Al Granada le da para competir pero no para sobresalir
La Resaca
El partido ante el Ceuta es el mejor ejemplo de la loable mejoría con el paso de las jornadas del equipo de Pacheta, capaz de plantar cara a cualquiera pero al que le cuesta un mundo ganar partidos
El partido jugado por el Granada este domingo en el Nuevo Los Cármenes contra el Ceuta da para sacar muchas conclusiones. La principal posiblemente sea que el equipo de Pacheta es capaz de plantar cara a cualquier rival, de competirle al oponente que sea de la categoría siendo incluso superior durante muchos minutos, pero que le cuesta un mundo ganar.
Los datos de los últimos meses de competición lo reflejan. Los rojiblancos no son inferiores a nadie y suman casi siempre, mas pocas veces vencen, sus triunfos se pueden contar con los dedos de una mano. Sólo cuatro en liga en 17 partidos. Nadie sale vencedor tan poco como el Granada. Se impone en uno de cada cuatro.
La primera parte del duelo ante el cuadro caballa fue muy buena, rozó lo sensacional. Con un poco de acierto ofensivo habría sentenciado el choque. Y esa es otra de las conclusiones del partido: el Granada tiene lo que tiene, que es una plantilla buena pero limitada, válida para la categoría pero justita, que le da para competir pero no para sobresalir.
Y eso en Segunda supone problemas para sumar de tres en tres. En una categoría tan igualada y dura, si perdonas lo pagas. Se puede pasar perfectamente en un abrir y cerrar de ojos de dominar a ser dominado, del 2-0 al 1-1, de rozar el triunfo a estar cerca de perder. Todo eso le ocurrió ante el Ceuta.
Es habitual, como ocurrió el domingo, que el Granada vaya de más a menos en sus partidos, que el inicio sea mejor que el final. Hay dos motivos principales. El primero es que demasiados jugadores se caen en el aspecto físico. Faye, Alemañ, Álex Sola, Pascual, José Arnaiz… todos ellos acabaron el encuentro reventados, ya sea jugando los noventa minutos o siendo sustituidos.
La segunda clave, reiterada durante la temporada y demasiadas veces repetida, es la deficiente aportación de los jugadores del banquillo. Pese a cumplir en la Copa en Tenerife, los suplentes habituales empeoran a los titulares. Trigueros y Gagnidze no están al nivel de los medios titulares, Bouldini por ahora no iguala a Pascual.
Y si en una plantilla tan justita y tan escasa de jugadores capaces de reivindicarse desde el banco te topas con bajas, como las de Sergio Ruiz, ausencia fundamental ante el Ceuta, Pablo Sáenz y Hongla, el asunto se complica aún más. Encima, Pacheta no estuvo fino al mantener en el campo a Faye y a Álex Sola hasta el final, pese a su deficiente tramo final de partido, en lugar de haber apostado por Rodelas, que siempre que sale aporta pero que cuenta por parte del técnico con muchos menos minutos de los que debería.
A bote pronto, y tras analizar tanto el último encuentro como la racha actual del equipo, la sensación es que este Granada no debería de tener apuros para alcanzar la permanencia pero que no está al nivel óptimo que tendría que estar para luchar por cotas mayores.
Si en el mercado invernal la plantilla fuera reforzada de forma adecuada y correcta igual podría cambiar la película en esta larguísima e imprevisible Segunda División que aún ni siquiera ha llegado al final de su primera vuelta.
Al Granada no le han pitado ningún penalti a favor esta temporada. Y hacerle, le han hecho algunos. No se olvida el de Valladolid a Pascual que podía haber evitado la única derrota del equipo en los últimos meses. El domingo, sin ir más lejos, Bouldini fue objeto de uno. El jugador del Ceuta le lleva agarrando desde antes del centro y lo derriba después para impedirle que llegue al balón. El árbitro no lo vio y tampoco el de la Sala VOR, pese a que por muchos menos que eso se han señalado penas máximas de primeras y también de segunda tras ser revisadas en el VAR. No hay suerte esta campaña con los árbitros.
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