Burgos-Granada CF La Crónica

Un estelar Jorge Molina rescata al Granada CF en Burgos (1-3)

Jonathan Silva pugna por el balón con un jugador local

Jonathan Silva pugna por el balón con un jugador local / Agencia LOF (Burgos)

El Granada CF prolongó su gran racha de resultados y sigue acercándose a la cabeza de la clasificación tras vencer por 1-3 al Burgos en un partido marcado por la sensacional actuación de Jorge Molina, con poco protagonismo en lo que va de curso pero que cambió la cara a los suyos en El Plantío y fue clave en el triunfo.

Los de Paco López firmaron una primera parte malísima, marcada por la lesión nada más empezar de Torrente y un tempranero tanto en contra. En la segunda tampoco hubo reacción, con los locales controlando el duelo, hasta que entró Jorge Molina.

El punta, unido a un cambio de dibujo ordenado por el técnico, cambió la cara al Granada. Marcó el empate, asistió a la perfección a Uzuni para el 1-2 y anotó el 1-3 final cuando el Burgos ya estaba con diez jugadores por la roja a Mourad.

El Granada firmó un primer tiempo lamentable, indigno de un equipo que pretende pelear por el ascenso. Esa bochornosa mitad inicial del encuentro tuvo un inicio para olvidar cuyo guion pareció firmado por el peor enemigo.

Todo se empezó a torcer en la primera jugada del choque, cuando apenas se había jugado medio minuto. Areso y Torrente llegaron con fuerza a la pugna por el balón dividido y la peor parte se le llevó el rojiblanco, que El Plantío volvía a la titularidad casi un año después de lesionarse de gravedad.

Fue atendido y parecía que podía seguir, pero las lágrimas afloraron rápido en su rostro mientras enfilaba desolado el banquillo, animado por todos los suyos. Ojalá que no sea nada.

Paco López se decidió para el reemplazo por el central del filial Miki Bosch, buscando mantener la zaga de tres centrales y dos carrileros por la que apostó. Igual se ese relevo se produce poco después, cuando ya lucía el 1-0 en el marcador y el paso de los minutos demostraba que el Granada ni estaba ni se le esperaba, hubiera elegido otra opción.

Apenas se había jugado nada por la lesión de Torrente y su sustitución, y lo siguiente que pasó fue el gol local. La defensa flotó a Gaspar, que se encontró sin oposición cerca de la frontal del área y se decidió a chutar con violencia. Reaccionó tarde un Raúl Fernández que, esta vez, no obró milagro en forma de parada.

Era el minuto 8 y estuvo parado el choque no pocos segundos porque se revisó la acción por un posible fuera de juego previo de Areso. Todo hacía indicar que el tanto iba a ser anulado porque a ojos neutrales parecía posición antirreglamentaria, pero en la Sala Var parece que fue Ramis quien tiró las líneas.

La primera parte, en la que de forma incomprensible sólo se añadieron tres minutos, fue un desastre casi total del Granada. Su único acercamiento, que no ocasión, fue un cabezazo inocuo de Weissman justo antes del intermedio.

El equipo de Paco López no jugó a nada. Se limitó a pegar pelotazos nunca aprovechados por sus atacantes. Callejón y Uzuni, partiendo desde banda, no la olieron. Weissman tampoco. Pol Lozano y Sergio Ruiz no construyeron nada, los carrileros apenas subieron, sobre todo un Jonathan Silva especialmente intrascendente, y los centrales no sabían que hacer cuando tenían el balón, salvo regalarlo. Un desastre.

El Burgos, como pez en el agua incomodando a los visitantes con su presión y cómodo al ganar las guerrillas en todas las partes del campo, tampoco tuvo más ocasiones claras en el primer tiempo, aunque llegó más que los rojiblancos, algo que tampoco era difícil.

Raúl Fernández tuvo que intervenir ante el remate de Bermejo en el minuto 37 en una acción de estrategia local, mientras la falta directa poco después de Curro se marchó fuera.

Puertas es presionado por dos jugadores del Burgos Puertas es presionado por dos jugadores del Burgos

Puertas es presionado por dos jugadores del Burgos / Agencia LOF (Burgos)

Lo ocurrido en el minuto 44 resume a la perfección el primer tiempo del Granada. El único saque de esquina a favor de los rojiblancos acabo en una peligrosa contra local que no se convirtió en el 2-0 por la incapacidad local para finalizar y la rapidez de Miki Bosch para corres hacia atrás.

Tan injustificable como el primer tiempo del Granada es que Paco López no tocara nada en el descanso. Mismos jugadores y mismo dibujo para iniciar un segundo tiempo que, como no podía ser de otra manera, mantuvo el mismo guion.

Incluso pudo marcar el Burgos el 2-0 en un centro de Curro que acabó con un remate de Bermejo que se marchó fuera por poco.

58 minutos tardó el técnico en tratar de agitar el choque. Lo hizo con la entrada de Bryan y Jorge Molina por un desacertado Antonio Puertas y un inédito Weissman, pasando el equipo a línea de cuatro atrás con Cabaco de lateral derecho, aunque después se colocó ahí Víctor Díaz.

La reacción

Pasó, por fin, a dominar el partido el Granada, aunque poder crear ocasiones era algo parecido a una utopía. Y de buenas a primeras, el 1-1 en el minuto 69.

Jonathan Silva filtró un pase al desmarque de ruptura de Sergio Ruiz, Caro salió mal y el balón llegó franco para que marcara Jorge Molina tras la asistencia del medio por encima del portero.

El tanto animó a los visitantes y Jorge Molina estuvo a punto de obrar la remontada en el minuto 74, cuando chutó tras una media vuelta magistral y el balón no encontró portería por centímetros.

Mandaba el Granada, aunque Areso se llevó un balón desde atrás y casi sorprende a un seguro Raúl Fernández.

Agotó cambios Paco López con la entrada de Perea y Bodiger por Callejón y Pol Lozano. Y enloqueció el partido. Caro evitó por los pelos el gol tras el cabezazo de Jorge Molina y, en esa misma acción tras saque del meta, Raúl Fernández se interpuso ante Artola en intento de marcar.

Parecía que podía marcar cualquiera y el que lo hizo fue Uzuni, el máximo goleador de Segunda que apareció en el momento clave, en el minuto 84. Miki Bosch mandó un balón en largo, Jorge Molina se aprovechó de que la zaga local estaba mal colocada y espero el tiempo justo para meter el balón perfecto al desmarque al área pequeña de Uzuni, que no falló en la suerte suprema.

De ahí al final mandó el Burgos, que se quedó en inferioridad numérica en el añadido al ser expulsado con roja directa Mourad por una patada sin balón a Cabaco.

En el epílogo, Jorge Molina coronó su espectacular actuación con el 1-3, batiendo a la perfección a Caro tras un contra, con asistencia incluida, llevada por Alberto Perea

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