Granada desafía la tormenta: el 8M clama por la igualdad resistiendo viento y lluvia en un marcha imparable

La manifestación ha contado con alrededor de 7.500 asistentes, quienes han recorrido las calles del centro en un día con alerta amarilla

Las mejores imágenes de la manifestación del 8M en Granada

Manifestación del 8M en Granada
Manifestación del 8M en Granada / Antonio L. Juárez

Granada/"La lucha sigue, cueste lo que cueste", esa ha sido una de las consignas más repetidas durante esta mañana de sábado en Granada. Como cada 8 de marzo, miles de personas han inundado las arterias principales de la ciudad para exigir una sociedad más igualitaria. Si algo se reivindica en esta marcha feminista cada año, es la capacidad de lucha contra la adversidad y la desigualdad de género en diversos ámbitos por parte de mujeres y colectivos. De esta forma, la primera batalla que ha tenido que librar el 8M granadino ha sido contra Jana, la borrasca de lluvia y potentes vientos que, aunque ha aportado un matiz épico al caminar de la manifestación, también ha mermado su participación.

La manifestación con motivo del Día Internacional de la Mujer ha contado con alrededor de 7.500 asistentes, los cuales han recorrido las calles del centro de Granada en un día con alerta amarilla activada por las condiciones meteorológicas.

Los tambores de la batucada han iniciado la marcha y entre el sonido atronador de ese acompañamiento ya tradicional cada 8-M han resonado cánticos como “Si nos tocan a una nos tocan a todas”, “8 de marzo, derechos para todas” o “alerta que camina la lucha feminista por las calles granadinas”. Gritos que ya han podido escuchar desde los Jardines del Triunfo, pasando por Gran Vía y Reyes Católicos hasta llegar al Paseo del Salón, lugar escogido para dar lectura al manifiesto de las plataformas convocantes.

Así, el color morado ha inundado la estampa, con cientos de personas luciendon sus galas púrpuras en camisetas, bufandas, banderas, globos, pintalabios, e incluso, paraguas.

Manifestación del 8M en Granada
Manifestación del 8M en Granada / Antonio L. Juárez

Los turistas grababan a los manifestantes y los observaban desde los balcones de los hoteles. La manifestación caminaba bajo un cielo gris repleto de rostros jóvenes, más presentes que en la edición del pasado 2024, la cual se celebró en viernes, jornada de vuelta a casa para pasar el fin de semana en el lugar de origen de miles de estudiantes.

Cristina y Mari Carmen son dos jóvenes estudiantes que no pudieron estar presentes en la manifestación anterior por este motivo, aunque no han dudado en acudir este sábado pese a las condiciones climatológicas. "Venimos a reivindicar nuestro derechos como mujeres, sobre todo para poder salir sin miedo", ha comentado Mari Carmen, quien ha confesado a este periódico que ha vivido multitud de situaciones machistas en la ciudad desde que llegó desde Almería para estudiar en la UGR. "Muchas veces he ido por la calle y me han dicho cosas ofensivas, porque no son piropos, no vienen a cuento".

Por su parte, Cristina, ha puntualizado que "se confunde el concepto de machismo y feminismo, porque el machismo es una conducta y el feminismo un movimiento que lucha por algo". La estudiante gaditana también ha relatado un hecho machista sufrido en Granada, "Me persiguieron y tuve que cambiar el camino de vuelta a mi piso. Miraba hacia atrás y veía que aún así me seguía. Es lo de siempre".

Manifestación del 8M en Granada
Manifestación del 8M en Granada / Antonio L. Juárez

Mientras tanto, una mujer que camina junto a la manifestación se preguntaba "¿No hay mujeres policías", refiriéndose a los agentes que escoltaban la manifestación. Sin embargo, esta anciana sí que aplaudió la presencia de una intérprete de lenguaje de signos, que caminaba en primera fila comunicando los cánticos y consignas en el lenguaje mencionado.

Como suele ser habitual, muchos hombres de diferentes edades han acompañado la marcha para apoyar la causa feminista. "Vengo porque las mujeres han sido un pilar fundamental en mi vida, gracias a ellas estoy donde estoy y no debajo de un puente. Al no tener un padre, ellas me han dado la vida y es muy bonito", explicaba emocionado Guillermo, uno de los tantos jóvenes que han acudido a este 8M.

Sin embargo, la manifestación no incluye únicamente a aquellos nacidos en tierras granadinas o españolas, sino que acoge a todo aquel que quiera alzar la voz. Desde el otro lado del charco acude Brando, un joven que considera que, en cuanto a movilizacion social, "hay mas conciencia sobre movilizarse cuando hay algo que preocupa en Méjico a diferencia de España, porque allá hay escenarios mas catastróficos, puesto que asesinan a 10 mujeres al día. Por eso sentía la necesidad de salir aquí ahora que no estoy en Méjico para pedir que mi hermana y mi mamá vuelvan seguras a casa".

Batucada durante la anifestación del 8M en Granada
Batucada durante la anifestación del 8M en Granada / Antonio L. Juárez

Con el discurrir de la manifestación, se siguen escuchando nuevas consignas, como "aquí estamos las feministas", "que viva la lucha de la mujer obrera", "trabajo sexual no es trabajo", "Granada será la tumba del fascismo", "de norte a sur, de este a oeste, la lucha sigue cueste lo que cueste"

Alcanzado la mitad del recorrido, comienzan a abrirse claros y la presencia de manifestantes baja considerablemente respecto al inicio, puesto que los chubasqueros y las capuchas no podían hacer frente al agua. El síntoma de la situación eran los propios carteles y pancartas, los cuales se han resentido y han lucido frases ilegibles, borradas por la lluvia y pancartas rajadas debido a las fuertes rachas de viento que complicaban siquiera dar pasos hacia delante. De hecho, era habitual contemplar a ciertos colectivos enrollar las pancartas y guardarlas puesto que la marcha se había convertido en una tarea titánica.

Aunque muchas de las consignas físicas se han retirado de la marcha para priorizar únicamente los cánticos, ha resistido la figura de Medusa, una representación de una mujer de unos 3 metros que ha vuelto a las calles de Granada tras la manifestación con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres del pasado 25 de noviembre.

Vanesa es una de las mujeres responsables de la figura, y ha explicado a Granada Hoy que esta "simboliza la resistencia de las mujeres ante diferentes circunstancias de la vida como la resistencia de ser madres o ante el acoso. De igual manera cada persona que la ve puede identificarse con ella dependiendo de cómo la interprete".

Manifestación del 8M en Granada
Manifestación del 8M en Granada / Antonio L. Juárez

Estas jornadas suelen dejar imágenes cargadas de emoción, y hoy no ha sido la excepción, puesto que la manifestación ha contado con madres cogiendo de la mano a sus pequeñas hijas, abuelas guiando a sus nietas entre la gente y matrimonios de personas mayores que mostraban un gesto de orgullo mientras observaban el avance de los manifestantes.

María del Mar no ha querido perderse la cita incluso ignorando su estado de salud, pues ha acudido en muletas. "Nunca me la pierdo, hay que defender nuestros derechos y no solo a nivel legal, sino que las mujeres puedan caminar tranquilas y eliminar violencias como la estética, la simbólica y otra represiones que las mujeres siguen padeciendo. Por eso aquí estamos y aquí seguiremos".

Finalmente, la marcha alcanzó el Paseo del Salón, un lugar en el que se pudo leer el apellido Pelicot en una de las pequeñas pancartas sujetadas por una joven. Esta referencia a Gisèle Pelicot, la mujer francesa drogada por su marido para que decenas de hombres abusaran de ella. La joven que reinvindica esta figura es Leire, también natural Francia, quien ha remarcado la "fuerza y la voluntad que ha tenido de mostrar su cara en un asunto tan mediático. La admiramos dentro de lo horrible que es lo que le ha pasado".

La lluvia y el viento han desgastado un recorrido por momentos festivo y repleto de reivindicaciones, sin embargo, el 8M granadino ha demostrado una vez más que es inquebrantable. Los asistentes han gritado bajo un cielo desafiante en cada calle, recordando que la igualdad no es una meta alcanzada, sino una travesía que debe contruirse día a día. Por tanto, la marea violeta ha dejado claro que la lucha sigue pase lo que pase, y cueste lo que cueste.

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