Medio Ambiente

El viento y las altas temperaturas disparan el riesgo de incendio en Granada a niveles máximos

  • Factores como la orografía o las masas continuas de pinar, claves en la propagación del fuego en determinados enclaves de la provincia

  • El Plan de Emergencia por Incendios Forestales de Andalucía incluye 147 municipios en Zona de Peligro 

Incendio en San Miguel.

Incendio en San Miguel. / Antonio L. Juárez

El intenso calor de estos días y la posibilidad de tormentas secas en zonas de sierra, en el interior de la provincia, sitúan el riesgo de incendio forestal en cotas máximas. Así lo indica el mapa elaborado por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), que señala que prácticamente toda la provincia está en una situación de "máxima" alerta. Un aviso que no debe caer en saco roto después de lo ocurrido en estos días en Sierra Bermeja, en la provincia de Málaga, o antecedentes más lejanos en el tiempo pero más próximos en lo geográfico como las 3.416 hectáreas que ardieron en Sierra Nevada en 2005.

La intensa ola de calor de estos días junto con el hecho de que el monte esté seco -en mayo apenas ha llovido- alientan la posibilidad muy alta de que se produzca un siniestro, que podría ser catastrófico si se dan las rachas de viento de las últimas jornadas, con rachas de hasta 63 kilómetros en el aeropuerto de Granada el pasado jueves 16. Hay más combustible vegetal y su sequedad propicia que se propaguen de forma más severa. Eso es uno de los "factores más importantes" a la hora de determinar el riesgo de incendio, explica el catedrático del Departamento de Análisis Geográfico Regional y Geografía Física de la Universidad de Granada, José Gomez Zotano. Avisos no faltan. En la jornada del jueves hubo en Granada un incendio y un conato, los dos ya extinguidos, según la información difundida en redes sociales por el Plan Infoca. El primero se registró en Alhendín, mientras que el segundo se localizó en Moraleda de Zafayona. Dos eventos que revelan lo delicada de la situación en estos días de aviso naranja en parte de la provincia por altas temperaturas.

"Aumentan los índices de peligro en Andalucía", advierten desde el Infoca, que destaca que este incremento es "una seria llamada a reactivar toda nuestra precaución". Además de este aviso, desde el dispositivo se anima a tener en cuenta siniestros como los de Moraleda de Zafayona y Alhendín.

Gómez Zotano explica que, en el caso de Granada, puntos como la Sierra de Lújar son especialmente sensibles. Entre la Costa y la Alpujarra, por un lado tiene la presión de los usos y actividades humanas en la zona, desde la agricultura al trasiego de personas, explica el catedrático. A esto se une el "abandono que caracteriza las zonas interiores". La desaparición de los usos tradicionales del terreno supone perder uno de los elementos que "mantenían a raya" precisamente los incendios forestales.

A esto se une la presencia, detalla el catedrático, de masas continuas de pino resinero. Esta especie está adaptada al fuego en el sentido de que cuando se produce un incendio sus semillas son capaces de germinar. Su adaptación les ha permitido ganar terreno frente a otras competidoras. Sin embargo, la recurrencia de los siniestros en el monte deja esta adaptación al entorno sin opciones. Los ejemplares no tienen tiempo de crecer y propiciar que haya una nueva generación cuando ya se produce otro evento.

Esas masas continuas de coníferas se dan bien por causas naturales o gracias a la mano del hombre, que recurrió a los pinos para reforestar espacios baldíos o frenar procesos de erosión. Esas plantaciones monoespecíficas se realizaron entre los 50 y 70 y aunque por un lado han cumplido con el cometido que se pensó cuando se sembraron, por el otro lado pueden favorecer incendios, explica el geógrafo. "Lo ideal son masas mixtas".

Un factor relevante es la situación de los municipios que están en entornos naturales. "Viven en el monte, pero a espaldas al monte, y eso es un problema", apostilla el catedrático de la UGR, que insiste en que debe haber un "esfuerzo" inversor en estas áreas para mantener los bosques "sanos, vivos y sacares provecho".

Otra arista del problema de los incendios forestales son, precisamente, los costes que tienen estos siniestros. "El valor de la naturaleza que se ha perdido en lugares como Sierra Bermeja es incalculable", resume Gómez Zotano, que también recuerda que en este paraje de la provincia de Málaga, en el fuego de 2021, falleció un bombero forestal. "No se puede poner precio a eso". Tras la extinción llega el momento de la recuperación, que requiere, según el geógrafo, de un estudio previo para determinar cómo actuar. "En algunos casos es mejor no intervenir", asegura el catedrático, que insiste en la necesidad de invertir antes de que ocurran estos siniestros y en cuidar aspectos como las condiciones laborales de los bomberos forestales.

Las reforestaciones son un elemento también a considerar en un contexto de cambio global, continua Gómez Zotano. Un bosque que se generó con unas determinadas condiciones climáticas puede que no se recupere con las mismas características si se mantienen las tendencias a aumento de las temperaturas.

Granada tiene enclaves especialmente sensibles de cara a la lucha contra el fuego. Uno de ellos es la ya mencionada Sierra de Lújar, donde la orografía es determinante y en el caso de un incendio puede propiciar una catástrofe similar a la de Sierra Bermeja, donde en 2021 ardieron más de 10.000 hectáreas. En la provincia granadina Sierras como las de Huétor o Tejeda, Almijara y Alhama y puntos como la Alpujara o la zona periurbana de la capital (especialmente enclaves como La Zubia o Cenes de la Vega) son puntos en los que extremar las medidas en jornadas como las de estos días. Precisamente en estas zonas limítrofes entre lo urbano y espacios naturales se determina otro riesgo asociado a estos episodios: la necesidad de evacuar y la posibilidad de que haya daños personales.

La provincia cuenta con 679.000 hectáreas de superficie forestal, según los datos de la Adecuación del Plan Forestal Andaluz publicado por la Junta, que señala que "los grandes incendios constituyen la principal amenaza para la supervivencia de muchos de los ecosistemas forestales y espacios naturales en Andalucía, conllevan graves impactos sociales y pérdidas económicas, además de poner en peligro vidas humanas y causar una generalizada alarma social". Según los datos de este Plan, cerca del 74% de estos siniestros tiene un origen en el hombre directo, el 38,5% son incendios intencionados y el 35,5% restante causado por negligencias. 

Las características de la provincia implican que se hayan incluido 147 de los 174 municipios de Granada dentro de Zona de Peligro. Este listado están dentro del Plan de Emergencia por Incendios Forestales de Andalucía elaborado por la Consejería. Estas localidades tienen la obligación de elaborar, actualizar y revisar su correspondiente Plan Local de Emergencias por Incendios Forestales (PLEIF).

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