"Lo tenía todo en contra y el Granada CF tiró de espíritu, orgullo, sacrificio y trabajo". Con estas palabras, el que fuera cancerbero internacional y ahora comentarista televisivo Santiago Cañizares resumía en Movistar LaLiga desde su punto de vista lo que había sido el encuentro que los pupilos de Diego Martínez acababan de saldar con éxito frente a una Real Sociedad que llevaba siete partidos sin conocer la derrota y que había llegado al Nuevo Los Cármenes con el punto de mira puesto en la cuarta plaza de la clasificación que ahora tiene a seis puntos.

A esos sustantivos se puede añadir el de fortuna, porque no está de más que la suerte sonría a los rojiblancos de vez en cuando, algo que ocurrió en el minuto 52 cuando un remate desde fuera del área de Víctor Díaz que tenía tintes de irse por la línea de fondo rebotó en el tacón de Germán para que el balón terminara en el fondo de la portería defendida por Remiro. Al final, fue el gol que decidió el encuentro y con el que el Granada se acerca a la psicológica barrera de los 40 puntos que, seguramente, no tardará mucho en sobrepasarse. La inercia del conjunto granadinista llevará a ello más pronto que tarde.

Dos defensas

Es cierto que la jugada del gol del Granada ante el conjunto vasco llegó a la salida de un córner, pero es significativo que los protagonistas de la jugada sean dos jugadores de la retaguardia. Indicativo de que en el Granada van todos a una.

Yangel Herrera, ante la Real Sociedad

Al igual que los de atrás se dejaron caer por la zona de ataque, también es de destacar el enorme esfuerzo de contención que hicieron los once que estaban sobre el césped.

Tan bueno fue el trabajo defensivo de todos los que vestían la rojiblanca a lo largo de todo el encuentro que el gran equipo que dirige Imanol Alguacil apenas inquietó a un Rui Silva que se quedó con el buen sabor de boca que deja volver a terminar un encuentro sin tener que sacar un balón de la portería, algo que en la competición liguera no ocurría desde prácticamente un mes y medio: concretamente fue el pasado 31 de enero, día en el que el Granada firmó un empate a cero tantos frente al Celta de Vigo en el Nuevo Los Cármenes. Era la jornada vigésimo primera.

Los bolillos encajan

Ni están todos ni todos los que están lo están en plenitud de condiciones. Bajo esta premisa, un Diego Martínez 'exiliado' en la grada tuvo que conformar un once que se partiera la cara frente a los txurin urdin. Los cambios también estaban prácticamente cantados para oxigenar a una plantilla que volvió a estar por encima de las circunstancias. El famoso encaje de bolillos del técnico volvió a relucir de nuevo.

Por cierto, se ha dado la casualidad de que el preparador gallego no ha podido sentarse en el banquillo en los dos enfrentamientos de esta temporada ante la Real Sociedad. En la mente de todos sigue aún el infame comportamiento de LaLiga con un club modesto al que se le obligó a jugar con futbolistas del equipo juvenil todo un partido de Primera División tras los casos de Covid-19 habidos en el viaje a Chipre cuando el Granada se midió al Omonia en la fase previa de la Liga Europa.

Más Europa

Toca otra semana frenética. Y van... Y toca otra semana para hacer historia. Y van... Sin apenas tiempo para paladear la más que interesante victoria frente a la Real Sociedad, ahora toca pensar en el Molde. Los noruegos, conocedores del desgaste que acumulan los rojiblancos han tomado la decisión de que el partido se vuelta de los octavos de final de la Liga Europa se juegue en Budapest ante la imposibilidad de disputarlo en su país, lo que supone un viaje más para el Granada.

El Granada quiere volver a tumbar al Molde

Los escandinavos, que andan por España de pretemporada, tendrán que hacer el mismo traslado, pero parten de una situación más relajada. Ellos no tuvieron que ganar el domingo al quinto clasificado de la liga española. A pesar de las adversidades, si la defensa repite la misma eficacia que hubo ante los donostiarras, los cuartos serán una realidad. Entonces, volverán las semanas frenéticas. Y serán ya ‘nosécuántas’.