco meses del año que, según ha resaltado la subdelegada del Gobierno a este diario, se ha debido gracias "al trabajo que desde el Gobierno se está realizando en la gestión de los flujos migratorios, que se ha puesto de manifiesto con la inauguración, el pasado 21 de marzo, del Centro de Coordinación de Operaciones de la Autoridad para la Inmigración en el Estrecho y el Mar de Alborán (CCOE), con sede en Málaga".

Según la subdelegada, "este centro trabaja con los países de procedencia y tránsito de la inmigración para la prevención de los flujos y la lucha contra las mafias, al mismo tiempo que coordina las labores de salvamento y recepción de los inmigrantes con todos los organismo nacionales e internacionales implicados".

Pese a ello, desde el Sindicato Unificado de Policía (SUP) consideran que "ahora están llegando pocas pateras porque Marruecos esta haciendo más presión y controlando las salidas, pero cuando esto cambie, que cambiará, nos pillara en peor situación que el año pasado y el único responsable será el Gobierno". Asimismo, desde el SUP inciden en que las infraestructuras "son un año más viejas y dispersas", así como que "no se ha solucionado ninguno de los grandes problemas que hubo el año pasado".

El sindicato manifiesta que se continúa "con un CATE viejo que se ordeno cerrar y han tenido que reabrir sin ninguna obra de reforma; con módulos prefabricados para solo 50 inmigrantes, teniendo que montar servicio en tres puntos, lo que conlleva una necesidad de personal con la que no contamos".

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